Por Idrees Ali, Humeyra Pamuk y John Irish
WASHINGTON/PARÍS, 13 feb (Reuters) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prometió un rápido final a la guerra de Ucrania, pero con las conversaciones a punto de comenzar, el autor de “El arte de la negociación” puede haber complicado su tarea al sacrificar parte de su ventaja.
Trump, que asumió el cargo el 20 de enero, conversó por separado el miércoles con el presidente ruso, Vladimir Putin, y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y dijo a los funcionarios estadounidenses que comenzaran las negociaciones para poner fin a la guerra de casi tres años.
Las conversaciones telefónicas se dieron poco después de que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, dijo a los aliados militares de Ucrania en Bruselas que un retorno a las fronteras de Ucrania anteriores a 2014 -antes de que Rusia se anexara Crimea- no era realista y que Estados Unidos no ve el ingreso de Kiev en la OTAN como parte de una solución.
Hegseth dijo que las tropas estadounidenses no tendrían ninguna presencia de seguridad en Ucrania.
Michael McFaul, exembajador de Estados Unidos en Rusia durante el Gobierno del presidente Barack Obama de 2012 a 2014, cuestionó la estrategia del Gobierno de Trump hacia Rusia y Ucrania antes de las inminentes negociaciones.
“¿Por qué el Gobierno de Trump está haciendo regalos a Putin -territorio ucraniano y no ingreso de Ucrania en la OTAN- antes incluso de que comiencen las negociaciones?”, preguntó McFaul en la red social X. “He negociado con los rusos. Nunca les das nada gratis”, agregó.
Rusia ocupa alrededor de una quinta parte de Ucrania y ha exigido a Kiev que ceda territorio y sea permanentemente neutral en cualquier acuerdo de paz. Ucrania exige a Rusia que se retire del territorio conquistado y quiere ingresar en la OTAN o garantías de seguridad equivalentes para impedir que Moscú vuelva a atacar.
Putin ha dicho en repetidas ocasiones que Rusia está abierta a conversaciones para poner fin al conflicto, pero que no obstante lograría sus objetivos en Ucrania de que Moscú asegure la “desmilitarización” y neutralidad del país.
Si bien funcionarios del Gobierno de Trump ya habían señalado que no apoyarían todos los objetivos de Ucrania, las declaraciones de Hegseth y Trump sacudieron a los aliados europeos.
“¿Sin pertenencia a la OTAN, sin botas sobre el terreno? Suena como abandonar Ucrania”, publicó en X el exministro de Asuntos Exteriores de Lituania, Gabrielius Landsbergis, en respuesta a los comentarios de Hegseth, que hizo antes de la Conferencia de Seguridad de Múnich para líderes políticos y militares que se celebra esta semana.
“Los delegados vuelan a Múnich no para negociar, sino para dar a Zelenski las malas noticias”.
Cuando se le preguntó más tarde el miércoles si los comentarios de Hegseth habían quitado cualquier ventaja a Estados Unidos, Trump dijo a los periodistas: “Estoy respaldando a Ucrania”.
‘CONCESIÓN A LA REALIDAD’
Stephen Wertheim, investigador principal de Carnegie Endowment, describió los comentarios de Hegseth como una “concesión a la realidad”.
“El comentario de Hegseth no implica ninguna disposición de Estados Unidos a reconocer el territorio ucraniano ocupado como legalmente ruso”, dijo, y agregó que descartar la pertenencia a la OTAN “señala a Rusia que un acuerdo realista puede ser alcanzable”.
Desde que comenzó la guerra en febrero de 2022, el predecesor de Trump, el presidente Joe Biden -junto con los aliados europeos- se mantuvieron firmes en exigir a Rusia que se retirara y sostuvieron la posibilidad de un eventual ingreso en la OTAN. Estados Unidos y Europa han dado a Ucrania decenas de miles de millones de dólares en ayuda militar.
Rusia también se ha visto aislada diplomáticamente en las Naciones Unidas, donde tres cuartas partes de los 193 miembros de la Asamblea General han votado repetidamente a favor de denunciar la invasión de Ucrania por Moscú y exigirle que retire sus tropas.
El Kremlin dijo el miércoles que Putin y Trump habían acordado reunirse, y que Putin había invitado a Trump a visitar Moscú. El viaje supondría un gran impulso para el presidente ruso, que se enfrenta a una orden de detención de la Corte Penal Internacional (CPI) por sus acciones en Ucrania.
Brett Bruen, exasesor de política exterior de la administración Obama, comparó la operación de Trump de reunirse con Putin con las dos cumbres de alto nivel que concedió en su primer mandato al líder norcoreano Kim Jong Un para intentar frenar el programa nuclear de Pyongyang.
Kim siguió adelante con el desarrollo de armas nucleares. “Este es el tipo de cosas por las que debes obtener concesiones”, dijo. “Exiges que el Kremlin no solo libere a más estadounidenses, sino que ceda territorio en Ucrania”.
MINERALES PARA LA SEGURIDAD
Las llamadas de Trump y las declaraciones de Hegseth coincidieron con una visita a Kiev del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, quien dijo que un acuerdo sobre minerales entre Kiev y Washington proporcionaría a Ucrania un “escudo de seguridad” de posguerra. Zelenski dijo que estaba dispuesto a llegar a un acuerdo para abrir los recursos minerales a la inversión estadounidense.
Trump señaló el miércoles un acuerdo de minerales proporcionaría seguridad para la financiación de Estados Unidos para Ucrania, diciendo: “Le dije a Biden, le dije: ‘Deberías estar pidiendo ya sea un préstamo o algún tipo de seguridad, como su petróleo y gas o algo por el dinero'”.
John Herbst, embajador de Estados Unidos en Ucrania entre 2003-2006 bajo la administración del presidente George W. Bush, dijo que Estados Unidos había renunciado a cierta influencia con Rusia, pero que la visita de Bessent a Kiev era una señal positiva.
“Trump está hablando de intercambiar armas estadounidenses por los minerales ucranianos. Así que este es un medio bajo la lógica de Trump para enviar armas a Ucrania”, dijo Herbst. “Eso es un gran acuerdo y muy positivo”.
Aun así, un acuerdo rápido en términos desiguales sería un precedente peligroso.
El legislador británico y exsecretario de Relaciones Exteriores James Cleverly dijo que comenzar una negociación estableciendo lo que una parte debe ceder no era “un movimiento fuerte”.
“Dar la impresión de que la invasión da réditos, no es un movimiento fuerte. Los regímenes nos observan de cerca. Enviemos el mensaje de que la violencia y la agresión no triunfan. Estoy con Ucrania”, publicó en X.
(Reporte adicional de Matt Spetalnick y Jonathan Landay en Washington Redacción de Michelle Nichols; Edición en español de Javier López de Lérida)