MELBOURNE (Reuters) – La magnate minera Gina Rinehart está pidiendo a Australia que siga el ejemplo de Estados Unidos y adopte un liderazgo al estilo de Donald Trump para recortar el gasto público y aumentar la inversión en defensa y la seguridad energética, en vísperas de las elecciones que se celebrarán este fin de semana en el país.
Rinehart, una acérrima partidaria de Trump que asistió a la fiesta de investidura del presidente en Mar-a-Lago en enero, declaró a Reuters que, en lugar de “quejarse y lamentarse” sobre Trump y sus políticas, Australia podría beneficiarse de un planteamiento similar.
“Australia debe reducir sus costes, recortar el gasto público y los gastos burocráticos, las regulaciones, el cumplimiento normativo, las licencias”, afirmó Rinehart en declaraciones exclusivas enviadas a Reuters.
Rinehart es la persona más rica de Australia, con un patrimonio neto que Forbes cifra en 30.000 millones de dólares. Su empresa minera insignia, Hancock Prospecting Pty Ltd, se encuentra entre los mayores donantes del Partido Liberal de Peter Dutton, líder de la oposición, triplicando con creces las donaciones en el año fiscal 2024, hasta una suma de 500.000 dólares australianos (320.000 dólares), según datos de la Comisión Electoral Australiana.
La inquietud de los votantes por las repercusiones globales de los aranceles erráticos y la diplomacia volátil de Trump parece haber empañado las perspectivas de la coalición conservadora de Dutton de cara a las elecciones del 3 de mayo y las encuestas en la recta final de la campaña muestran que el Partido Laborista de centroizquierda del primer ministro, Anthony Albanese, se está afianzando en cabeza.
La tendencia es similar a la observada en Canadá esta semana, donde los liberales del primer ministro, Mark Carney, protagonizaron una importante remontada, alimentada por el rechazo a Trump.
Rinehart dijo que el resultado de las políticas arancelarias de Trump puede tardar unos meses en producirse, señalando que “más de 75 países habían pedido reunirse con representantes del Gobierno estadounidense para negociar sobre los aranceles.”
La oficina de Dutton y el Partido Laborista no respondieron a solicitudes de comentarios.
El apoyo de Rinehart a Dutton y al movimiento conservador populista en Australia recuerda al apoyo que el multimillonario Elon Musk, ahora asesor clave del presidente, ha brindado a Trump.
Rinehart no ha solicitado públicamente ningún cargo en el Gobierno australiano, pero ha pedido que se cree una versión del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés) de Musk. También quiere que Australia se retire del Acuerdo de París para combatir el cambio climático, tal y como hizo Trump durante su primer mandato.
Cuando Trump tomó posesión en enero, Dutton iba por delante en las encuestas de opinión, en un momento en que los australianos mostraban su descontento por el coste de la vida y la dificultad para acceder a una vivienda.
En la semana posterior a la llegada de Trump y Musk a la Casa Blanca, Dutton criticó a los funcionarios públicos contratados como “asesores de cultura, diversidad e inclusión”. Más tarde prometió crear un Ministerio de Eficiencia Gubernamental, pero desde entonces ha reducido a la mínima expresión las comparaciones con Trump y sus políticas.
Rinehart sugirió, sin dar detalles, que en Australia “la izquierda” se resistía a los recortes del sector público porque se beneficiaba de la generosidad burocrática.
Dutton ha propuesto recortar unos 41.000 empleos públicos no directos en Camberra, una cifra que los laboristas consideran imposible dado el número de puestos de trabajo en la capital que cumplen los criterios.
(Reporte de Melanie Burton en Melbourne; edición de Praveen Menon y Lincoln Feast; editado en español por Tomás Cobos)