Por Henriette Chacar y Ali Kucukgocmen
KAHRAMANMARAS/ANTIOQUÍA, Turquía, 14 feb (Reuters) -Numerosos supervivientes del terremoto que sacudió Turquía la semana pasada se unieron el martes a un éxodo masivo de las zonas afectadas, algunos abandonando sus hogares con pocas esperanzas de volver o de ver a sus seres queridos sacados con vida de entre los escombros, en un momento en que algunas de las operaciones de rescate están tocando a su fin.
“Es muy duro. (…) Empezaremos de cero, sin pertenencias, sin trabajo”, dijo Hamza Bekry, un sirio de 22 años originario de Idlib que vive en Hatay, en el sur de Turquía, desde hace 12 años.
“Nuestra casa se derrumbó por completo. Varios de nuestros familiares murieron, todavía hay algunos bajo los escombros”, añadió, mientras se preparaba para seguir a su familia a Isparta, en el sur de Turquía.
Hamza Bekry se convertirá en una de las más de 158.000 personas que han abandonado la vasta franja del sur de Turquía afectada por el terremoto, uno de los más mortíferos de la historia moderna en la región.
La catástrofe, cuyo número total de víctimas mortales en Turquía y la vecina Siria supera ya las 37.000, ha devastado ciudades enteras en ambos países, dejando a los supervivientes desamparados en medio del frío, a veces durmiendo sobre montones de escombros.
“No espero mucho de esta vida, pero la vida de nuestros hijos es importante”, dijo Riza Atahan, de Hatay, mientras subía a su mujer y a su hija a un autobús que se dirigía a un lugar seguro a unos 300 kilómetros de distancia.
En la destrozada ciudad siria de Alepo, el jefe de ayuda de la ONU, Martin Griffiths, dijo el lunes que la fase de rescate estaba “llegando a su fin” y que la atención se centraba en el refugio, la alimentación y la escolarización, mientras las bajas temperaturas reducían las ya escasas posibilidades de supervivencia.
En un parque infantil público de la ciudad de Gaziantep, en el sureste de Turquía, los refugiados sirios que se quedaron sin hogar a causa del terremoto utilizaron láminas de plástico, mantas, cartones y muebles rotos para levantar tiendas improvisadas sobre un trozo de hierba.
“La gente está sufriendo mucho. Hicimos una solicitud para recibir una tienda, ayuda o algo, pero hasta ahora no hemos recibido nada”, dijo Hassan Saimoua, un refugiado que se aloja con su familia en el parque infantil.
ENFADO
La búsqueda de supervivientes está a punto de terminar en el noroeste de Siria, controlado por la oposición, ocho días después del terremoto, dijo el jefe del principal grupo de rescate de los Cascos Blancos, Raed al Saleh.
“Los indicios que tenemos son que no hay (supervivientes), pero estamos tratando de hacer nuestras comprobaciones finales y en todos los sitios”, dijo.
Rusia también dijo que estaba concluyendo sus labores de búsqueda y rescate en Turquía y Siria y preparándose para retirarse de la zona de la catástrofe.
Ocho días después de la catástrofe seguían apareciendo noticias de rescates, como el de un joven de 18 años sacado de los escombros de un edificio en el sur de Turquía, el tercer rescate del martes.
Muhammed Cafer, de cuyo rescate informó la emisora CNN Türk, podía verse moviendo los dedos mientras se lo llevaban.
Poco antes, equipos de rescate habían sacado con vida de las ruinas de un bloque de apartamentos en la provincia turca de Kahramanmaras a dos hermanos, a los que la agencia de noticias Anadolu identificó como Muhammed Enes Yeninar, de 17 años, y su hermano, Baki Yeninar, de 21 años. Fueron trasladados a un hospital, aunque su estado no estaba claro.
Decenas de residentes y socorristas expresaron su desconcierto por la falta de agua, alimentos, medicinas, bolsas para cadáveres y grúas en la zona de la catástrofe en los primeros días tras los temblores.
“La gente no ha muerto por el terremoto, sino por las precauciones que no se tomaron antes”, dijo Said Qudsi, que perdió a su tío, su tía y sus dos hijos en el terremoto.
El presidente turco, Tayyip Erdogan, que se enfrenta a unas elecciones previstas para junio que se prevén las más duras de sus dos décadas en el poder, reconoció problemas en la respuesta inicial, pero dijo que la situación estaba ya bajo control.
Turquía se enfrenta a una factura de hasta 84.000 millones de dólares, según un grupo empresarial. El ministro turco de Urbanismo, Murat Kurum, dijo que unos 42.000 edificios en 10 ciudades se habían derrumbado, necesitaban ser demolidos urgentemente o habían sufrido graves daños.
La Autoridad de Gestión de Catástrofes y Emergencias informó el martes que el número de víctimas mortales en Turquía ascendía a 31.974. En Siria han muerto más de 5.814 personas, según un recuento de Reuters de informaciones de medios estatales sirios y de una agencia de la ONU.
El presidente sirio, Bashar al-Asad, accedió a permitir la entrada de ayuda de la ONU desde Turquía a través de otros dos pasos fronterizos a última hora del lunes, según el organismo mundial, en una medida que podría ayudar a hacer llegar la ayuda a los habitantes del noroeste de Siria.
Hasta ahora ha recibido poca ayuda en comparación con las zonas controladas por el Gobierno, lo que ha provocado el enfado generalizado de los habitantes de la región, que sienten que se les ha abandonado a su suerte.
(Información adicional de Maya Gebeily, Daren Butler, Ezgi Erkoyun, Jonathan Spicer, Timour Azhari, Mehmet Caliskan y Jake Cordell; escrito por Stephen Coates e Ingrid Melander; editado en español por Darío Fernández y Benjamín Mejías Valencia)