Con sus amenazas, Trump consigue concesiones: algunas reales y otras no tanto

11 feb (Reuters) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha regresado a la escena mundial lanzando ultimátums a aliados y rivales por igual, insistiendo en que se pongan al servicio de los intereses estadounidenses o se enfrenten a las consecuencias.

Sus amenazas -desde grandes aranceles comerciales hasta la apropiación directa de recursos- forman parte de un enfoque transaccional de la diplomacia que suele ir acompañado de exigencias explícitas.

Muchos de sus objetivos se han apresurado a ofrecer concesiones. Algunas han sido reales, como el compromiso de comprar más productos estadounidenses o de invertir en actividades de Estados Unidos. En otros casos se ha tratado de una reformulación de una política que ya estaba en marcha, o de movimientos con más símbolo que sustancia.

A continuación, algunos de los detalles de esas respuestas desde la toma de posesión de Trump el 20 de enero:

FRONTERAS ESTADOUNIDENSES

Los 10.000 efectivos de la Guardia Nacional que México ha enviado a la frontera con Estados Unidos para trabajar en los controles migratorios y detener el flujo de drogas son claramente nuevas incorporaciones a su presencia de seguridad en la frontera.

Esa medida fue suficiente para que Trump suspendiera su amenaza de imponer fuertes aranceles comerciales la semana pasada. Sin embargo, la mayoría de los expertos dudan de que los refuerzos tengan un impacto real y se reservan el juicio por ahora.

En el caso de Canadá -que también obtuvo un aplazamiento de los aranceles- ya había anunciado en diciembre una inversión de 1.300 millones de dólares canadienses (909 millones de dólares) en seguridad fronteriza, dirigida contra el fentanilo, la inmigración irregular y el crimen organizado.

Al anunciar la suspensión de los aranceles estadounidenses el 3 de febrero, el primer ministro Justin Trudeau se refirió a “una nueva directiva de inteligencia” sobre la delincuencia y el tráfico de fentanilo respaldada por 200 millones de dólares canadienses.

También se comprometió a nombrar un “zar del fentanilo”, un nuevo cargo cuyo titular aún no ha sido designado.

JAPÓN

El abultado superávit comercial de Japón con Estados Unidos molesta desde hace tiempo a Trump, que no tardó en planteárselo al primer ministro, Shigeru Ishiba, en su primera visita a la Casa Blanca la semana pasada.

Aunque no está claro si Japón está en la línea de fuego de los aranceles, Ishiba dio señales de estar dispuesto a favorecer los intereses de Estados Unidos al comprometerse a aumentar la inversión japonesa en el país hasta un billón de dólares y a comprar gas, etanol y amoníaco estadounidenses.

Es probable que las inversiones incluyan una promesa de 100 millones de dólares que el presidente ejecutivo del grupo SoftBank, Masayoshi Son, hizo en una reunión con Trump en diciembre. Ishiba también mencionó los planes de nuevas fábricas en Estados Unidos de Toyota Motor Corp. e Isuzu Motors.

Trump también anunció lo que denominó avances en la oferta de Nippon Steel para adquirir a U.S. Steel por unos 14.900 millones de dólares. Dijo que cualquier propuesta debe adoptar la forma de una inversión en lugar de una compra directa.

Aún no está claro cómo Nippon Steel y U.S. Steel planean revisar su propuesta de acuerdo.

INDIA

Tachada anteriormente por Trump de “gran abusadora” en materia comercial, India lleva tiempo insistiendo en su disposición a abrir su economía, un mensaje que el primer ministro Narendra Modi subrayará durante su visita de dos días a Estados Unidos esta semana.

“No queremos dar a nadie ninguna señal de que queremos ser proteccionistas”, declaró a Reuters el secretario de Finanzas, Tuhin Kanta Pandey.

India está considerando recortes arancelarios en al menos una docena de sectores, desde la electrónica a los equipos médicos y quirúrgicos, pasando por los productos químicos, para impulsar las exportaciones estadounidenses en línea con los planes de producción nacional de Nueva Delhi, según funcionarios del Gobierno.

SEGURIDAD EN EUROPA

Trump comenzó a arengar a los aliados europeos de la OTAN sobre la necesidad de aumentar su gasto en defensa en su primer mandato, con cierto efecto.

El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, afirmó la semana pasada que el nuevo compromiso de gasto militar que se decidirá este año será “considerablemente” superior al objetivo del 2% del Producto Interno Bruto (PIB) que muchos aliados de la OTAN incumplían hace una década.

Es evidente que la guerra de Ucrania también ha centrado las mentes europeas en las necesidades de seguridad. Pero aún está por decidir cómo pagarán los gobiernos, con sus ajustados presupuestos, el aumento del gasto en defensa.

Aún más incierto es lo que sucederá con la afirmación de Trump de que Estados Unidos debe obtener una parte de los ingresos de la futura extracción de los depósitos ucranianos de tierras raras y otros minerales críticos a cambio de apoyar el esfuerzo de guerra.

Ucrania planteó la idea de abrir sus minerales críticos a la inversión de los aliados el año pasado y el presidente Volodímir Zelenski dijo en una entrevista con Reuters la semana pasada que estaba dispuesto a llegar a un acuerdo con Trump.

Pero Zelenski subrayó que Kiev no proponía “regalar” ningún recurso, sino ofrecer una asociación para desarrollarlos conjuntamente. Tampoco está claro cuántos de esos recursos se encuentran en el lado ruso de los frentes actuales.

(Reporte de Aftab Ahmed en Nueva Delhi; John Geddie en Tokio; Stephen Eisenhammer en Ciudad de México; Caroline Stauffer en Canadá; Escrito por Mark John; Editado en Español por Ricardo Figueroa)

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