ANKARA, 15 sep (Reuters) – El principal partido de la oposición turca, afectado ya por una represión sin precedentes, podría ver cómo un tribunal destituye a su líder el lunes, en lo que algunos consideran una prueba del inestable equilibrio entre democracia y autocracia en el país.
Un tribunal de Ankara está a punto de decidir si anula el congreso del partido de 2023 por supuestas irregularidades de procedimiento, una medida que despojaría a su presidente, Ozgur Ozel, de su título y erosionaría aún más el liderazgo y la autoridad de la oposición.
Cientos de miembros del Partido Republicano del Pueblo (CHP, por sus siglas en turco) han sido encarcelados a la espera de juicio en el marco de una amplia investigación sobre presuntos sobornos y vínculos con el terrorismo, entre ellos el principal rival político del presidente Tayyip Erdogan, el alcalde de Estambul Ekrem Imamoglu.
El centrista CHP, que niega los cargos que se le imputan, está igualado en las encuestas con el partido conservador de raíz islámica AKP de Erdogan. Ozel, de 50 años, su líder, ha cobrado relevancia desde la detención de Imamoglu.
Las protestas callejeras contra Erdogan han vuelto a estallar en la última semana, incluso en Ankara el domingo, por una represión legal que los críticos califican de politizada y antidemocrática. El gobierno lo rechaza, afirmando que el poder judicial es independiente.
“Se trata de un momento grave que señala un cambio de régimen en Turquía, de un autoritarismo competitivo, en el que los partidos de la oposición aún podían ganar elecciones, a una especie de autoritarismo hegemónico, en el que son más simbólicos e incapaces de ganar”, afirmó Seren Selvin Korkmaz, cofundador y codirector del Instituto IstanPol, un laboratorio de ideas en Estambul.
Las bolsas, los bonos y la lira turcos se han desplomado antes de la decisión del tribunal. Ya se desplomaron en marzo, cuando Imamoglu fue encarcelado a la espera de juicio, lo que acentuó la preocupación por el estado de derecho en esta importante economía de mercado emergente, donde la inflación se mantiene por encima del 30%.
Si el tribunal cancela el congreso y destituye a Ozel, podría nombrar a un administrador para dirigir el partido o restituir al expresidente Kemal Kilicdaroglu, a quien Erdogan derrotó en las elecciones de 2023, pero que desde entonces ha perdido mucha confianza dentro del CHP.
También podría rechazar el caso, presentado por un miembro del CHP, o retrasar el fallo.
La represión legal del partido, que comenzó en octubre del año pasado, ha agudizado la preocupación por lo que los críticos denominan la deriva autocrática de Turquía, en la que los tribunales, los medios de comunicación, el ejército, el banco central y otras instituciones anteriormente más independientes se han plegado a la voluntad de Erdogan durante sus 22 años de mandato.
Representantes del Gobierno y algunos analistas afirman que las elecciones locales del año pasado, en las que el CHP arrasó en la mayoría de las principales ciudades y fue la mayor derrota jamás sufrida por el AKP de Erdogan, demostraron que la democracia apuntala a Turquía, miembro de la OTAN, a pesar de las preocupaciones de los críticos.
La destitución de Ozel podría sumir a la oposición en una mayor desorganización y luchas internas, lo que aumentaría las posibilidades de Erdogan de prolongar su gobierno.
“Ahora, por primera vez, podemos ver al Gobierno interviniendo en los asuntos internos del principal partido de la oposición (y) seleccionando quién puede gobernarlo”, afirmó Korkmaz.
El fin de semana, las autoridades detuvieron a otras 48 personas, entre ellas un alcalde de distrito, en el marco de la investigación del CHP, que es independiente de la decisión del tribunal de Ankara y se centra en su base de poder, Estambul.
(Información de Huseyin Hayatsever; información adicional y redacción de Jonathan Spicer; edición de Daren Butler y Clarence Fernandez; edición en español de María Bayarri Cárdenas)