GAZA, 7 ago (Reuters) – Ibrahim al-Najjar dice que perdió a su hijo Naim, de cinco años, a causa de la desnutrición que asola Gaza. Un año después, sigue llorando la pérdida de su hijo y lucha para que sus otros hijos no corran la misma suerte.
“Este niño va por el mismo camino”, dice este extaxista palestino, señalando a su hijo Farah, de 10 años. “Lleva un mes quedándose inconsciente. Antes era el doble de grande de lo que es ahora”.
Najjar, de 43 años, mostró un certificado médico que demuestra que Naim murió el 28 de marzo de 2024. Toda la familia ha sido desplazada tras los casi dos años de ataques aéreos israelíes.
Los Najjar estaban acostumbrados a comer tres veces al día antes de que estallara la guerra en octubre de 2023, después de que milicianos palestinos dirigidos por Hamás atacaran Israel, pero ahora solo sueñan con alimentos sencillos como pan, arroz, fruta y verduras.
Adnan, el hermano de Naim, de 20 años, se dedica a cuidar de sus otros hermanos y se levanta todas las mañanas a las 5:30 para abrirse paso con cautela entre las montañas de escombros de Gaza y encontrar un comedor social mientras la guerra hace estragos en las inmediaciones.
“Juro que no tengo sal en casa, juro que solo pido un grano de sal”, dice Najwa, la madre de Naim, de 40 años.
“La gente habla de Gaza, Gaza, Gaza. Venid a ver a los niños de Gaza. Los que no lo crean, que vengan a ver cómo están muriendo los niños de Gaza. No vivimos, nos morimos lentamente”, afirmó.
Cinco personas más murieron de desnutrición e inanición en la Franja de Gaza en las últimas 24 horas, según informó el miércoles el Ministerio de Sanidad del enclave, lo que eleva el número de fallecidos por estas causas a al menos 193 palestinos, entre ellos 96 niños, desde que comenzó la guerra.
SITUACIÓN DE HAMBRUNA
Un observatorio mundial del hambre ha declarado que se está produciendo una situación de hambruna en la Franja de Gaza, mediante la propagación de la inanición, la muerte de niños menores de cinco años por causas relacionadas con el hambre y el acceso humanitario gravemente restringido al enclave asediado.
Y las advertencias sobre el hambre y la desnutrición por parte de las agencias de ayuda siguen llegando.
La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés) dijo que el consumo de alimentos en Gaza ha descendido a su nivel más bajo desde el comienzo de la guerra.
El 81% de los hogares del minúsculo y abarrotado territorio costero de 2,2 millones de habitantes declararon haber tenido un consumo deficiente de alimentos, frente al 33% de abril.
“Casi nueve de cada diez hogares recurrieron a mecanismos de supervivencia extremadamente severos para alimentarse, como arriesgar su seguridad para obtener alimentos y rebuscar en la basura”, señaló la OCHA en un comunicado.
Pese a que los palestinos no están demasiado débiles para acceder a los puntos de recogida de ayuda, son vulnerables a sufrir lesiones o morir en la aglomeración para conseguir alimentos.
Entre junio y julio, el número de ingresos por desnutrición casi se duplicó, de 6.344 a 11.877, según las últimas cifras de UNICEF disponibles.
Mientras tanto, no hay señales de un alto el fuego en el horizonte, aunque el jefe militar de Israel se ha opuesto a los planes del primer ministro Benjamín Netanyahu de tomar zonas de Gaza que aún no controla, según han declarado tres responsables israelíes.
Netanyahu ha prometido no poner fin a la guerra hasta la aniquilación de Hamás, que mató a 1.200 personas y tomó como rehenes a 251 en su ataque del 7 de octubre, según los recuentos israelíes.
La respuesta militar de Israel ha matado a más de 60.000 personas, según las autoridades sanitarias de Gaza, y ha convertido Gaza, una de las zonas más densamente pobladas del mundo, en un mar de ruinas, bajo el que se teme que hayan quedado sepultadas muchas personas.
(Información adicional de Nidal Al-Mughrabi en El Cairo y Olivia Le Poidevin en Ginebra; redacción de Michael Georgy; edición de Mark Heinrich; edición en español de María Bayarri Cárdenas)