WIDER IMAGE-Los caballos salvajes de Galicia corren peligro, pese a su papel clave en los incendios

Por Nacho Doce y Charlie Devereux

AMIL, España, 25 mar (Reuters) – Los incendios que solían arder cada verano en los bosques del pueblo gallego de Barro, en España, han disminuido a casi ninguno desde que Lucía Pérez comenzó a pastorear caballos salvajes allí.

“Solía haber incendios todos los años, pero desde 2019, cuando empezamos a venir aquí, hemos tenido un pequeño incendio el primer año y nada desde entonces”, dice Pérez, de 37 años, explicando cómo, al limpiar la maleza entre los árboles, los caballos ayudan a impedir que el fuego prenda y se propague.

Según los científicos, la prevención de incendios es una de las muchas funciones que desempeñan los caballos salvajes en la conservación de los delicados ecosistemas de la región noroccidental de Galicia. Pero la mayor bagualada de Europa se ha reducido a menos de la mitad de los 22.000 que vagaban por sus montañas, bosques y brezales en la década de 1970.

En el brezal de Serra da Groba, 80 kilómetros al suroeste de Barro, un grupo de caballos salvajes se da un festín con las flores amarillas del tojo, “limpiando selectivamente” una planta especialmente combustible, explica Laura Lagos, investigadora de la Universidade da Coruña.

Esto permite que prosperen otras plantas, como el brezo de flores púrpuras y los asfódelos blancos. También ayuda a preservar el brezo alrededor de las turberas, abundantes en musgos esfagnáceos, uno de los ecosistemas más eficaces para capturar carbono.

Un estudio realizado en 2021 por la Universidade da Coruña, en el que participó Lagos, descubrió que el pastoreo de brezales por caballos salvajes era el mejor para prevenir incendios al mismo tiempo que fomentaba la biodiversidad vegetal y capturaba carbono, en comparación con otros usos potenciales de la tierra como la plantación de pinares a largo plazo, bosques de eucaliptos a corto plazo o el pastoreo de animales domésticos.

“Los estudios demuestran que donde pastan caballos salvajes aumenta la biodiversidad de los brezales”, afirma Lagos. “Son una parte fundamental del ecosistema. Benefician tanto a la flora como a la fauna asociadas a estos espacios abiertos”.

El pastoreo de ovejas y vacas también puede prevenir incendios, pero los caballos tienen características fisiológicas particulares que les permiten prosperar en el terreno gallego, incluidos unos bigotes que parecen diseñados para proteger sus labios de los espinosos tojos.

“Parecen especialmente adaptados a comer tojos y son resistentes: una vaca no puede vivir todo el año en el páramo”, explica Lagos.

GRABADOS NEOLÍTICOS

El tiempo más seco y caluroso debido al cambio climático está aumentando la frecuencia de los incendios en Galicia. La región perdió 96.900 hectáreas por incendios entre 2001 y 2023, según Global Forest Watch.

Esto ha coincidido con la proliferación en Galicia del eucalipto, una especie pirófita que depende de los incendios para ayudar a liberar y esparcir semillas. Los eucaliptos también reducen los pastos para los caballos, ya que bajo ellos sólo crecen helechos.

Un misionero en el siglo XIX los trajo desde Australia a Galicia y se han extendido gracias a la demanda de su madera por parte de las fábricas locales de pasta de papel, ahora representan el 28% de todos los árboles de Galicia, según un estudio del gobierno local.

En septiembre, el pueblo de San Colmede se salvó de un incendio que arrasó 270 hectáreas de eucaliptos y matorral en las colinas circundantes gracias al pastoreo de animales y a los robles, castaños dulces y abedules autóctonos que crecen cerca del lugar y arden más lentamente, actuando como escudo, dijo el bombero César Leiros.

“Vimos el pueblo rodeado por el fuego, pero gracias a los árboles autóctonos, al desbroce que hacemos nosotros y al que hacen nuestros animales, el pueblo se salvó”, dijo Leiros.

Los grabados rupestres que representan a caballos salvajes cazados por hombres son una prueba de su existencia en Galicia que se remonta al Neolítico.

Con el tiempo, humanos y caballos entablaron una relación. Conocidos como “besteiros” en gallego, velaban por la salud de los caballos salvajes a cambio de domesticarlos ocasionalmente o venderlos como carne.

Una vez al año se reunían los caballos en la llamada Rapa das Bestas (“Esquila de las Bestias”) para despiojarlos, vacunarlos y cortarles las crines para dificultar que los lobos los cazasen.

El más famoso, el de Sabucedo, atrae a miles de turistas que acuden a ver cómo los caballos son derribados al suelo para ser tratados.

(1 dólar = 0,9220 euros)

(Información de Nacho Doce y Charlie Devereux; edición de Janet Lawrence y Sharon Singleton; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)

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