Por Dedi Hayun, Emily Rose y Madeline Chambers
JERUSALÉN (Reuters) – Cuando Ziv Halsband, residente en Jerusalén, se despertó con la noticia de que dos miembros del personal de la embajada israelí en Washington habían sido asesinados a tiros, el desarrollador de software llegó a una inquietante conclusión: los judíos no están seguros en ninguna parte.
“Esperamos que (el presidente de Estados Unidos, Donald) Trump siga ayudándonos y protegiéndonos a todos, sobre todo en Estados Unidos. Y queremos estar seguros de que podemos ir por todo el mundo con confianza”, dijo Halsband, un oficial tanquista en la guerra de Gaza que resultó gravemente herido.
Los empleados de la embajada israelí, una joven pareja a punto de comprometerse, fueron abatidos por un pistolero solitario en Washington D.C. el miércoles por la noche cuando salían de un acto en el Museo Judío, a unos 2 kilómetros de la Casa Blanca.
El único sospechoso, identificado como Elías Rodríguez, de 30 años y originario de Chicago, gritó “Palestina libre, Palestina libre” tras ser detenido, según la jefa de la policía metropolitana de Washington, Pamela Smith.
El ataque se produjo en un momento en que Israel está cada vez más aislado por su creciente campaña militar contra los militantes de Hamás en Gaza, donde ha cortado la ayuda en medio de advertencias de hambruna y ha reducido a escombros gran parte del enclave.
El ministro de Relaciones Exteriores israelí, Gideon Saar, acusó el jueves a funcionarios europeos anónimos de “incitación antisemita tóxica”, a los que culpó del clima hostil en el que se produjeron los asesinatos de Washington.
El tiroteo de Washington podría generar simpatía hacia Israel por parte de los aliados occidentales que han estado presionando al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para que alivie el bloqueo de la ayuda humanitaria al territorio devastado por la guerra.
“El asesinato de dos miembros de la embajada israelí cerca del Museo Judío de Washington es un acto abominable de barbarie antisemita. Nada puede justificar semejante violencia”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores francés, Jean-Noel Barrot. “Mis pensamientos están con sus seres queridos, sus colegas y el Estado de Israel”.
Felix Klein, comisario del gobierno alemán para la lucha contra el antisemitismo, dijo que hay razones para temer que el tiroteo de Washington pueda inspirar a imitadores “incluso en nuestras propias calles”.
“Como sociedad, por tanto, debemos permanecer alerta, y las medidas de seguridad para las instituciones judías también deben reforzarse en Alemania”, declaró Klein a los periódicos del grupo FUNKE Media.
El ministro del Interior francés envió una nota a las autoridades locales de todo el país para reforzar la seguridad en los lugares vinculados a la comunidad judía, como las sinagogas, con medidas “visibles y disuasorias”.
Un portavoz del primer ministro británico, Keir Starmer, dijo que el gobierno ofreció todo su apoyo a la embajada israelí en Londres. “Obviamente, pedimos que se levanten esas restricciones (a la ayuda a Gaza)… pero eso no supone excusa alguna para el antisemitismo o para ataques de este tipo”, afirmó.
Netanyahu se declaró consternado por los “horribles asesinatos antisemitas”, que, según dijo, se produjeron en una atmósfera de creciente antisemitismo y hostilidad hacia Israel. “Somos testigos del terrible costo del antisemitismo y de la salvaje incitación contra el Estado de Israel”, comentó en un comunicado.
(Reporte adicional de Nidal al-Mughrabi en El Cairo, James Mackenzie en Jerusalén, Madeline Chambers en Berlín, John Irish en París y Elizabeth Piper en Londres; escrito por Michael Georgy; editado en español por Carlos Serrano)