MADRID, 29 abr (Reuters) -El suministro eléctrico se había restablecido en la mayor parte de España y Portugal a primera hora del martes tras los enormes apagones sufridos en toda la península, aunque las autoridades seguían tratando de averiguar la causa del repentino corte.
En España, los colegios y las oficinas volvieron a abrir, el transporte público se reanudó tras largos retrasos, se aliviaron las retenciones de tráfico y muchos hospitales habían recuperado la energía, mientras que otros seguían funcionando con generadores.
El operador español Red Eléctrica dijo que era capaz de suministrar prácticamente toda la demanda de electricidad del país el martes por la mañana, mientras que su homólogo portugués, REN, dijo que a última hora del lunes tenía las 89 subestaciones eléctricas del país de nuevo en funcionamiento.
Las autoridades están siendo presionadas para que expliquen las causas de uno de los mayores apagones jamás vistos en Europa.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, dijo el lunes por la noche que el país había sufrido una precipitada pérdida de 15 GW de generación eléctrica en cinco segundos cerca del mediodía, equivalente al 60% de la demanda nacional.
La inestabilidad de la red provocó la interrupción de la interconexión eléctrica entre España y Francia a través de los Pirineos, lo que provocó un colapso general del sistema español, dijo a la prensa el lunes por la noche el jefe de operaciones de Red Eléctrica, Eduardo Prieto. Algunas zonas de Francia sufrieron breves cortes el lunes.
España es uno de los mayores productores europeos de energías renovables, y el apagón del lunes ha suscitado el debate sobre si la volatilidad del suministro solar o eólico ha hecho que sus sistemas eléctricos sean más vulnerables a este tipo de cortes.
John Kemp, analista energético y especialista en políticas públicas, dijo que encontrar causas claras de la secuencia de fallos que contribuyeron al apagón podría llevar a los investigadores varios meses.
“La región tiene una de las mayores penetraciones mundiales de generación renovable a partir de energía eólica y solar, por lo que el apagón será un caso de estudio sobre el impacto de los generadores renovables en la fiabilidad, así como en el reinicio tras un fallo generalizado”, afirmó.
En Portugal, el Gobierno informó de que los hospitales habían vuelto a funcionar, los aeropuertos estaban operativos aunque con retrasos en Lisboa, mientras que el metro de la capital estaba reanudando sus operaciones y los trenes funcionaban.
Marc Ferracci, ministro francés de Industria, dijo el martes a la emisora de radio RTL que Francia estaba mejor preparada para evitar apagones como los sufridos por España y Portugal y que el impacto en su país había sido “mínimo”.
CÁLCULO DE COSTES
Las autoridades madrileñas pusieron el martes autobuses gratuitos para llevar a la gente al trabajo y el metro y algunos trenes empezaron a funcionar, aunque con retrasos.
Durante la noche, los viajeros en tren quedaron varados en algunos de los principales centros neurálgicos de España, al cancelarse todos los servicios. En Madrid, algunos se vieron obligados a pernoctar en la estación o en el cercano recinto de conciertos Movistar Arena.
El lunes se declaró el estado de emergencia en varias regiones españolas, con el despliegue de 30.000 policías. En la estación de Atocha de Madrid, la policía y la Cruz Roja repartieron mantas y botellas de agua.
En Barcelona, el martes por la mañana, los propietarios de bares y restaurantes contabilizaban el coste de los productos perdidos tras medio día con sus neveras y congeladores apagados.
María Luisa Piñol, de 63 años, propietaria del bar Granja Isabel de la ciudad, dijo a Reuters a última hora del lunes que se había visto obligada a cerrar temporalmente sus puertas.
“Es imposible dar comidas”, dijo. “(Tenemos) miedo a que se nos eche a perder la comida, a tener que tirar todo lo que tenemos. No sabemos si lo cubrirá el seguro. Y bueno, y las pérdidas económicas, aparte de otras cosas”.
(Información de Inti Landauro y Pietro Lombardi; escrito por Aislinn Laing; edición de Susan Fenton; editado en español por Patrycja Dobrowolska, Jorge Ollero Castela y Benjamín Mejías Valencia)