By Steve Holland, Guy Faulconbridge, Olena Harmash
MOSCÚ/WASHINGTON/KIEV (Reuters) -El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo el lunes que Rusia y Ucrania “comenzarán inmediatamente las negociaciones” hacia un alto el fuego y el fin de su guerra de tres años, pero el Kremlin dijo que el proceso llevaría tiempo y el presidente estadounidense indicó que no estaba dispuesto a unirse a la iniciativa de la Unión Europea de aplicar nuevas sanciones para presionar a Moscú.
En una publicación en redes sociales, Trump dijo que transmitió el plan de conversaciones al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, así como a los líderes de la UE, Francia, Italia, Alemania y Finlandia, en una conferencia telefónica tras su sesión con Putin.
“Rusia y Ucrania iniciarán inmediatamente negociaciones para un alto el fuego y, lo que es más importante, el FIN de la guerra”, dijo Trump, y añadió más tarde en la Casa Blanca que pensaba que había habido “algunos avances”.
Putin agradeció a Trump su apoyo a la reanudación de las conversaciones directas entre Moscú y Kiev, después de que ambas partes se reunieran en Turquía la semana pasada en sus primeras negociaciones cara a cara desde marzo de 2022, pero tras la llamada del lunes se limitó a decir que los esfuerzos iban “en general por buen camino”.
“Hemos acordado con el presidente de Estados Unidos que Rusia propondrá y está dispuesta a trabajar con la parte ucraniana en un memorando sobre un posible acuerdo de paz en el futuro”, declaró Putin a la prensa cerca de la ciudad turística de Sochi, en el mar Negro.
Aunque los indicios de que Ucrania y Rusia van a proseguir los contactos directos hablan de avances tras más de tres años de guerra, la serie de conversaciones del lunes no volvió a colmar las expectativas de un gran avance.
Líderes europeos decidieron aumentar la presión sobre Rusia mediante sanciones después de que Trump les informara de su llamada con Putin, según dijo el canciller alemán, Friedrich Merz, en una publicación en la red social X a última hora del lunes.
Trump no parecía dispuesto a seguir ese paso. A la pregunta de por qué no había impuesto nuevas sanciones para empujar a Moscú hacia un acuerdo de paz como había amenazado, Trump dijo a los periodistas: “Bueno, porque creo que hay una posibilidad de conseguir algo, y si haces eso, también puedes empeorar mucho las cosas. Pero podría llegar un momento en que podría ocurrir”.
Trump dijo que había involucrados “grandes egos”. Sin progreso, “retrocederé y ya está”, dijo, repitiendo una advertencia de que podría abandonar el proceso. “Esta no es mi guerra”.
SIN FECHA LÍMITE PARA LOS ACUERDOS
Algunos líderes europeos y Ucrania han exigido a Rusia que acepte un alto el fuego inmediato y Trump se ha centrado en conseguir que Putin se comprometa a una tregua de 30 días. Putin se ha resistido a ello, insistiendo en que primero se cumplan las condiciones.
Yuri Ushakov, asesor del Kremlin, dijo que Trump y Putin no hablaron de un calendario para el alto el fuego, pero sí del intercambio de nueve prisioneros rusos por nueve estadounidenses. Dijo que el mandatario estadounidense calificó de “impresionantes” las perspectivas de los lazos entre Moscú y Washington.
Las agencias de noticias estatales rusas citaron al portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, diciendo que Moscú y Kiev se enfrentaban a “contactos complejos” para desarrollar un texto unificado de un memorando de paz y alto el fuego.
“No hay plazos y no puede haberlos. Está claro que todos quieren hacerlo lo antes posible, pero, por supuesto, el diablo está en los detalles”, le citó la agencia RIA.
El ex primer ministro sueco Carl Bildt dijo en X que la conversación con Trump fue “sin duda una victoria para Putin”. El líder ruso “desvió el llamamiento a un (…) alto el fuego inmediato y en su lugar puede continuar las operaciones militares al mismo tiempo que presiona en la mesa de negociaciones”.
Tras hablar con Trump, Zelenski dijo que Kiev y sus socios podrían buscar una reunión de alto nivel entre Ucrania, Rusia, Estados Unidos, los países de la Unión Europea y Reino Unido como parte de un impulso para poner fin a la guerra.
El líder ucraniano dijo que esperaba que esto pudiera ocurrir pronto y ser organizado por Turquía, el Vaticano o Suiza. No quedó claro de inmediato si esto formaría parte de las negociaciones que Trump dijo que comenzarían de inmediato.
En su mensaje en las redes sociales, Trump dijo que el Vaticano, “representado por el papa, ha declarado que estaría muy interesado en acoger las negociaciones. Que comience el proceso”.
El Vaticano no respondió inmediatamente a una petición de comentarios.
Peskov, del Kremlin, dijo que Putin y Trump hablaron de contactos directos entre el líder ruso y Zelenski. Moscú también acogió con satisfacción la propuesta del Vaticano, pero no se había tomado ninguna decisión sobre un lugar para “posibles contactos futuros”, añadió.
Una persona cercana a la llamada de Trump con los dirigentes ucranianos y europeos dijo que los participantes estaban “sorprendidos” de que Trump no quisiera presionar a Putin con sanciones.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que la conversación con Trump fue “buena” y que era “importante que Estados Unidos siga comprometido”.
Ucrania y sus partidarios han acusado a Rusia de no negociar de buena fe, haciendo lo mínimo necesario para evitar que Trump aplique nuevas presiones sobre su economía en forma de más sanciones.
Putin, cuyas fuerzas controlan una quinta parte de Ucrania y están avanzando, se ha mantenido firme en sus condiciones para poner fin a la guerra, incluida la retirada de las tropas ucranianas de cuatro regiones ucranianas que Rusia reclama.
Dijo que el memorando en el que Rusia y Ucrania trabajarían sobre un futuro acuerdo de paz definiría “una serie de posiciones, como, por ejemplo, los principios del arreglo, el calendario de un posible acuerdo de paz”.
“Lo principal para nosotros es eliminar las causas profundas de esta crisis”, dijo Putin. “Solo tenemos que determinar las vías más eficaces para avanzar hacia la paz”.
(Información de Guy Faulconbridge y Vladimir Soldatkin en Moscú, Max Hunder y Tom Balmforth en Kiev, Maxim Rodionov en Londres, Steve Holland, Susan Heavey, Rami Ayyub y David Brunnstrom en Washington; Lidia Kelly en Melbourne y Ron Popeski en Winnipeg; edición de Cynthia Osterman y Stephen Coates; editado en español por Carlos Serrano, Juana Casas y Jorge Ollero Castela)