Por Emily Green, Ted Hesson y Kristina Cooke
CIUDAD DE MÉXICO, 3 sep (Reuters) – Muchos familiares de niños migrantes guatemaltecos no acompañados que forman parte de un grupo que la administración de Donald Trump intentó deportar durante el fin de semana no querían que sus hijos fueran devueltos a Guatemala, según un informe interno del Gobierno guatemalteco que contradice las afirmaciones hechas por funcionarios estadounidenses.
El informe, elaborado por la oficina de la fiscal general de Guatemala y revisado por Reuters, dice que las autoridades guatemaltecas se han puesto en contacto con las familias de 115 menores que habían cruzado la frontera entre Estados Unidos y México sin un padre o tutor. De ellos, 59 familias expresaron su enfado por la posibilidad de que sus hijos fueran devueltos a Guatemala, y algunas incluso lo describieron como intimidación, según el documento.
El contenido del informe no se había divulgado anteriormente y ofrece la visión más completa hasta la fecha de la resistencia de muchos familiares a que los niños sean deportados. Algunas de esas preocupaciones fueron respaldadas por presentaciones judiciales publicadas el miércoles.
El esfuerzo de Trump para deportar a los niños migrantes no acompañados de entre 10 y 17 años durante el fin de semana desencadenó un desafío legal inmediato. En una audiencia judicial de emergencia el domingo, un abogado del Departamento de Justicia dijo que los padres querían que sus hijos fueran deportados, pero un abogado de los niños rechazó esa afirmación.
Según el informe, Guatemala acordó inicialmente con las autoridades estadounidenses que recibiría a los migrantes cercanos a los 18 años cuyos padres no estuvieran generalmente en Estados Unidos y que serían trasladados a centros de detención para adultos.
El 11 de julio, Estados Unidos proporcionó a Guatemala una lista de los menores bajo custodia del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) que estaban a punto de cumplir 18 años, de acuerdo con el plan original de facilitar su regreso a Guatemala antes de su cumpleaños. Pero tiempo después, Estados Unidos envió a Guatemala una lista mucho más amplia de 609 niños de entre 14 y 17 años.
Una fuente cercana a las autoridades guatemaltecas dijo que el Gobierno se sorprendió por la rapidez con que la Administración Trump había ampliado el alcance del plan. La persona dijo que parecía pasar de la noche a la mañana de devolver a niños de 17 años a deportar a niños de tan sólo 10 años.
En respuesta a una solicitud de comentarios de Reuters, un funcionario de la administración Trump dijo que el Gobierno guatemalteco en agosto aseguró a Washington que cualquier niño no acompañado enviado de regreso sería procesado de manera segura y ordenada para una posible reunificación.
El Gobierno guatemalteco no respondió a una solicitud de comentarios.
MEDIDAS FRENTE A LA MIGRACIÓN
Trump ha puesto en marcha una amplia represión a la migración desde que asumió el cargo en enero, incluida una campaña para detener y deportar a los niños no acompañados. Como parte de su esfuerzo disuasorio, su Gobierno ha deportado a migrantes venezolanos a una prisión de máxima seguridad en El Salvador y ha enviado a migrantes no africanos a naciones de ese continente.
Stephen Miller, un alto funcionario de la Casa Blanca que supervisa los asuntos migratorios, dijo en una publicación en X el domingo que los niños estaban siendo reunidos con sus padres. Pero el informe interno del Gobierno guatemalteco y los archivos judiciales del miércoles muestran que muchas familias no querían que sus hijos fueran devueltos al país.
Los padres de una niña dijeron a las autoridades guatemaltecas “que si su hija regresaba, harían todo lo posible para ella saliera del país, ya que la misma se encuentra amenazada de muerte y por consiguiente no puede vivir en el país”.
El informe afirma que las autoridades del país centroamericano sólo han podido ponerse en contacto con 115 familias de los 609 niños incluidos en la lista. Agregaba que más de la mitad de ellas habían rechazado cualquier esfuerzo para que les devolvieran a sus hijos, mientras que otras aceptaron recibir a sus hijos pero no veían con buenos ojos la situación.
“Las familias se encontraban sorprendidas al momento de contactarlas, incluso algunas con molestia, ya que varias manifestaron tener conocimiento que sus hijos se encontraban en un proceso que busca protegerlos y regularizar su situación migratoria en Estados Unidos, por lo que no esperan que sus hijos regresen a Guatemala”, señaló el documento.
Alrededor de la mitad de las familias entrevistadas dijeron que sus hijos habían emigrado por razones económicas, según el informe.
SORPRENDIDOS POR LAS DEPORTACIONES
Un juez federal en Washington bloqueó el domingo las deportaciones hasta el 14 de septiembre, después de que los abogados de los niños presentaran una moción de urgencia. Desde entonces, el caso ha sido transferido al juez de distrito estadounidense Timothy Kelly, designado por Trump, y los demandantes buscan una paralización a más largo plazo.
En las presentaciones judiciales del miércoles, algunos de los menores y sus padres dijeron que se oponían al intento de deportarlos y que buscaban permanecer en Estados Unidos. Los niños también describieron un esfuerzo frenético, en un contexto de noche, que los dejó aterrorizados y en pánico, según comentarios.
Los menores, cuyos nombres se han suprimido de los expedientes judiciales, estaban retenidos en más de una docena de albergues infantiles, la mayoría en el sur de Texas.
Uno de 17 años recluido en un albergue de Los Fresnos dijo que los despertaron sobre las 2 de la madrugada del domingo.
“Me desperté muy asustado y sentí que perdía el aliento por un segundo porque nunca antes nos habían despertado en mitad de la noche”, dijo.
Otro, de 16 años, de un centro de acogida de San Antonio dijo que el sábado por la noche, sobre las 23.00 horas, ellos y otros niños fueron llevados al vestíbulo del centro de acogida para ser trasladados al aeropuerto. El adolescente, que dijo que su hermana fue asesinada el año pasado en Guatemala, llamó a su madre para contarle de la inminente deportación.
“Mi madre empezó a llorar”, dijo. “Ella no tenía ni idea de que el Gobierno tenía un plan para devolverme”, agregó.
(Reporte de Emily Green en Ciudad de México, Ted Hesson en Washington y Kristina Cooke en San Francisco; Reporte adicional de Sofia Menchu en Ciudad de Guatemala; Editado por Rosalba O’Brien y Diego Oré)