Por Laurie Chen y Andy Bruce
PEKÍN, 11 ene (Reuters) – La secretaria de Economía británica, Rachel Reeves, criticada por viajar a China en plena agitación de los mercados financieros en su país, afirmó el sábado que actuará para garantizar el cumplimiento de las normas fiscales del Gobierno.
Presionada por una fuerte subida de las tasas de interés británicas, Reeves defendió su presupuesto al inicio de la visita de dos días a China, donde intenta reactivar las conversaciones económicas y financieras de alto nivel, congeladas desde hace casi seis años.
“Las reglas fiscales que establecí en el presupuesto de octubre no son negociables y tomaremos medidas para garantizar su cumplimiento”, dijo Reeves a la prensa tras reunirse con el viceprimer ministro He Lifeng.
La subida de los costos de endeudamiento del Gobierno británico, debida en parte a la venta de bonos en todo el mundo, suscitó comparaciones con la crisis de los “minipresupuestos” de 2022, que obligó a la entonces primera ministra Liz Truss a abandonar Downing Street.
Sin embargo, los movimientos del mercado de esta semana han sido menos bruscos y hasta ahora no ha habido indicios de la tensión sobre los inversores institucionales que obligó al Banco de Inglaterra a realizar compras de bonos de emergencia en 2022.
Reeves, criticada por el Partido Conservador de la oposición por ir a China durante un periodo de agitación en los mercados de bonos, dijo que no haría un comentario sobre los movimientos.
Preguntada sobre si anunciaría medidas para reconstruir los colchones de las reglas fiscales en su actualización económica del 26 de marzo, Reeves dijo: “Me comprometí a hacer sólo un presupuesto al año y ese presupuesto será en otoño”.
El crecimiento económico seguía siendo la principal prioridad del Gobierno, afirmó Reeves.
Los acuerdos alcanzados con China este fin de semana, que incluyen compromisos para profundizar en el comercio de servicios financieros y ampliar las exportaciones agroalimentarias, tienen un valor de 600 millones de libras (732 millones de dólares) en los próximos cinco años para la economía británica, dijo Reeves.
Preguntada antes durante una visita a una tienda de bicicletas Brompton sobre si Reino Unido seguiría a Washington y Bruselas en la imposición de aranceles a los vehículos eléctricos chinos, Reeves, que estará en Shanghái el domingo, dijo: “Mantenemos los asuntos bajo revisión, pero tomamos decisiones en nuestro interés nacional”.
Las automotrices británicas “como Jaguar Land Rover, exportan sustancialmente a los mercados chinos, y queremos ayudarles a crecer”, dijo.
Tras su visita a la tienda de bicicletas, Reeves se reunió con el vicepresidente Han Zheng, a quien dijo que era “importante mantener un diálogo abierto y franco en las áreas en las que estamos de acuerdo, pero también en las que tenemos puntos de vista diferentes”.
“TERRENO COMÚN”
Su delegación, que incluye al Gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, al presidente de Standard Chartered, José Viñals, y al presidente de HSBC, Mark Tucker, se reunió a continuación con sus homólogos chinos, encabezados por el viceprimer ministro, He Lifeng.
Éste instó a las empresas financieras británicas a ampliar los servicios en renminbi y a promover una mayor internacionalización del yuan, al tiempo que las invitó a participar en las finanzas verdes y en el sector de las pensiones en China.
Reeves dijo que esperaba que China emita este año en Londres su primer bono verde soberano en el extranjero.
Su visita se produce tras el diálogo abierto el año pasado entre el primer ministro Keir Starmer y el presidente Xi Jinping, el primero entre los líderes de ambos países desde 2018.
Reeves dijo a He que la invasión rusa de Ucrania, el aumento de las tensiones geopolíticas y el cambio climático significaban que el entorno era más desafiante que cuando sus predecesores se reunieron por última vez.
“Es importante evitar que los saltos económicos debiliten nuestra seguridad nacional y resiliencia económica”, dijo, y agregó que tanto ella como He querían “encontrar un terreno común” en este sentido.
He afirmó que Pekín trabajará con Londres para garantizar un entorno empresarial justo y no discriminatorio para las empresas de cada país.
El enfoque adoptado por el Gobierno laborista de Starmer, elegido en julio, contrasta con el de la anterior administración conservadora, que adoptó una postura firme ante las diferencias con China -en particular en materia de derechos humanos, Hong Kong y las acusaciones de espionaje chino-.
La amenaza del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles a todas las importaciones podría complicar el objetivo de Starmer de reconstruir las relaciones con China.
China es el cuarto socio comercial de Reino Unido, con un comercio de casi 113.000 millones de libras (138.000 millones de dólares).
(1 dólar = 0,8162 libras)
(Reporte de Andy Bruce y Elizabeth Piper en Londres; Laurie Chen y Mo Yelin en Pekín; Escrito por Marius Zaharia; Editado en Español por Ricardo Figueroa)