Por Simon Jessop y Marc Jones
LONDRES, 1 sep (Reuters) – La degradación de la tierra, la contaminación del aire y el estrés hídrico suponen una amenaza económica mundial directa, pero si se utilizaran los recursos naturales de forma más eficiente la contaminación se podría reducir a la mitad, dijo a Reuters uno de los directores generales del Banco Mundial.
Según Axel van Trotsenburg, los daños son especialmente graves para los países de renta baja más amenazados por la pobreza, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
En su intervención con motivo de la publicación de un nuevo informe el lunes, dijo que alrededor del 80% de la población de los países de renta baja está expuesta a los tres riesgos y que el BM se comprometía a responder a ellos pese a que muchos países están reduciendo sus presupuestos de ayuda.
“Nuestro compromiso (…) es acabar con la pobreza en un planeta habitable, y punto. No vacilaremos en este sentido”, afirmó van Trotsenburg.
Entre los países más afectados se encuentra Burundi, donde 8 millones de personas se enfrentan al riesgo del agua y la contaminación atmosférica, y 7 millones a la degradación del suelo. En Malaui, 12 millones de personas se enfrentan a los tres riesgos, según el informe.
En términos más generales, el 90% de la población mundial se enfrenta al menos a uno de los retos, y el reporte insta a los países a reasignar las subvenciones que actualmente se destinan a actividades perjudiciales.
El BM y otros bancos multilaterales están a la espera del resultado de una revisión estadounidense de sus operaciones ordenada por el presidente Donald Trump en febrero.
La entidad proporcionará pruebas respaldadas por datos para informar los debates sobre la degradación ambiental entre a los gobiernos, dijo van Trotsenburg.
El informe estimó que los bosques ayudan a formar alrededor de la mitad de las nubes de lluvia del mundo y dijo que la deforestación redujo las precipitaciones a un costo de 14.000 millones de dólares al año solo para la región amazónica, un impacto material para las naciones afectadas.
También significa que las regiones son menos capaces de almacenar y liberar humedad lentamente a lo largo del tiempo. Esto amplifica los efectos de las sequías y supone un perjuicio de 379.000 millones de dólares, es decir, el 8% de la producción económica agrícola mundial.
Mientras que las amenazas ecológicas se consideran a menudo lejanas, el informe se centra en las repercusiones económicas actuales.
“A menudo hemos mantenido el mantra de que los países deben crecer primero, contaminar y limpiar después. Lo que nos dicen estos datos es que eso es sencillamente falso”, afirmó Richard Damania, economista jefe de desarrollo sostenible del BM y coautor del informe.
(Editado en español por Javier Leira)