Por Lucila Sigal
JÁCHAL, Argentina, 19 ago (Reuters) – Luego de cumplir un exigente turno de 12 horas como técnico en medio ambiente en la mina de oro Gualcamayo, Gastón Dávila se cambia de ropa para cumplir otra dura tarea: entrenar en las mismas montañas de la provincia andina de San Juan, al noroeste de Argentina, para carreras de alta competencia.
Cuando Dávila empezó a trabajar hace 11 años en Gualcamayo -propiedad de Minas Argentinas, parte del Grupo Aisa-, conoció a un grupo de mineros que corría y en 2016 compitió en su primera carrera, una experiencia que cambió su vida para siempre.
Desde entonces ha ganado una exigente carrera de montaña de 70 kilómetros y competido en otras, una actividad que le ha permitido conocer distintos lugares de Argentina, un país con un alto potencial minero aún no explotado.
“Es un viaje de ida. Es un desafío, me motiva y me mantiene activo”, dijo Dávila, de 38 años, a Reuters, en el campamento de la mina, ubicado en un deslumbrante entorno montañoso con cielos despejados a 1.600 metros sobre el nivel del mar. “Es terapéutico”, agregó.
En Gualcamayo, Dávila suele correr entre 8 y 10 kilómetros diarios cuando termina su turno, cerca de las ocho de la noche, por caminos serpenteantes de ripio que llegan hasta los 2.000 metros sobre el nivel del mar.
“Al terminar el día necesito descargarme con algo. La mejor manera es ir a correr, me reseteo y vuelvo pilas, y al otro día arranco 10 puntos. Me está ayudando muchísimo no solo en la parte laboral sino en la vida cotidiana”, dijo Dávila.
San Juan tiene unos 300 días de sol por año, pero las temperaturas suelen ser bajo cero en invierno y alcanzar los 40 grados Celsius en verano, lo que muchas veces lo lleva a combinar el entrenamiento en las montañas con el gimnasio.
“Si hace mucho frío no salgo, prefiero cuidarme porque soy un deportista pero no me dedico a esto, así que trato de cuidar mi parte laboral. Pero tengo algo que es único, que es el escenario que tengo a 20 metros. Salgo de la pieza y voy a entrenar a la montaña”, dijo Dávila.
En la mina trabaja siete días corridos y luego descansa otros siete en su casa de la capital de San Juan, que comparte con su esposa y sus dos hijos, donde también entrena con un equipo, con el que corre entre 20 y 25 kilómetros diarios.
Ahora quiere formar un grupo de entrenamiento en Gualcamayo como el que él integró cuando llegó por primera vez a la mina.
“Me ha ayudado muchísimo para poder llevar las tareas de la mina acá, que son siempre desafiantes”, dijo Dávila.
En 2024, Dávila ganó una carrera de 70 kilómetros por caminos de la cordillera de los Andes y ahora se prepara para nuevos desafíos. “Mientras me den las piernas y el cuerpo, quiero seguir haciéndolo porque me apasiona”, concluyó.
(Reporte de Lucila Sigal; Editado por Nicolás Misculin)