SAINT-LAURENT-DE-LA-CABRERISSE, Francia, 6 ago (Reuters) – Los bomberos franceses luchaban el miércoles por controlar el mayor incendio forestal que sufre el país en casi 80 años, que ya ha arrasado una superficie mayor que París en la región meridional de Aude.
Una persona murió en la localidad de Saint-Laurent-de-la-Cabrerisse, a unos 30 kilómetros de Perpiñán, informó la prefectura. El fuego, que se propagó con gran rapidez por bosques y pueblos, ha calcinado al menos 25 casas, obligando a huir a residentes y turistas. Muchas carreteras están cerradas.
“Es una catástrofe sin precedentes”, declaró el primer ministro François Bayrou en su visita a Saint-Laurent-de-la-Cabrerisse.
Hasta el momento se han consumido más de 15.000 hectáreas. Se trata de una superficie similar a la que ardió en toda Francia en varios de los últimos años, según dijo el ministro del Interior, Bruno Retailleau. Añadió que se trata de la mayor superficie quemada por un solo incendio en Francia desde 1949.
El fuego avanzó a una gran velocidad, sin dejar tiempo para prepararse, dijo la holandesa Renate Koot, que estaba de vacaciones en Saint-Laurent-de-la-Cabrerisse con su pareja y tuvo que huir.
“En un momento estábamos hablando por teléfono con nuestros hijos (…) pensando: ‘¡Miren, un incendio! Al siguiente, tuvimos que subirnos al auto y marcharnos, mientras rezábamos para que nos protegieran. No nos llevamos nada y nos fuimos”, explicó. “Estamos bien. Milagrosamente”.
“Es increíble. Es una catástrofe”, dijo el español Issa Medina, mientras el sonido de los bomberos resonaba de fondo. Medina estaba con su familia en Saint-Laurent-de-la-Cabrerisse.
Según la prefectura, el incendio avanza “muy rápidamente” y cerca de 2.000 bomberos tratan de controlarlo. Unos 2.500 hogares de la zona se han quedado sin electricidad.
El portavoz de los bomberos, Eric Brocardi, declaró a la radio RTL que el fuego se está propagando a 5,5 kms/h. Las autoridades y los expertos advirtieron de que el viento podría cambiar de dirección, lo que complicaría aún más la lucha contra el incendio.
Los científicos afirman que los veranos más calurosos y secos de la región mediterránea la exponen a un alto riesgo de incendios forestales. Una vez iniciados, la abundante vegetación seca y los fuertes vientos de la región pueden hacer que se propaguen con rapidez y ardan fuera de control.
“Con el cambio climático, se prevé que el riesgo de que se produzcan incendios forestales aumente durante el verano, pero también que se extienda al otoño y la primavera, y que se extienda hacia el suroeste, el centro y el norte de Francia”, afirma Serge Zaka, analista de clima y agricultura.
ESPAÑA Y PORTUGAL
Mientras tanto, España sufre una prolongada ola de calor desde el domingo que se espera se extienda hasta la próxima semana, con temperaturas que han alcanzado los 43 grados centígrados en algunas zonas. Las altas temperaturas han contribuido a avivar varios incendios forestales.
El miércoles, los servicios de emergencia seguían luchando para apagar un incendio en la localidad de Tarifa, en el sur de España, que se cree que se originó al incendiarse una caravana en un camping.
Las rachas de viento de hasta 50 kms/h y las altas temperaturas hicieron que se reavivaran algunas partes del incendio que habían sido extinguidas, dijo Antonio Sanz, consejero de Interior de la Junta de Andalucía.
En Portugal, los incendios forestales han quemado más de 42.000 hectáreas en lo que va de año, la mayor superficie desde 2022 y ocho veces más que en la misma época del año pasado.
Más de la mitad de esa superficie se vio afectada en las últimas dos semanas en medio de las altas temperaturas. En las primeras horas del miércoles, los bomberos lograron controlar un gran incendio activo desde el sábado cerca de Vila Real, en el norte, donde la ola de calor ha traído temperaturas de hasta 40 grados esta semana.
(Escrito por Ingrid Melander; reporte de Manon Cruz en Saint-Laurent-de-la-Cabrerisse, Gus Trompiz en París y Charlotte van Campenhout en Ámsterdam, Charlie Devereux en Madrid y Andrei Khalip en Lisboa; reporte adicional de Michel Rose, Geert De Clercq, Benjamin Mallet y Sudip Kar-Gupta en París; editado en español por Natalia Ramos)