22 jul (Reuters) – “Ozzy” Osbourne, líder de la banda británica de heavy metal Black Sabbath y conocido mundialmente como “El Príncipe de las Tinieblas”, falleció el martes a los 76 años.
Osbourne, también apodado “El Padrino del Heavy Metal”, se hizo famoso por su estilo de vida desenfrenado, marcado por el abuso de drogas, pero luego se reinventó como una adorable aunque a menudo malhablada estrella de “reality shows”.
“Con más tristeza de la que las palabras pueden expresar, tenemos que informar que nuestro querido Ozzy Osbourne ha fallecido esta mañana. Estaba con su familia y rodeado de amor”, dijo su familia, pidiendo que se respetara su privacidad.
En su último concierto, el 5 de julio en Birmingham, Osbourne actuó sentado y a veces parecía tener dificultades para hablar mientras daba las gracias a sus miles de fans, algunos de los cuales estaban visiblemente emocionados.
La actuación de Osbourne siguió a una serie de homenajes en el escenario y en las pantallas del estadio por parte de miembros de la realeza del rock y el pop, como Steven Tyler de Aerosmith, James Hetfield de Metallica y hasta Elton John.
“Gracias por su apoyo a lo largo de los años. Gracias de todo corazón. Los quiero”, dijo Osbourne.
El inicio de su carrera se vio marcada por éxitos de Black Sabbath como “Paranoid”, “War Pigs” y “Sabbath Bloody Sabbath”. Con ellos y una serie de lanzamientos en solitario, vendió más de 100 millones de discos en todo el mundo.
Los riffs duros y los temas oscuros que hablaban de la depresión a la guerra e, incluso, el apocalipsis, se combinaban con una teatralidad de Halloween. Osbourne roció al público con carne cruda y en 1982 tuvo un episodio con un murciélago lanzado al escenario por un fan que marcaría su carrera para siempre.
El cantante insistió hasta el cansancio en que creía que era un juguete, hasta que lo mordió, se dio cuenta de su error y corrió al hospital para que le pusieran la vacuna contra la rabia. Más tarde vendió peluches de murciélago con cabeza desmontable.
Osbourne era blanco habitual de grupos conservadores y religiosos preocupados por el impacto negativo del rock en los jóvenes. Siempre reconoció los excesos de su estilo de vida y de sus letras, pero se burló de las informaciones más disparatadas que le consideraban un auténtico adorador del diablo.
“He hecho algunas cosas malas en su momento. Pero no soy el diablo. Sólo soy John Osbourne: un muchacho de la clase obrera de Aston que dejó su trabajo en la fábrica y se fue en busca de diversión”, dijo en una biografía de 2010.
John Michael Osbourne fue el cuarto de seis hermanos y creció en Aston, en la ciudad de Birmingham, en el centro de Inglaterra. Luchó contra la dislexia, dejó la escuela a los 15 años, realizó una serie de trabajos menores y, en un momento dado, cumplió una breve condena en prisión por robo. En ese momento llegó Black Sabbath.
“Cuando era pequeño, si me hubieras puesto contra la pared con los otros chicos de mi calle y me hubieras preguntado cuál de nosotros iba a llegar a los 60 años, con cinco hijos y cuatro nietos y casas en Buckinghamshire y California, no habría apostado por mí de ninguna manera”, comentó.
Fueron esas últimas etapas de su vida las que sirvieron de escenario para su reinvención en 2002 como estrella del programa de televisión estadounidense “The Osbournes”.
Las cámaras seguían al veterano dios del rock deambulando por su enorme casa, contando lo que pasaba con su marcado acento de Birmingham y observando perplejo las travesuras de su familia, un formato que les granjeó legiones de nuevos fans.
La familia de Osbourne está formada por su esposa y mánager Sharon, cinco hijos y varios nietos.
(Reporte de Jasper Ward; editado en español por Carlos Serrano y Javier Leira)