Por Sebastian Pellejero
NUEVA YORK, 15 abr (Reuters Breakingviews) – No lloren por Argentina todavía. El nuevo préstamo de 20.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional para la Albiceleste podría parecer la triste continuación de décadas de intervenciones que no lograron estabilizar la economía de la nación sudamericana.
Pero al desmantelar los estrictos controles sobre el valor oficial de su moneda, el presidente Javier Milei abre la puerta al comercio internacional justo cuando los abrumadores aranceles estadounidenses deterioran las relaciones globales.
El paquete del FMI, mayor de lo esperado, respaldará los esfuerzos de Argentina por eliminar la paridad del peso vigente desde 2019.
Siempre fue un esfuerzo inestable: el viernes, el precio oficial de la moneda cerró en 1.074 por dólar estadounidense, pero los tipos de cambio paralelos de uso común a nivel local se situaron en 1.355.
Al permitir que el peso fluctúe libremente dentro de una banda que se amplía con el tiempo, Milei facilita el acceso a los mercados globales y los inversores están respondiendo.
La brecha entre ambos tipos de cambio se achicó al 5% desde el 26% de la semana pasada, los bonos internacionales de Argentina se recuperaron y el índice accionario S&P Merval subió.
Se trata de un cambio radical para un país que a menudo enfrenta a los financieros internacionales. Una cesación de pagos de deuda en 2002 desencadenó años de disputas con inversores, liderados por Elliott Management, de Paul Singer.
Por otro lado, una disputa por la expropiación en 2012 de YPF, una empresa de petróleo y gas, resultó en una sentencia judicial estadounidense de 16.000 millones de dólares a favor del fondo Burford Capital, que aún se encuentra en litigio.
El FMI señala con ironía que el programa de 2022 “no alcanzó” sus objetivos.
Mientras tanto, aunque las tasas de inflación y pobreza han disminuido, se mantienen en 56% y 38%, respectivamente. Sin embargo, Milei tiene el tiempo de su lado.
Mientras los mercados de todo el mundo se recuperan de los amplios aranceles del presidente Donald Trump, Argentina está relativamente aislada, con el comercio con Estados Unidos representando menos del 3% del PIB.
La gran reserva de materias primas del país podría tentar a los socios comerciales que buscan reorientar sus cadenas de suministro.
El país austral, con las terceras reservas más grandes del mundo de litio, un ingrediente crucial para las baterías que se utilizan en todo, desde automóviles hasta la estabilización de las redes eléctricas, puede beneficiarse del aumento del gasto en infraestructura.
Alrededor del 85% de sus 19.000 millones de dólares en exportaciones de soja el año pasado se destinó a China, una ventaja si la República Popular se desvincula de los suministros de Estados Unidos.
Algunos inversores internacionales ya muestran su apoyo. El gestor de fondos de cobertura Stanley Druckenmiller declaró a la CNBC en 2024 que estaba comprando acciones argentinas.
Jay Newman, exgestor de cartera de Elliott, ha presentado argumentos en contra del laudo judicial de Burford.
Milei mantiene una estrecha relación con la administración Trump. Esta vez, por fin, podría ser realmente diferente.
CONTEXTO
El 11 de abril, el Fondo Monetario Internacional aprobó un préstamo de 20.000 millones de dólares para Argentina para ayudar al banco central en sus esfuerzos por deshacer gran parte de sus controles monetarios y de capital, mientras que el Banco Mundial anunció su propio paquete de apoyo de 12.000 millones de dólares.
Según los cambios anunciados, el peso argentino se cotizará ahora dentro de una banda de expansión gradual de entre 1.000 y 1.400 pesos por dólar estadounidense, alejándose del tipo de cambio anterior, que permitía una depreciación mensual de tan solo el 1%.
El peso se depreció un 10% el 14 de abril.
(Traducido por Walter Bianchi,; Editado por Nicolás Misculin)