Por Nellie Peyton
JOHANNESBURGO, Sudáfrica, 11 feb (Reuters) – Los ataques del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a lo que dice que es el maltrato en Sudáfrica a la minoría blanca están siendo recibidos con burlas en las redes sociales por algunos sudafricanos blancos que se burlan de sus propios privilegios.
Trump dijo la semana pasada que “ciertas clases de personas” estaban siendo tratadas “muy mal” en Sudáfrica, en referencia a un proyecto de ley firmado por el presidente Cyril Ramaphosa destinado a abordar las disparidades raciales en la propiedad de la tierra.
A continuación, recortó la ayuda a Sudáfrica y ofreció recibir como refugiados en Estados Unidos a los afrikáners, descendientes de los primeros colonos europeos, afirmando que eran “víctimas de una injusta discriminación racial”.
“¡USA, USA, USA!”, canta el cómico Bouwer Bosch en un video de TikTok mientras le dice a un amigo que se muda a Estados Unidos.
“¿Por qué conseguiste el estatus de refugiado?”, le pregunta el amigo.
“¡Porque soy blanco, hermano!”, responde, antes de añadir que regresará a su casa de la playa sudafricana en verano.
En un video de Instagram titulado “Un día en la vida de una sudafricana blanca oprimida”, una mujer bosteza en la cama.
“Mi marido me ha traído hoy un café helado porque lo más opresivo de este país es en realidad el sol”, dice.
El multimillonario de origen sudafricano Elon Musk, que ahora es un asesor clave de Trump, ha amplificado los ataques del presidente contra Sudáfrica, escribiendo en su plataforma de redes sociales X la semana pasada que el país tiene “leyes de propiedad abiertamente racistas”.
En otro video de Instagram, el cómico indio sudafricano Sed Pillay interpreta el personaje de un granjero afrikáner blanco que solicita asilo en Estados Unidos y no quiere dejar atrás a sus trabajadores agrícolas negros.
“Necesito hacer una petición especial: si por favor pudiera llevar a Sipho y Thandeka conmigo”, dice.
Tres décadas después del fin del régimen racista de segregación, los sudafricanos blancos, que representan menos del 10% de la población, siguen siendo propietarios de la mayor parte de las tierras de cultivo del país.
(Reporte de Nellie Peyton; Edición en español de Javier López de Lérida)