Por Jeff Mason
WASHINGTON, 14 abr (Reuters) -El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, dijo el lunes que no tenía planes de devolver a un hombre deportado por error desde Estados Unidos, al reunirse con el presidente Donald Trump en la Casa Blanca.
En una cita en el Despacho Oval, Trump elogió a Bukele por abrir el sistema penitenciario de su país para albergar a presuntos pandilleros y detenidos que el republicano quiere deportar, y dijo que enviaría a El Salvador a tantas personas que viven ilegalmente en Estados Unidos como fuera posible.
Estados Unidos ayudaría a El Salvador a construir nuevas prisiones, añadió Trump.
Su administración ha deportado a cientos de personas, en su mayoría venezolanos, a El Salvador en virtud de la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, incluido un residente de Maryland que Washington ha reconocido haber deportado por error.
Bukele dijo que no tenía poder para devolver al salvadoreño Kilmar Ábrego García a Estados Unidos.
“La pregunta es absurda. ¿Cómo puedo introducir de contrabando a un terrorista en Estados Unidos?”, dijo Bukele, haciéndose eco de la afirmación de la administración Trump de que Ábrego García es miembro de la pandilla criminal MS-13.
Trump, que llegó al poder prometiendo reformar la política de inmigración de Estados Unidos, ha encontrado en Bukele un aliado para ese esfuerzo. Los inmigrantes que El Salvador acepta de Estados Unidos son alojados en una prisión de alta seguridad que, según críticos, comete abusos contra los derechos humanos.
Trump se reunió con Bukele en la Casa Blanca para hablar de una mayor cooperación en materia de seguridad y migración, la adopción de Bitcoin por parte de El Salvador y los aranceles.
Grupos de derechos humanos afirman que Bukele ha encarcelado a miles de personas sin las debidas garantías procesales en el marco de una amplia campaña de represión contra las pandillas, afirmaciones que el mandatario salvadoreño rechaza.
Bukele dijo a Trump que se le acusa de encarcelar a “miles” de personas. “Me gusta decir que en realidad liberamos a millones”, afirmó.
El presidente estadounidense reaccionó alegremente al comentario de Bukele. “¿Crees que puedo usar eso?”, preguntó Trump, y criticó a sus oponentes demócratas por su gestión de la frontera estadounidense.
“Es un pecado lo que hicieron, y usted nos está ayudando. Se lo agradecemos”, afirmó.
El Departamento de Estado levantó la semana pasada su advertencia para los viajeros estadounidenses a El Salvador al nivel uno, el más seguro, dando crédito a Bukele por reducir la actividad de las pandillas y el crimen violento.
Estados Unidos deportó el sábado al país centroamericano a otras 10 personas que presuntamente son miembros de pandillas, dijo el secretario de Estado, Marco Rubio, quien calificó la alianza entre Trump y Bukele como “un ejemplo para la seguridad y la prosperidad en nuestro hemisferio”.
Abogados y familiares de los migrantes detenidos en El Salvador dicen que no son pandilleros y que no tuvieron oportunidad de refutar la afirmación del gobierno estadounidense de que lo eran. La administración Trump dice que investigó a los migrantes para asegurarse de que pertenecían a pandillas como el Tren de Aragua y la MS-13, a las que califica de organizaciones terroristas.
El mes pasado, después de que un juez dijera que los vuelos que transportaban migrantes procesados bajo la Ley de Enemigos Extranjeros debían regresar a Estados Unidos, Bukele escribió en las redes sociales que era demasiado tarde, junto a unas imágenes en las que se veía a unos hombres siendo sacados a toda prisa de un avión en la oscuridad de la noche.
El caso de Kilmar Ábrego García, residente en Maryland que fue enviado al llamado Centro de Confinamiento para Terroristas de El Salvador el 15 de marzo a pesar de una orden que lo protegía de la deportación, ha llamado especialmente la atención.
La Corte Suprema de Estados Unidos confirmó una orden de la jueza Paula Xinis que ordenaba al Gobierno “facilitar y efectuar” su regreso, pero dijo que el término “efectuar” no estaba claro y podría exceder su autoridad.
(Reporte de Jeff Mason; Editado en Español por Ricardo Figueroa y Natalia Ramos)