Hiroshima advierte del riesgo de las armas nucleares 80 años después de la bomba atómica

Por Joseph Campbell y Tom Bateman

HIROSHIMA, Japón, 6 ago (Reuters) – Exactamente 80 años después de que se utilizara por primera vez una bomba atómica en una guerra, miles de personas inclinaron la cabeza en señal de oración en Hiroshima el miércoles, mientras el alcalde de la ciudad advertía a los líderes mundiales de los peligros que suponen las cabezas nucleares que aún existen en la actualidad.

La ciudad occidental japonesa de Hiroshima fue arrasada el 6 de agosto de 1945, cuando Estados Unidos lanzó una bomba de uranio apodada “Little Boy” (“Chiquillo”), con la que mató instantáneamente a unas 78.000 personas.

Hiroshima fue el cuartel general de algunas unidades militares y una importante base de suministros durante la Segunda Guerra Mundial. Los estrategas militares estadounidenses calcularon que las montañas circundantes concentrarían la fuerza de la bomba y aumentarían su destructividad.

“Little Boy” desencadenó una onda de calor que alcanzó los 4.000 grados centígrados y una radiación que fue matando a decenas de miles de personas hasta el final de ese año. Tres días después, EEUU lanzó la bomba de plutonio sobre Nagasaki y el 15 de agosto Japón anunció la rendición.

Representantes de una cifra récord de 120 países y territorios, incluida la superpotencia nuclear Estados Unidos, e Israel, que ni confirma ni niega tener armamento nuclear, asistieron a la ceremonia anual en el Parque Conmemorativo de la Paz de Hiroshima con motivo de este año histórico.

Tras un minuto de silencio guardado a las 8:15 de la mañana, hora local exacta de la explosión, el alcalde Kazumi Matsui pidió a los representantes que tuvieran en cuenta las lecciones de Hiroshima y Nagasaki y advirtió de las consecuencias de la tendencia mundial a la concentración militar.

“Entre los líderes políticos del mundo aumenta la creencia de que poseer armas nucleares es inevitable para proteger a sus propios países”, afirmó, y señaló que Estados Unidos y Rusia poseen el 90% de las cabezas nucleares del mundo.

“Esta situación no solo anula las lecciones que la comunidad internacional ha aprendido de la trágica historia del pasado, sino que también socava gravemente los marcos que se han construido para la consolidación de la paz.”

“A todos los líderes del mundo: por favor, visiten Hiroshima y sean testigos por ustedes mismos de la realidad del bombardeo nuclear.”

Yoshikazu Horie, un turista de 71 años, expresó un sentimiento similar.

“Cada vez parece más que la historia se repite. En Europa están ocurriendo cosas terribles (…). Incluso Japón, Asia, van por el mismo camino, da mucho miedo”, dijo.

“Tengo nietos y quiero paz para que puedan vivir felices.”

En las décadas que siguieron a los ataques, los supervivientes, llamados “hibakusha”, se enfrentaron a menudo a la discriminación al extenderse el rumor de que eran portadores de enfermedades y que su descendencia podía estar contaminada. Su número cayó por debajo de los 100.000 por primera vez este año.

Japón, el único país que ha sufrido ataques nucleares, ha declarado su compromiso con el desarme nuclear, pero no es signatario ni observador del tratado de la ONU para prohibir las armas nucleares.

(Información de Joseph Campbell y Tom Bateman; redacción de Chang-Ran Kim; edición de Michael Perry; edición en español de Jorge Ollero Castela)

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