Por Guy Faulconbridge y Anton Kolodyazhnyy
MOSCÚ, 11 mar (Reuters) -Ucrania lanzó el martes su mayor ataque con drones contra la capital rusa y mató a dos trabajadores en un almacén cárnico, hirió a otros 18 y provocó un breve cierre de los cuatro aeropuertos de la capital que obligó a desviar decenas de vuelos, según autoridades rusas.
Un total de 337 drones ucranianos se derribaron sobre Rusia, 91 de ellos sobre la región de Moscú y 126 sobre la región de Kursk, donde las fuerzas ucranianas se han estado replegando, según el Ministerio de Defensa.
El ataque masivo con drones al amanecer se produjo justo cuando un equipo de representantes ucranianos se dispone a reunirse con un equipo estadounidense en Arabia Saudí para tratar de sentar las bases de unas posibles conversaciones de paz en esta guerra que ya ha cumplido tres años, y mientras las fuerzas rusas tratan de cercar a miles de soldados ucranianos en la región de Kursk, en el oeste de Rusia.
Kiev ha sufrido ataques masivos constantes por parte de Rusia durante la guerra y el martes dijo que Ucrania fue alcanzada por un misil balístico y 126 drones. Ha tratado de contraatacar a su vecina mayor, de vasta extensión, mediante ataques con drones contra refinerías de petróleo, campos de aviación e incluso estaciones de radar de alerta temprana.
El alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, dijo que el ataque del martes era el mayor ataque con drones de Ucrania contra la ciudad, que junto con la región circundante tiene una población de al menos 21 millones de habitantes y es una de las mayores áreas metropolitanas de Europa.
Un alto parlamentario ruso indicó que Rusia debería tomar represalias por el ataque del martes lanzando el misil hipersónico Oreshnik, que Moscú disparó a Ucrania en noviembre después de que Estados Unidos y Reino Unido permitieran a Kiev efectuar ataques al interior de Rusia con misiles aportados por Occidente.
El coronel general Andréi Kartapolov, presidente del comité de defensa del Parlamento y exviceministro de Defensa, dijo que tal decisión la debía tomar el presidente Vladimir Putin. “No obstante, creo que sería útil. Y no solo uno”, añadió.
Miratorg, uno de los mayores productores de carne de Rusia, dijo que dos empleados fallecieron debido a la caída de escombros.
Otras 18 personas resultaron heridas, entre ellas tres niños, pues algunas viviendas también han sido alcanzadas, dijeron autoridades rusas.
EL TRABAJO SIGUE
El gobernador de la región de Moscú, Andréi Vorobiov, publicó una foto de un apartamento destrozado con las ventanas reventadas. Sin embargo, no había señales de pánico en Moscú: la gente fue a trabajar con normalidad.
El organismo ruso de control de la aviación dijo que se habían suspendido los vuelos en los cuatro aeropuertos de Moscú para garantizar la seguridad aérea tras los ataques, aunque luego se han reanudado. Los vuelos se desviaron a otras ciudades.
Aunque el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dice que quiere instaurar la paz en Ucrania, la guerra se está recrudeciendo en el campo de batalla con una gran ofensiva rusa de primavera en Kursk y una serie de ataques ucranianos con drones en el interior de Rusia.
Rusia ha desarrollado un sinnúmero de “paraguas” electrónicos sobre Moscú y sobre instalaciones esenciales, con capas internas avanzadas adicionales sobre edificios estratégicos, y una compleja red de defensas aéreas para derribar los drones antes de que lleguen al Kremlin, en el corazón de la capital.
El conflicto bélico, el mayor en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, ha combinado un choque de desgaste de trincheras y artillería al estilo de la Primera Guerra Mundial con la gran innovación de los drones.
Moscú y Kiev han tratado de comprar y desarrollar nuevos aviones no tripulados, desplegarlos de forma innovadora y buscar nuevas formas de destruirlos, desde el uso de escopetas de agricultores hasta avanzados sistemas de interferencia electrónica.
Ambas partes han convertido drones comerciales baratos en armas mortíferas, al tiempo que aumentaban su propia producción.
Los soldados de ambos bandos han expresado tener un miedo visceral a los aviones no tripulados, y ambos bandos han utilizado en su propaganda vídeos macabros de ataques mortales con drones, en los que se ve a soldados volando por los aires en retretes o huyendo de vehículos en llamas.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, que ha tratado de aislar a Moscú de los rigores de la guerra, ha calificado de “terrorismo” los ataques ucranianos con drones contra infraestructuras civiles, como centrales nucleares, y ha prometido una respuesta.
Moscú, la ciudad más rica de Rusia con diferencia, ha experimentado un auge durante la guerra, impulsado por el mayor gasto en defensa desde la Guerra Fría.
(Información de Lidia Kelly en Melbourne, Guy Faulconbridge y Anton Kolodyazhnyy en Moscú; edición de Gerry Doyle y Andrew Cawthorne; edición en español de Jorge Ollero Castela)