Por Kate Abnett
BRUSELAS, 3 sep (Reuters) – La Comisión Europea propondrá este año medidas para evitar que los países eludan su arancel fronterizo sobre el carbono, según un portavoz de la Comisión, mientras algunos en Bruselas temen que las empresas chinas puedan reorganizar su comercio para evitar el gravamen.
A partir de enero, el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono, el primer arancel mundial sobre el carbono, impondrá tasas a las emisiones de CO2 de productos importados como el acero, el aluminio, el cemento y los fertilizantes.
El sistema pretende equiparar a los productores extranjeros con los europeos, que ya pagan por sus emisiones en el mercado europeo del carbono.
A los responsables de Bruselas les preocupa que el sistema pueda eludirse si las empresas extranjeras simplemente se adaptan enviando productos con bajas emisiones de carbono a Europa, mientras siguen produciendo bienes con altas emisiones de carbono para otros mercados. Esto les permitiría eludir la tasa del carbono de la UE sin que el conjunto de su producción fuera más ecológico.
Según un portavoz de la Comisión Europea, esta tiene previsto proponer medidas este año para hacer frente a este riesgo y ampliar la tasa del carbono en frontera a otros productos derivados.
“¿Cómo nos aseguramos de que todo este sistema no sea manipulado, especialmente por los chinos?”, dijo un reponsable de la UE.
El Ministerio de Asuntos Exteriores chino no respondió de inmediato a una petición de comentarios.
La Comisión está estudiando medidas como un sistema por el que se asigne a las mercancías un valor fijo de emisiones de CO2 por país o empresa, en lugar de calcular las emisiones específicas por envío, explicó el responsable a Reuters.
“Queremos asegurarnos de que nadie se libra de enviar productos ecológicos, utilizar los grises en casa y no cambiar nada”, añadió.
La industria está presionando para que se adopten planes contra la elusión.
El mes pasado, el grupo industrial European Aluminium pidió a la UE que simplificara la tasa de CO2 asignando a todas las importaciones de aluminio de un país el mismo índice de emisiones de CO2, independientemente de las emisiones producidas durante su fabricación.
Ello simplificaría la aplicación de la tasa, pero podría suscitar la resistencia de las empresas extranjeras, que perderían la posibilidad de reducir directamente su factura arancelaria por emisiones de carbono si reducen sus propias emisiones.
(Información de Kate Abnett en Bruselas; información adicional de Liz Lee en Pekín; edición de Joe Bavier; edición en español de Paula Villalba)