Por Dave Sherwood
LA HABANA, 12 mar (Reuters) – El viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Carlos Fernández de Cossío, dijo que su gobierno no ha hablado aún de inmigración con la administración Trump, a pesar de que Estados Unidos está inmerso en una vasta represión migratoria que podría dejar a muchos cubanos en riesgo de deportación.
El gobierno del presidente Donald Trump está planeando revocar el estatus legal de unos 530.000 cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos a los que se les permitió entrar de forma legal a Estados Unidos bajo programas humanitarios temporales lanzados bajo el mandato de su predecesor, Joe Biden, informó Reuters la semana pasada.
La medida que se está estudiando formaría parte de un esfuerzo más amplio para poner fin a los programas de la era Biden, que permitieron la entrada en Estados Unidos de cerca de 1,8 millones de migrantes.
No obstante, la administración Trump aún no ha abordado el asunto de la inmigración o cualquier posible aumento de las deportaciones con Cuba, dijo De Cossío a Reuters en una entrevista a última hora del martes en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, en La Habana.
“No ha habido ninguna solicitud de esa naturaleza por parte del gobierno de Estados Unidos”, dijo De Cossío. “Ni siquiera nos hemos sentado a discutir aún si eso sería una posibilidad”.
La Casa Blanca, el Departamento de Estado y el Departamento de Seguridad Nacional no respondieron de inmediato a las solicitudes de comentarios.
En virtud de los acuerdos migratorios vigentes, que se remontan a los años 80, Cuba ha aceptado de forma rutinaria a inmigrantes deportados de Estados Unidos por vía aérea y marítima.
Dos de estos vuelos de repatriación han aterrizado en La Habana desde enero, dijo De Cossío. La mayoría llevan menos de 100 deportados.
Sin embargo, las deportaciones a gran escala de cubanos admitidos inicialmente de forma legal en Estados Unidos nunca se contemplaron en los acuerdos migratorios entre los dos países, dijo el viceministro.
“Cuando se hicieron los acuerdos, la posibilidad de que Estados Unidos admitiera a personas y luego las dejara de admitir no se consideraba entonces algo razonable. Así que cualquier cosa (así) tendría que ser discutida”, agregó.
De Cossío declinó decir si Cuba estaría dispuesta a cooperar con un acuerdo así, calificándolo de “poco realista e injusto”.
Cuba alega desde hace tiempo que Estados Unidos atiza la emigración masiva atacando su economía con sanciones y, al mismo tiempo, incentivando la emigración cubana con leyes que les ofrecen un camino más claro hacia la ciudadanía que a otras nacionalidades.
“No derribaron un muro, no tuvieron que saltar una valla para entrar en Estados Unidos, fueron invitados”, dijo De Cossío.
Estados Unidos culpa a Cuba de su crisis migratoria, acusando al gobierno comunista de la isla de gestionar mal la economía y violar los derechos humanos.
Los cubanos figuran entre los principales grupos que cruzan la frontera entre Estados Unidos y México, tanto a través de los programas de entrada legal de la era Biden como de manera ilegal en los últimos años.
Más de un millón de cubanos han abandonado la isla desde 2020, cerca de una décima parte de la población, un éxodo que, según los demógrafos, tiene pocos paralelismos fuera de la guerra.
Estados Unidos y Cuba se reunieron por última vez para hablar de migración en diciembre, antes de que Trump asumiera el cargo, y la próxima cita está prevista para abril en Washington, aunque De Cossío afirmó que Washington no ha confirmado todavía ese encuentro.
(Reporte adicional de Ted Hesson en Washington; editado en español por Carlos Serrano)