Por Daniela Desantis
ASUNCIÓN, 25 abr (Reuters) – Los productores y exportadores de soja de Paraguay se enfrentan a un arma de doble filo en la guerra arancelaria mundial: el impacto negativo de los precios volátiles, que se ve equilibrado por las esperanzas de una mayor demanda china de harina y aceite extraídos de sus granos.
El país es el tercer exportador mundial de soja, después de Brasil y Estados Unidos, con empresas comercializadoras como Cargill, Viterra y Bunge. Buena parte de su producción se destina a plantas de molienda en Brasil y Argentina.
Sin embargo, los agricultores se han visto afectados por la fluctuación de los precios, en parte impactados por el enfrentamiento arancelario entre Estados Unidos y sus socios comerciales incluido China, el principal comprador de soja.
“Es un tobogán”, dijo a periodistas esta semana Héctor Cristaldo, presidente de la Unión de Gremios de la Producción, refiriéndose a los aranceles estadounidenses que han sacudido los mercados y afectado los precios de los granos.
“Por la incertidumbre que generaron (los aranceles) todo se fue a la baja (…) no sabemos dónde va a rebotar y dónde se va a estabilizar el mercado”.
Un aspecto positivo es la mejora de las perspectivas meteorológicas para el próximo ciclo, después de que la sequía redujera la cosecha de soja del país a un estimado de entre 8,5 y 9 millones de toneladas métricas en la temporada actual. La soja tardía aún se está cosechando.
“Salimos de una condición climática de ‘neutral frío’ para pasar a un ‘neutral cálido’, lo que nos podría dar un buen nivel de precipitaciones”, afirmó Hugo Pastore, director ejecutivo de la asociación de exportadores paraguayos CAPECO.
Fuentes del sector estimaron una producción de más de 10 millones de toneladas para el ciclo 2025/26, ya que las lluvias aliviaron los cultivos y aumentaron el nivel de los ríos, un aspecto clave para el transporte de la oleaginosa. Datos del Gobierno estadounidense pronostican hasta 10,9 millones de toneladas.
El aumento será una ventaja para Paraguay, incluso si la siembra comienza más tarde. La caída de las exportaciones en el primer trimestre -a 2,2 millones de toneladas desde los 2,5 millones del año anterior- ha afectado los ingresos en dólares y ha debilitado la moneda local, el guaraní.
Sin embargo, las autoridades han advertido que la volatilidad del mercado tras los anuncios de aranceles comerciales y las nuevas regulaciones de la Unión Europea podrían generar más desafíos.
Los exportadores tienen hasta diciembre de 2025 para cumplir con las nuevas normas de la UE que exigen que toda la soja importada esté libre de deforestación.
“Estamos preocupados por la coyuntura, por un lado con los aranceles que hay mucha volatilidad en los mercados y por otro lado ver que sucede con la aplicación del reglamento de la UE”, afirmó Pastore.
El productor Valdecir De Souza, que cultiva soja cerca de la frontera de Paraguay con Brasil, dijo que tenía esperanzas tras las lluvias y que podía ver un lado positivo de los conflictos comerciales.
Afirmó que podría impulsar la competitividad local, suministrando granos a otros países para luego enviarlos a mercados finales como China. Paraguay no mantiene relaciones comerciales directas con Pekín debido a sus vínculos de décadas con Taiwán.
“Van surgiendo nuevas oportunidades para nosotros de entrar al mercado también con nuevos productos como el maíz, el trigo, la canola”, dijo De Souza, de 58 años. “Veo que por un lado es bastante preocupante pero por otro lado, puede ser que también se abren otras puertas para nuestro producto, nuestra soja”.
(Reporte de Daniela Desantis y Lucinda Elliott; Reporte adicional de César Olmedo; Editado por Javier Leira)