MOSCÚ, 29 jul (Reuters) – La aerolínea rusa Aeroflot canceló decenas de vuelos más el martes, pero afirmó que ya había estabilizado su programación tras el importante ciberataque sufrido un día antes.
Dos grupos de piratas informáticos proucranianos afirmaron el lunes haber llevado a cabo una operación de un año de duración para penetrar en la red de Aeroflot. Afirmaron que habían inutilizado 7.000 servidores, extraído datos sobre pasajeros y empleados y obtenido el control de los ordenadores personales del personal, incluidos los altos directivos.
Según la agencia de noticias Interfax, Aeroflot canceló el lunes 59 vuelos de ida y vuelta desde Moscú de los 260 previstos. El martes se cancelaron otros 22 vuelos con salida de Moscú y 31 con destino a la capital.
La programación en internet de Aeroflot mostró que todos menos uno de los 22 vuelos cancelados de Moscú el martes debían salir antes de las 10 de la mañana, hora de Moscú (0700 GMT), pero el horario para el resto del día no se vio afectado.
“A partir de hoy, el 93% de los vuelos de ida y vuelta desde Moscú se operarán según el programa original (216 vuelos de ida y vuelta de 233)”, dijo la compañía.
“Hasta las 10:00, la compañía llevó a cabo cancelaciones selectivas de vuelos, tras lo cual se estabilizó el propio programa de vuelos de Aeroflot.”
Aparte de las numerosas cancelaciones, el ataque del lunes causó grandes retrasos en los viajes aéreos por el país más grande del mundo y provocó la ira de los pasajeros afectados.
La responsabilidad fue reivindicada por los Ciberpartisanos Bielorrusos, un grupo de larga tradición que se opone al presidente Alexander Lukashenko, y por un grupo de piratas informáticos más misterioso y reciente que se hace llamar Cuervo Silencioso.
Parlamentarios rusos afirmaron que el ciberataque era una llamada de atención y que los investigadores debían centrarse no sólo en los autores, sino también en quienes habían permitido que se produjera.
(Información de Reuters; escrito por Mark Trevelyan y Anastasia Teterevleva; edición de Andrew Osborn; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)