Por Nicolás Misculin
BUENOS AIRES (Reuters) – La estabilidad de la economía argentina, lograda por el presidente ultraliberal Javier Milei en base a superávit fiscal y un dólar barato, ha generado alivio en una población habituada a una de las inflaciones más altas del mundo. Pero también ha comenzado a perjudicar a industrias históricas.
Así como la apertura comercial empieza lentamente a favorecer a los consumidores argentinos, algunos sectores de la economía crujen por las dificultades para competir con una moneda local fuerte, como es el caso de los frigoríficos exportadores.
Los embarques de carne vacuna argentina, reconocida en todo el mundo por la calidad de su clásico “churrasco”, se desplomaron este año como consecuencia de los altos costos domésticos en dólares, que no alcanzan a ser compensados por los precios que los exportadores reciben en los mercados internacionales.
“En esta situación, la industria frigorífica y la industria de la producción se funden (quiebran)”, dijo Miguel Schiariti, director de la cámara de frigoríficos Ciccra.
“La carne argentina es la más cara en dólares de Latinoamérica. Hoy, un novillo vale 4,70 en Argentina, 3,60 en Brasil y debe valer 3,50 o 3,55 en Uruguay, un poquito más en Paraguay. La diferencia entre Argentina y Brasil (el mayor exportador mundial) realmente es muy llamativa”, añadió.
En el primer cuatrimestre del año, las exportaciones argentinas cayeron casi 20% al acumular 255.282 toneladas, según el organismo sanitario oficial Senasa, frente a las 314.203 del mismo período del año pasado, contabilizando menudencias y carne con hueso.
De ese total, 136.766 toneladas fueron destinadas a China, en comparación con las 202.770 del mismo período del 2024, un año en que las exportaciones totales de Argentina -uno de los mayores proveedores globales de carne- se habían disparado a 935.000 toneladas por un valor de 3.525 millones de dólares, según el ente oficial de estadística Indec.
Tras asumir en diciembre de 2023, el presidente Milei declaró la guerra a la alta inflación, que se espera que ronde el 30% este año tras el 118% de 2024, gracias a la eliminación del déficit fiscal y a un tipo de cambio estable.
Pero con el peso local prácticamente sin modificaciones desde hace un año y medio, los precios domésticos -incluyendo los de alimentos- se dispararon medidos en dólares, lo que llevó a muchos economistas a considerar demasiado bajo el tipo de cambio actual.
“Se generó estabilidad cambiaria, pero esa estabilidad cambiaria no nos favoreció en la exportación”, explicó a Reuters Yahir Auad, gerente general de Frigorífico Ugarte -una planta mediana casi 200 kilómetros al oeste de la ciudad de Buenos Aires-, que forma parte de un grupo que controla cuatro procesadoras de carne.
“China está pagando 5 dólares (el kilo de carne), no competimos nunca. A nosotros producir esa materia prima nos está saliendo 4 o 4,5 dólares de costo, a lo que hay que sumar gastos e impuestos”, añadió mientras los empleados trozaban la carne fresca sobre una cinta de producción en uno de los frígoríficos del grupo en los suburbios de Buenos Aires.
Swift, de Minerva Foods, y Quickfood, del gigante brasileño Marfrig, son algunos de los principales exportadores de carne argentina.
FRIGORÍFICOS EN RIESGO
Con un rodeo de 53 millones de cabezas, la faena también ha caído en Argentina, aunque de manera poco significativa ya que el mayor peso de los vacunos faenados permitió mantener estable la producción en 993.000 toneladas en el primer cuatrimestre del año, según el último informe de Ciccra.
Pero a los exportadores les cuesta cada vez más ubicar su producto en el mercado internacional.
“Nosotros el frigorífico de Las Heras (que formaba parte del mismo grupo empresarial en la provincia de Buenos Aires) lo cerramos porque no pudimos cumplir los contratos, porque vendíamos con un precio X y nunca pudimos cumplir los contratos”, afirmó Auad.
A los altos costos domésticos en dólares se suma el impuesto del 6,75%, conocido localmente como “retención”, que las plantas deben pagar al momento de exportar.
“La rentabilidad es mala para todos”, señaló Miguel Jairala, analista económico del Consorcio ABC de exportadores de carne, quien alertó que este año algunos frigoríficos “han comenzado con recortes de personal que en algunos casos superan el 10% de la plantilla”.
Si bien el sector mantiene el diálogo con el Gobierno en busca de reducir la carga impositiva, hasta el momento no recibió respuesta. La Secretaría de Agricultura no respondió al pedido de comentario de Reuters.
“El negocio no ‘cierra’ con los valores de costos contra los precios percibidos en China. Brasil tiene las posibilidades de ofrecer el mismo producto, incluso de una calidad mejor que la nuestra, a un precio más competitivo”, agregó.
(Reporte de Nicolás Misculin, con reporte adicional de Jorge Otaola. Editado por Lucila Sigal)