OBITUARIO-El papa Francisco sacudió la Iglesia con una simplicidad que desató la ira conservadora

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CIUDAD DEL VATICANO, 21 abr (Reuters) – El papa Francisco cambió más que ningún otro antecesor el rostro del papado moderno al rechazar gran parte de su pompa y privilegios, pero sus intentos de hacer la Iglesia católica más inclusiva y menos sentenciosa lo convirtieron en un enemigo para los conservadores nostálgicos de un pasado tradicional.

El primer papa de América Latina y el primer jesuita murió el lunes a los 88 años, dijo el Vaticano en un comunicado en video.

Francisco sacudió al Vaticano con su simpleza y sus intentos por restaurar la credibilidad de una Iglesia católica golpeada por escándalos financieros y sexuales.

Heredó una Iglesia dividida tras la renuncia en 2013 de su predecesor, Benedicto XVI. La brecha entre conservadores y progresistas se amplió cuando Francisco, un argentino, fue elegido como el primer papa no europeo en 1.300 años.

Durante casi una década hasta la muerte de Benedicto en 2022, hubo dos papas vestidos de blanco en el Vaticano, lo que causó mucha confusión entre los fieles y desató llamados a establecer normas escritas sobre el rol de los papas retirados.

La intensidad de la animosidad conservadora hacia el papa se hizo evidente en el 2023, cuando se supo que el difunto cardenal australiano George Pell, una figura del movimiento conservador, fue el autor de un memorando que condenaba el papado de Francisco como una “catástrofe”.

Francisco nombró al 80% de los electores cardenales que elegirán al próximo papa, lo que aumenta, pero no garantiza, la posibilidad de que su sucesor continúe con sus políticas progresistas. Algunos expertos del Vaticano han predicho un sucesor más moderado y menos divisivo.

Durante su pontificado, una constitución del Vaticano reformada permitió que cualquier laico católico bautizado dirigiera la mayoría de los departamentos en la administración central de la Iglesia católica. A su vez, puso a más mujeres en roles de alto nivel en el Vaticano que cualquier otro.

Francisco tenía 76 años cuando fue elegido para el cargo y su salud fue generalmente buena durante la mayor parte de su papado. Se recuperó bien de una cirugía intestinal en 2021, pero un año después, un problema en la rodilla le obligó a bajar el ritmo. Nunca fue aficionado al ejercicio y la restricción de una silla de ruedas y un bastón provocaron un aumento de peso.

Su incapacidad para ayudar a poner fin a la guerra en Ucrania fue una gran decepción. Desde el día de la invasión rusa en febrero de 2022 hizo llamamientos por la paz en casi todas sus apariciones públicas, al menos dos veces por semana.

El conflicto llevó las relaciones entre el Vaticano y la Iglesia ortodoxa rusa a un nivel bajo en 2022 cuando Francisco dijo que su patriarca Kirill, quien apoyó el conflicto, no debía comportarse como “el monaguillo de Putin”.

Hizo frecuentes llamamientos por la liberación de los rehenes tomados por los militantes de Hamas, pero aumentó sus críticas a la campaña militar de Israel en Gaza, antes del acuerdo de cese al fuego de enero de 2025 en la guerra entre Israel y Hamas que estalló en octubre de 2023.

ACOSADO POR LOS CONSERVADORES

Los conservadores no estuvieron contentos con el papa desde el principio debido a su estilo informal y su decisión de permitir que mujeres y musulmanes participen en un rito del Jueves Santo antes restringido a hombres católicos.

Se mostraron reacios a sus llamados para que la iglesia fuera más acogedora con las personas LGBTQ+, su aprobación de bendiciones condicionales para parejas del mismo sexo en 2023 y sus repetidas restricciones al uso de la misa en latín. 

El papa dijo que los conservadores, cuyos gurús espirituales eran Pell y el cardenal estadounidense Raymond Leo Burke, querían encerrar al catolicismo en una armadura. 

Un puñado de otros cardenales hablaron en conferencias donde los participantes se referían abiertamente a Francisco como el precursor del anticristo y del fin del mundo.

“No siento que deba juzgarlos”, dijo el papa a Reuters en 2018. “Rezo al Señor para que Él calme sus corazones y también el mío”, afirmó. Pero tras la muerte de Benedicto, Francisco perdió la paciencia y despojó a Burke de privilegios, incluidos un apartamento subsidiado y un salario.

Los conservadores también se vieron alterados por su decisión de declarar inadmisible la pena capital en todos los casos y sus frecuentes ataques a la industria armamentista.

ESCÁNDALOS DE ABUSO SEXUAL

El papado de Francisco también estuvo marcado por su lucha por restaurar la credibilidad de una iglesia sacudida hasta sus cimientos por los escándalos de abuso sexual del clero, aunque la gran mayoría de los crímenes ocurrieron antes de su elección.

Francisco convocó a casi 200 líderes eclesiásticos en el 2019 sobre abuso sexual infantil, emitió un decreto histórico que hacía a los obispos responsables del abuso o de encubrirlo y abolió el “secreto pontificio” en estos casos. Víctimas dijeron que había sido “demasiado poco, demasiado tarde”.

La pandemia del COVID-19 lo obligó a cancelar todos los viajes en 2020, privándolo del contacto con la gente. Sin embargo, también dijo que la pandemia ofrecía una oportunidad para reducir la brecha entre las naciones ricas y pobres. 

“Podemos salir de esta pandemia mejor que antes, o peor”, decía con frecuencia.

Francisco llevó el diálogo de la Iglesia católica con el Islam a nuevas alturas en 2019 al convertirse en el primer papa en visitar la península arábiga, pero los conservadores lo atacaron como “hereje” por firmar un documento conjunto sobre fraternidad interreligiosa con líderes musulmanes.

DE BUENOS AIRES AL VATICANO

Nieto de italianos que emigraron a Argentina durante la Gran Depresión, Jorge Mario Bergoglio nació en una familia de clase media en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936.

Asistió a una escuela técnica secundaria y trabajó un tiempo como técnico químico en un laboratorio de alimentos. Después de decidir convertirse en sacerdote, estudió en el seminario diocesano y en 1958 ingresó a la orden religiosa jesuita.

Por esa época, cuando tenía 21 años, contrajo neumonía y tuvo que someterse a una operación para extirpar la parte superior de un pulmón debido a quistes.

Mientras aún estaba en el seminario, su vocación se vio puesta a prueba cuando se “deslumbró” por una joven que conoció en una boda familiar. Sin embargo, se mantuvo firme en sus planes y fue ordenado sacerdote jesuita en 1969, ascendiendo rápidamente a dirigir la orden en Argentina.

Esto coincidió con la dictadura militar de 1976-1983, durante la cual hasta 30.000 opositores fueron secuestrados y asesinados.

El Vaticano ha negado las acusaciones de algunos críticos en Argentina de que Francisco permaneció en silencio durante las violaciones de derechos humanos o de que no protegió a dos sacerdotes que desafiaron la dictadura.

Como arzobispo de Buenos Aires entre 2001 y 2013, chocó con frecuencia con el Gobierno argentino, diciendo que necesitaba prestar más atención a las necesidades sociales.

UN INICIO SIMPLE

Francisco se ganó el cariño de millones con su simplicidad minutos después de su elección como papa el 13 de marzo de 2013.

“Hermanos y hermanas, buenas noches”, fueron sus primeras palabras desde el balcón de la Basílica de San Pedro, apartándose del tradicional saludo “¡Alabado sea Jesucristo!”.

El primer papa de América Latina y el primer jesuita en ocupar el cargo, Francisco también fue el primero en seis siglos en asumir la Iglesia tras la renuncia de un papa.

Tomó el nombre de Francisco en honor a Francisco de Asís, el santo asociado con la paz, la preocupación por los pobres y el respeto al medio ambiente.

En esa primera aparición, el nuevo papa rechazó la “mozetta” roja, con pieles, y tampoco usó una cruz de oro, sino que conservó la misma cruz de plata envejecida que llevaba como arzobispo de Buenos Aires.

También desaparecieron los lujosos “zapatos rojos del pescador” usados por sus predecesores. Mantuvo los mismos zapatos negros sencillos que siempre utilizó y usó relojes de plástico de 20 dólares, regalando algunos para que fueran subastados para la caridad.

En su primera reunión con periodistas, tres días después, dijo: “Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres”.

VIDA MODESTA

Dentro de la pequeña ciudad-Estado, donde algunos cardenales vivían como príncipes, Francisco renunció a los amplios apartamentos papales en el Palacio Apostólico y nunca se mudó del hotel del Vaticano.

La residencia de Santa Marta, un edificio moderno con un comedor común, se convirtió en el centro neurálgico de la Iglesia católica, que tiene más de 1.300 millones de fieles.

“Eso me salvó la vida”, dijo a Reuters en una entrevista en 2018, explicando que los apartamentos utilizados por sus predecesores eran como un “embudo” que aislaba a los habitantes.

La limusina papal a prueba de balas fue enviada a los Museos Vaticanos y Francisco comenzó a ser transportado por Roma en un Ford Focus azul sin seguridad.

Su primer viaje fuera de Roma fue a la pequeña isla italiana de Lampedusa para rendir homenaje a los miles de migrantes que se ahogaron en el Mediterráneo tratando de llegar a Europa.

“En este mundo globalizado hemos caído en la globalización de la indiferencia. Nos hemos acostumbrado al sufrimiento de los demás. No nos afecta. No nos interesa. No es nuestro problema”.

PRESTIGIO MUNDIAL

Francisco gozó de un considerable prestigio internacional, tanto por sus llamados a la justicia social como por sus arriesgadas iniciativas políticas.

Realizó más de 45 viajes internacionales, incluidos los primeros de cualquier papa a Irak, Emiratos Árabes Unidos, Birmania, Macedonia del Norte, Bahrein y Mongolia.

En 2014, contactos secretos mediados por el Vaticano resultaron en un acercamiento entre Estados Unidos y Cuba.

En 2018, llevó al Vaticano a un acuerdo histórico sobre la designación de obispos en China, que los conservadores criticaron como una traición por parte de la iglesia.

Bajo su supervisión, el Vaticano y Naciones Unidas se asociaron para celebrar conferencias internacionales sobre el cambio climático y, en junio de 2015, emitió una encíclica en la que exigió “acción ahora” para salvar el planeta.

En la entrevista de 2018 con Reuters, dijo que la decisión del entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de retirarse del Acuerdo Climático de París de 2015 le había dolido “porque el futuro de la humanidad está en juego”. 

El papa y Trump estuvieron en desacuerdo en muchos temas, especialmente sobre inmigración. A lo largo de su pontificado, Francisco abogó por los derechos de los refugiados.

Visitó la isla griega de Lesbos y llevó a Italia a refugiados en su avión. Pidió a la Iglesia que trabajara para detener el tráfico humano y la esclavitud moderna.

Tras una ola de atentados de militantes islamistas en Francia en 2015-2016, incluido el asesinato de un sacerdote anciano que celebraba misa, el papa pidió a todas las religiones que declararan que matar en nombre de Dios era “satánico”.

EL EFECTO FRANCISCO

Aunque su estilo no fue bien recibido por todos los miembros de la jerarquía eclesiástica, algunos de los cuales se habían acostumbrado al lujo de mansiones y palacios, el “efecto Francisco” comenzó a calar en la institución.

En su deseo de conexión con sus fieles, se hizo conocido por llamar a personas sin previo aviso, generalmente después de que éstas le escribieran sobre un problema o él se enterara de que habían sufrido una tragedia. “Soy Francisco”, eran las palabras que sorprendían a quienes respondían del otro lado de la línea. 

También buscó mayor apertura con los periodistas. En un encuentro sin restricciones durante el regreso de Brasil en 2013, el papa, respondiendo a una pregunta sobre sacerdotes homosexuales, dio una respuesta que acaparó los titulares.

“Si una persona es gay, busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?”.

El comentario no marcó un cambio en la postura de la Iglesia, que considera los actos homosexuales como pecaminosos, pero se convirtió en un símbolo de su preferencia por la misericordia sobre la condena.

UNA IGLESIA PARA LOS POBRES

Desde el principio, Francisco envió señales claras a los sacerdotes y obispos sobre el tipo de iglesia que deseaba.

Dijo que no había lugar para “arribistas ni trepadores sociales” entre el clero, les dijo a los cardenales que no debían vivir “como príncipes” y afirmó que la iglesia no debía “diseccionar la teología” en salones lujosos mientras había gente pobre a la vuelta de la esquina.

“Si caen las inversiones en los bancos, es una tragedia y la gente dice ‘¿qué vamos a hacer?’, pero si las personas mueren de hambre, no tienen qué comer o sufren de mala salud, eso no es nada. Esa es nuestra crisis hoy. Una Iglesia que es pobre y para los pobres tiene que luchar contra esta mentalidad”, dijo.

A pesar de sus frecuentes viajes al extranjero, Francisco nunca regresó a su tierra natal tras ser electo Papa.

Pero en una entrevista con Reuters, Francisco dijo que no extrañaba Argentina. “Solo extraño la calle. Soy un ‘callejero’. Realmente me gustaría poder hacer eso de nuevo, pero ahora no puedo”.

(Información de Philip Pullella y Joshua McElwee; editado en español por Lucila Sigal, Maximilian Heath y Benjamín Mejías Valencia)

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