Tregua arancelaria con China se mantiene por ahora, EEUU dice que Trump tiene la última palabra

Por Greta Rosen Fondahn y Maria Martinez

ESTOCOLMO, 29 jul (Reuters) -Funcionarios estadounidenses y chinos acordaron el martes buscar una prórroga de su tregua arancelaria de 90 días, tras dos jornadas de conversaciones en Estocolmo destinadas a calmar la escalada de la guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo, que amenaza el crecimiento global.

No se anunciaron avances importantes, y los funcionarios estadounidenses afirmaron que corresponde al presidente Donald Trump decidir si prorroga la tregua comercial que expira el 12 de agosto o si permite que los aranceles vuelvan a dispararse hasta alcanzar cifras de tres dígitos.

Tras meses de amenazar con imponer aranceles elevados a sus socios comerciales, Trump ha conseguido acuerdos con la Unión Europea, Japón y otros países, pero la potente economía de China y su control sobre los flujos mundiales de tierras raras hacen que estas conversaciones sean especialmente complejas.

En mayo, ambas partes dieron marcha atrás en la imposición de aranceles de tres dígitos entre sí, lo que habría supuesto un embargo comercial bilateral. Sin embargo, las cadenas de suministro mundiales y los mercados financieros podrían enfrentarse a una nueva crisis si no se llega a un acuerdo.

Trump tendrá la última palabra sobre la prolongación de la tregua, dijo a periodistas el secretario del Tesoro, Scott Bessent. Otra opción es una prórroga de 90 días, añadió por su parte el representante comercial estdounidense, Jamieson Greer.

“Le informaremos (a Trump) sobre el proceso que hemos llevado a cabo aquí. Sin duda, hemos mantenido reuniones constructivas, para volver con un informe positivo. Pero la prórroga de la pausa la decidirá él”, afirmó Greer tras las conversaciones mantenidas en Rosenbad, la oficina del primer ministro sueco en el centro de Estocolmo.

Bessent afirmó que probablemente habría otra reunión entre funcionarios estadounidenses y chinos en unos 90 días, y que los acuerdos sobre el flujo de tierras raras chinas se estaban perfeccionando tras las conversaciones previas en Ginebra y Londres.

“Se ha establecido una buena interacción personal, un buen respeto mutuo. Creo que entendemos mucho mejor su agenda”, afirmó.

Subrayando lo que está en juego, el Fondo Monetario Internacional elevó el martes su previsión de crecimiento mundial, pero señaló como un riesgo importante la posibilidad de un repunte de los aranceles.

“COMUNICACIÓN ACTIVA”

El principal negociador comercial de China, Li Chenggang, afirmó que ambas partes reconocen plenamente la importancia de mantener una relación económica y comercial estable y sólida.

“Los equipos económicos y comerciales de China y Estados Unidos mantendrán una comunicación activa, intercambiarán opiniones sobre cuestiones económicas y comerciales de manera oportuna y seguirán promoviendo el desarrollo estable y saludable de las relaciones económicas y comerciales bilaterales”, declaró Li.

Las conversaciones podrían allanar el camino para una posible reunión entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y su par chino, Xi Jinping, más adelante en el año, aunque el republicano negó el martes haber hecho todo lo posible para buscarla.

Las reuniones de Estocolmo también incluyeron un largo debate sobre ambas economías, en el que Greer y Bessent hicieron hincapié en la necesidad de que China pase de una economía manufacturera impulsada por el Estado y las exportaciones a otra impulsada por el aumento de la demanda de los consumidores, lo que favorecería las exportaciones estadounidenses.

Las conversaciones de Estocolmo se producen tras el mayor acuerdo comercial alcanzado hasta ahora por Trump con la Unión Europea el domingo, por el que se aplicará un arancel del 15 % a la mayoría de las exportaciones de productos de la UE a Estados Unidos, y tras un acuerdo con Japón.

Ese acuerdo ha supuesto un cierto alivio para la UE, pero también frustración e ira, ya que Francia ha denunciado el acuerdo como una “sumisión” y Alemania, la mayor economía de Europa, ha advertido de daños “significativos”.

Entre las cuestiones económicas más generales, Washington se queja de que el modelo chino, dirigido por el Estado e impulsado por las exportaciones, está inundando los mercados mundiales con productos baratos, mientras que Pekín afirma que los controles estadounidenses de seguridad nacional sobre las exportaciones de productos tecnológicos pretenden frenar el crecimiento chino.

(Información de David Lawder, Greta Rosén Fondahn, María Martínez y Janis Laizans en Estocolmo; escrito por Matthias Williams; editado en español por Javier Leira)