Ibiza, la isla de la fiesta, también sufre la crisis de vivienda y subida de alquileres

Por Nacho Doce y David Latona

SANT ANTONI DE PORTMANY, España, 18 ago (Reuters) – Otra noche, otra fiesta en un hotel de Ibiza. La clientela internacional baila a ritmo de música “house” mientras las luces láser se reflejan en la curvilínea piscina y en un mar de gafas de sol que se llevan por la noche en el local al aire libre.

Muchos asistentes a la fiesta visten de blanco; algunos muestran síntomas de percepción alterada. Si se pregunta a quienes hacen cola frente a este local y a algunas de las legendarias discotecas de la isla mediterránea española, dirán que gastan mucho, pero que la experiencia merece la pena.

Sin embargo, tras la escena nocturna y las playas ibicencas se esconde una crisis inmobiliaria que ha obligado a muchos lugareños y temporeros a compartir estrechos apartamentos, desplazarse desde fuera de la isla o alojarse en tiendas de campaña y autocaravanas en campamentos no autorizados.

Los problemas de Ibiza reflejan un problema más amplio en España, donde la falta de viviendas asequibles en ciudades y destinos costeros populares ha desencadenado protestas para exigir el control de los alquileres y denunciar el turismo excesivo. Los activistas acusan a los propietarios de preferir los alquileres turísticos de corta duración a los arrendamientos de larga duración, menos rentables.

En Ibiza, casi 800 personas han recurrido a vivir en asentamientos improvisados, según cifras de las autoridades locales del año pasado, que no incluyen a unas 200 que vivían en chabolas, tiendas de campaña y furgonetas en el campamento Can Rovi 2 antes de ser desalojadas el mes pasado.

“La isla es paradisiaca, el lugar más lindo que vi en mi vida. Pero tiene una contracara, que es la vivienda”, dijo Jerónimo Diana, un técnico de aguas argentino de 50 años que se alojó en Can Rovi 2.

Un alquiler mensual normal se llevaría la mayor parte de su sueldo de 1.800 euros, dijo Diana.

Los alquileres medios de Ibiza alcanzaron un máximo de 33,7 euros por metro cuadrado en julio del año pasado, un 23% más que en julio de 2023, según datos de la web inmobiliaria Idealista. Eso se traduce en unos 1.500 euros (1.756 dólares) por un pequeño apartamento de un dormitorio. El salario mínimo en España es de 1.381 euros mensuales si se distribuye en 12 pagas al año.

Un posible efecto dominó es la creciente escasez de profesores y personal sanitario en Ibiza, según datos del Gobierno regional. Algunos funcionarios se desplazan desde las islas vecinas baleares de Menorca y Mallorca.

María José Tejero, técnica de urgencias médicas de 24 años, dice que comparte un pequeño piso con dos compañeros para llegar a fin de mes porque el alquiler es el doble de su salario.

Trabajar de noche en una ambulancia le hace sentirse a veces “como una niñera”, dice Tejero. “La gente viene aquí, bebe, se droga y piensa que la vida es solo una fiesta, cuando esa vida también puede acabar”.

Globos desinflados en una calle llena de bares de la popular localidad turística de Sant Antoni. Los vendedores inflan discretamente los globos con óxido nitroso, el gas de la risa, y venden el breve subidón a 5 euros cada uno.

Lia Romero, una enfermera canaria de 28 años que a veces se pluriemplea como bailarina en el club Amnesia de Ibiza, dice que también comparte piso y no puede permitirse pagar el cubierto en los bares ni salir a cenar.

“Ibiza es todo postureo y ostentación de riqueza”, afirma, “y no deja espacio para la gente corriente”.

Según el instituto regional de estadística, Ibiza recibió 3,28 millones de turistas en 2024, el 76% procedentes de fuera de España, mientras que la población residente en la isla alcanzó la cifra récord de 161.485 habitantes.

Jonathan Ariza, un mecánico y trabajador de la construcción de Colombia que dijo que está buscando asilo político en España, vive en un remolque cerca del hospital principal de la isla.

“Mientras sigan viniendo turistas, habrá gente dispuesta a vivir en condiciones precarias para tener trabajo”, afirma.

Alejandra, colombiana de 31 años con permiso de residencia, vive en un albergue gestionado por la organización caritativa católica Cáritas tras no conseguir un alquiler. Dijo que durmió en una tienda de campaña con su hijo David, de 3 años, hasta que fueron desalojados.

Alejandra dijo que tenía un nuevo trabajo en un hotel y quería salir del refugio, pero le preocupaba perder el trabajo “por ser lenta” mientras corría a registrar las cotizaciones a la Seguridad Social necesarias para renovar su permiso.

Los trabajadores sociales Gustavo Gómez y Belén Torres, que dirigen el albergue de Cáritas, dijeron que los propietarios discriminan habitualmente a las familias con niños y desahucian a los inquilinos para sustituirlos por turistas durante los meses más lucrativos del verano.

Las autoridades locales están tomando medidas enérgicas contra los alquileres turísticos ilegales imponiendo multas a partir de 40.001 euros a quienes los publican.

Las empresas de alquiler vacacional han acordado retirar automáticamente los anuncios que las autoridades consideren ilegales, en lugar de esperar a una resolución judicial más lenta, ha declarado el vicepresidente del Consejo de Ibiza, Mariano Juan, del Partido Popular, conservador, que gobierna en toda la región balear.

En opinión de Juan, la elevada demanda y la escasez de suelo edificable hacen que los precios de los alquileres en Ibiza sean “absolutamente ilógicos”.

A escala estatal, el Gobierno de centro-izquierda ha prometido triplicar el presupuesto estatal para vivienda y acelerar la construcción de viviendas sociales. Sin embargo, una ley de 2023 que introdujo algunos controles de alquiler ha tenido un éxito limitado, ya que muchas regiones controladas por la oposición se niegan a aplicar las normas dado que tienen un alto nivel de autonomía en política de vivienda.

El grupo de presión estatal de propietarios ASVAL rechaza los controles de alquiler, argumentando que reducen la oferta y aumentan los precios. En su opinión, la mejor forma de reducir los alquileres son los incentivos públicos y el aumento de la construcción.

Saray Benito, de 32 años, dice que el trabajo como contorsionista y malabarista con antorchas en el famoso Café del Mar escasea en invierno. En 12 años en Ibiza, ha tenido que mudarse 20 veces y a veces duerme en balcones.

La drag italiana Eva Cavallini, famosa en el barrio LGBTQ de La Virgen, cerca del puerto de Ibiza, lamentó que los elevados costes de viaje y alojamiento disuadan a otros artistas de visitar la isla.

“Hace diez años éramos unos 200. Ahora solo estoy yo, la única superviviente aquí. Si las cosas siguen así, la isla está acabada”.

(1 dólar = 0,8542 euros)

(Información adicional de Horaci García; redacción de David Latona; edición de Frances Kerry; edición en español de María Bayarri Cárdenas)

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