MOSCÚ, 16 mar (Reuters) – Rusia luchaba el domingo para expulsar a los últimos soldados ucranianos del oeste del país, informaron las autoridades rusas, tras una incursión de siete meses por parte de Ucrania que pretendía distraer a las fuerzas de Moscú, obtener una baza para negociar y complicar al presidente Vladimir Putin.
En una de las batallas más impactantes de los tres años de guerra de Ucrania, las fuerzas ucranianas se abrieron paso a través de la frontera occidental de Rusia en Kursk el pasado agosto, en el que ha sido el mayor ataque contra territorio soberano ruso desde la invasión nazi de 1941.
Pero una contraofensiva relámpago de este mes ha reducido la zona bajo control ucraniano a unos 110 kilómetros cuadrados, frente a los más de 1.368 kilómetros que Kiev controló el año pasado, según mapas de libre acceso.
Yuri Podolyaka, uno de los comentaristas militares prorrusos más influyentes, dijo que Rusia había hecho retroceder a las fuerzas ucranianas hasta la frontera en algunas zonas, aunque se estaban librando intensos combates y que las fuerzas ucranianas estaban contraatacando a medida que se retiraban.
Los mapas del campo de batalla tanto de Ucrania como de Rusia mostraban dos focos unidos de fuerzas ucranianas en el lado ruso de la frontera en Kursk. Rusia declaró que estaba retirando un gran número de minas de la zona.
El presidente Volodímir Zelenski dijo el sábado que sus tropas no estaban rodeadas, pero dio la voz de alarma sobre lo que dijo podría ser un nuevo ataque ruso contra la región ucraniana de Sumy (noreste), fronteriza con Kursk.
El influyente comentarista militar prorruso Two Majors afirmó que los avances de las fuerzas rusas en el campo de batalla habían permitido a Rusia amenazar Sumy, pero advirtió de que las fuerzas ucranianas llevaban tiempo reforzando las defensas.
(Reporte de Guy Faulconbridge; Edición en español de Javier López de Lérida)