La Fed no intervendrá, dada la incertidumbre sobre la dirección de la economía

WASHINGTON, 7 abr (Reuters) – El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, ha enviado mensajes contundentes cuando lo ha considerado necesario, saliendo en televisión para prometer el máximo apoyo a la economía cuando se produjo la pandemia del COVID-19, utilizando un lacónico discurso en 2022 para lanzar un severo mensaje sobre la inflación, e interviniendo para respaldar a los mercados financieros tras la quiebra en 2023 del Silicon Valley Bank.

Sin embargo, dado que la Powell y la Fed están tratando de adivinar, al igual que el resto del mundo, hacia dónde lleva la economía el presidente Donald Trump, el presidente de la Fed indicó el viernes que este no es el momento para un “Fed put” —el término de Wall Street para las intervenciones del banco central con el fin de detener las sangrías bursátiles—, pese a que la riqueza de los hogares se está evaporando, con riesgos reales para la actividad económica.

“Hay que esperar y ver qué ocurre, incluso por nuestra parte, y parece lo correcto en un momento de elevada incertidumbre”, dijo Powell, dejando claro que la Fed no se apresurará a recortar los tipos de interés como lo haría si hubiera una crisis que exigiera una respuesta obvia del banco central.

De hecho, el crecimiento del empleo en marzo se mantuvo fuerte, según los datos publicados el viernes, aunque Powell se cuidó de señalar que las cifras se recogieron antes de los anuncios de aranceles de Trump.

“No está claro en este momento (…) el camino apropiado para la política monetaria”, dijo. “Vamos a tener que esperar y ver cómo se desarrolla esto.”

Aunque los movimientos de los precios de las acciones pueden afectar a la economía al cambiar la riqueza de los hogares y cambiar las expectativas, la dinámica de las primeras semanas de Trump en el cargo ha creado tal ventisca de señales contradictorias que la Fed, hasta ahora, no tiene fácil elegir su senda.

Últimamente se ha convertido en una máxima de la banca central moverse rápido y con contundencia cuando un problema es evidente.

Sin embargo, para la Reserva Federal ha sido igual de importante en sus decisiones recientes evitar tomar medidas que luego haya que deshacer. Ese es un riesgo que correría si Powell y otros parecieran inclinarse a favor de los recortes de tipos para estabilizar la economía en un momento en el que la mayor inflación, y la posible necesidad de que los tipos sigan siendo más altos, también es una amenaza.

UNA CONMOCIÓN DE DISTINTO SIGNO

La Reserva Federal subió los tipos rápidamente a partir de 2022, ya que necesitaba controlar la inflación, y luego los recortó un punto porcentual el año pasado, cuando la inflación se ralentizó.

Los dirigentes monetarios parecen ahora cómodos esperando, ya que a las subidas de aranceles podrían seguir otras medidas fiscales y tributarias que podrían cambiar de nuevo las perspectivas.

En el momento actual, el “primer trabajo de Powell es eliminar la opinión de que la Fed está a punto de recortar mucho los tipos de interés a toda prisa”, dijo el exvicepresidente de la Fed y profesor de economía de Princeton Alan Blinder. “Eso no significa que la Fed nunca vaya a recortar los tipos de interés en respuesta a la situación. Si esto se convierte en una recesión, la Fed probablemente recortará.”

Ningún dirigente de la Fed admitirá jamás que algo parecido a una “Fed put” forma parte de su kit de herramientas, pero Wall Street ha tenido fe en su existencia durante casi cuatro décadas.

El término surgió por primera vez con el nombre de “Greenspan put”, acuñado después de que el exjefe de la Reserva Federal Alan Greenspan recortara los tipos e inyectara liquidez tras el famoso desplome bursátil del “lunes negro” de octubre de 1987. Los sucesivos dirigentes de la Reserva Federal han respondido a las crisis posteriores con otras medidas de gran calado que han ayudado a contener las pérdidas del mercado o incluso a revertirlas.

Pero por ahora, atrapada entre la posibilidad de un debilitamiento de la economía junto a un estallido inflacionista impulsado por los aranceles, la Fed puede optar por la inacción.

“Cuando nos enfrentamos a una inflación elevada, fue doloroso para el país, (…) pero sabíamos lo que teníamos que hacer” y empezamos a subir los tipos de interés para frenar la demanda y las presiones sobre los precios, dijo Powell. “Durante la pandemia estaba muy clara la dirección que debíamos tomar, con determinación, y lo hicimos”, con rápidos recortes de los tipos de interés y una serie de otros programas para restablecer el crecimiento y el empleo.

Lo que se está produciendo ahora no es una conmoción provocada por una enfermedad, un bloqueo de las cadenas de suministro o un embargo de petróleo, como ocurrió en los años setenta, sino por una decisión de la Casa Blanca de gravar las importaciones a niveles muy superiores a los previstos por los analistas, y de una forma que ha provocado represalias por parte de China y se esperan más contramedidas por parte de otros países.

La opinión cada vez más extendida, sin embargo, es que los aranceles de Trump obstaculizarán el crecimiento, si no desencadenan una recesión. El viernes, JP Morgan se unió al bando de la recesión, con sus economistas estimando que el producto interior bruto para todo el año disminuirá un 0,3%, por debajo de una estimación anterior de crecimiento del 1,3%, y que la tasa de desempleo subirá al 5,3% desde el 4,2% actual.

SIN PRISA

El tipo medio de los aranceles sobre las importaciones de Estados Unidos —aproximadamente 3 billones de dólares de importaciones anuales— se multiplicará quizás por diez, pasando del 2,5% al 25% o más.

Es previsible que el impacto inicial se deje sentir en los precios, a medida que los productores e importadores repercutan al menos parte de esos costes en los consumidores.

Los economistas prevén que esta subida de precios se traduzca a lo largo del año en una inflación general quizá un punto porcentual o más superior a la que se registraría en otras circunstancias, y mucho más alejada del objetivo del 2% de la Reserva Federal.

A medida que los hogares y las empresas se adapten a los precios más altos, se espera que también se produzca una ralentización de la demanda, una combinación que, como mínimo, apunta a la estanflación.

Powell y otros responsables de la Fed no creen que estén todavía en un punto en el que su capacidad para alcanzar su objetivo de inflación esté directamente en conflicto con el objetivo de mantener bajo el desempleo.

“No estamos en una situación como la de los años setenta”, dijo Powell, cuando una inflación de dos dígitos coincidió con un desempleo relativamente alto.

“Pero los efectos secundarios ahora mismo serían una inflación más alta y quizás un desempleo más alto”, dijo Powell. “Eso es difícil para un banco central”, ya que los dos retos exigen soluciones diferentes.

Hasta que no esté más claro en qué dirección se dirige la economía y a qué velocidad, “parece que no necesitamos tener prisa”.

(Reporte de Howard Schneider; edición de Dan Burns y Daniel Wallis; editado en español por Tomás Cobos)

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