Un refugio de chimpancés en Sierra Leona cierra las puertas a los turistas en protesta por deforestación

FREETOWN, 1 ago (Reuters) – Los refugios ecológicos y los senderos cubiertos de árboles del mayor refugio de chimpancés de África Occidental llevan más de dos meses sin turistas, mientras su fundador protesta por la deforestación incontrolada en Sierra Leona.

Las autoridades reconocen que la rica fauna salvaje del país está amenazada por las confiscaciones de tierras y la tala ilegal, pero el fundador del Santuario de Chimpancés de Tacugama, Bala Amarasekaran, afirma que aún no han hecho lo suficiente para convencerlo de que vuelva a abrirse a los visitantes.

“Hace unos meses, podíamos ver la apropiación de tierras y la invasión acercándose al santuario”, dijo Amarasekaran a Reuters en el refugio, que alberga a más de 100 chimpancés, en su mayoría huérfanos, y normalmente permite a los huéspedes alojarse en sus albergues.

“(La deforestación) está amenazando realmente la existencia del santuario, porque es demasiado peligroso cuando la gente se acerca a una reserva de vida salvaje como esta”, dijo Amarasekaran, que fundó el refugio hace 30 años y lo ha dirigido a través de crisis como la Guerra Civil y la epidemia de ébola de 2013 a 2016.

Sierra Leona perdió aproximadamente 2,17 millones de hectáreas (5,36 millones de acres) de cubierta arbórea entre 2001 y 2024, lo que representa alrededor del 39% del total en 2000, según la plataforma Global Forest Watch.

La península de la zona occidental, donde se encuentran la capital, Freetown, y Tacugama, perdió más de 10.000 hectáreas de cubierta arbórea durante el mismo periodo.

Amarasekaran afirmó que la deforestación en la zona se vio alimentada por la “la apropiación de tierras” para el desarrollo.

Las consecuencias de la rápida deforestación se pusieron de relieve por un deslizamiento de tierra en las laderas del monte Sugar Loaf en 2017 que mató a unas 1.000 personas.

Amarasekaran dijo que el Gobierno del presidente Julius Maada Bio había enviado un grupo de trabajo para realizar algunas redadas en operaciones de tala ilegal, pero se quejó de la falta de operaciones de seguimiento.

(Reportaje de Umaru Fofana e Ibrahim Miles Kamara; información de Robbie Corey-Boulet; edición de Helen Popper; editado en español por Irene Martínez)

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