Por Julia Symmes Cobb
BOGOTÁ, 25 ago (Reuters) – Científicos de Colombia descubrieron un linaje humano hasta ahora desconocido tras secuenciar completamente el ADN de restos antiguos excavados en sitios arqueológicos cerca de Bogotá, la capital del país.
El grupo, llamado Checua en honor a la zona del municipio de Nemocón donde se excavaron los restos en 1992, tiene alrededor de 6.000 años de antigüedad y su genoma nunca se había secuenciado completamente.
“Ya cuando empezamos a tener estas secuencias comenzamos a hacer esas comparaciones con los individuos reportados en otros lugares también de América y encontramos que, por ejemplo, los individuos pertenecientes al periodo precerámico, encontrados acá en el altiplano cundiboyacense, tienen un linaje que no ha sido reportado”, dijo la doctora Andrea Casas, investigadora del Instituto de Genética de la Universidad Nacional, en Bogotá.
“Es un linaje nuevo”, afirmó.
El descubrimiento de Checua incluye restos parciales de unas treinta personas y un cráneo prácticamente intacto.
Las secuencias de seis personas del grupo estaban lo suficientemente completas como para ser añadidas al proyecto, que incluye otros restos excavados en diversos yacimientos arqueológicos entre 1987 y 2003.
Los otros restos, a diferencia de los Checua, compartían características genéticas con los hallados en Panamá, explicó Casas, lo que indica que forman parte de grupos que migraron a través de Centroamérica y Colombia a medida que las poblaciones humanas se expandían hacia el sur desde el estrecho de Bering hace 20.000 años.
Entonces, ¿de dónde provenían los Checua y qué les sucedió?
Los científicos no están seguros, pero es posible que el grupo represente una comunidad aislada y nómada de cazadores-recolectores, dijo Casas.
El grupo pudo haberse extinguido debido a las condiciones climáticas, enfermedades o falta de alimentos, explicó. No tienen descendientes conocidos.
El cráneo Checua es notablemente más alargado que los hallados en otras poblaciones del altiplano de Bogotá, dijo el doctor José Vicente Rodríguez, profesor de antropología física de la universidad, mientras manipulaba delicadamente la calavera.
A diferencia de cráneos posteriores, cuyos dientes muestran señales de caries, el de Checua revela evidencia de abscesos en la parte superior frontal de la mandíbula, lo que indica que esa persona pudo haber perdido dientes por una infección.
Las dietas de las poblaciones tempranas probablemente estuvieron influenciadas por erupciones volcánicas, que habrían dañado las fuentes de alimento superficiales y animado a la gente a comer hortalizas de raíz como papas y tubérculos, aseguró Rodríguez.
El proyecto sigue en curso.
“Nosotros trabajamos con los restos disponibles”, explicó Casas. “De pronto en unos años puedan encontrar otros restos y nos den alguna luz acerca de este linaje”.
(Reporte de Julia Symmes Cobb, escrito por Nelson Bocanegra. Editado por Luis Jaime Acosta)