BEIRUT, 27 sep (Reuters) – El grupo armado libanés Hezbolá conmemorará el sábado el primer aniversario de la muerte de su líder Hasan Nasralá a manos de Israel, la salva inicial de una guerra que acabó azotando a su otrora poderoso grupo y dejó en ruinas amplias zonas de Líbano.
En la noche del 27 de septiembre de 2024, una cadena de bombas israelíes lanzadas contra un complejo de Hezbolá en los suburbios del sur de Beirut acabó con la vida de Nasralá, que había dirigido el poderoso grupo religioso, político y militar chií durante más de 30 años.
La muerte de Nasralá y la guerra que siguió asestaron duros golpes al grupo apoyado por Irán. Su heredero, Hashem Safieddine pereció semanas después. En diciembre, el aliado sirio de Hezbolá, Bashar al-Asad, fue derrocado. Ahora aumenta la presión sobre el grupo para desarmarse, una exigencia que rechaza.
Nasralá se convirtió en secretario general de Hezbolá en 1992, con sólo 35 años, después de que su predecesor, Sayyed Abbas al-Musawi, murió en un ataque de helicóptero israelí.
Con sus encendidos discursos, se convirtió con rapidez en el rostro público de un grupo antaño en la sombra, fundado por la Guardia Revolucionaria iraní en 1982 para luchar contra las fuerzas de ocupación israelíes.
Estuvo al mando cuando la guerrilla de Hezbolá expulsó a las fuerzas israelíes del sur de Líbano en 2000, poniendo fin a una ocupación de 18 años, y declaró una “victoria divina” después de que el grupo libró 34 días de guerra contra Israel en 2006, ganándose el respeto de muchos árabes que habían crecido viendo cómo Israel derrotaba a sus ejércitos.
A medida que su grupo crecía hasta convertirse en la fuerza política y militar más influyente de Líbano, también desarrolló un papel regional como punta de lanza del “Eje de la Resistencia” de Irán, luchando en Siria en nombre de Asad y entrenando a los hutíes en Yemen.
Al día siguiente del ataque transfronterizo de Hamás contra Israel, el 7 de octubre de 2023, Hezbolá entró en liza en solidaridad con su aliado palestino disparando contra Israel desde el sur de Líbano.
Esto provocó un intercambio de disparos durante casi un año antes de que Israel intensificó su ofensiva detonando con explosivos los dispositivos de comunicación utilizados por Hezbolá, bombardeando el país con ataques aéreos y enviando tropas al sur de Líbano.
Más de 4.000 personas murieron en el asalto militar israelí, entre ellas más de 300 niños. Pese a la tregua, Israel sigue llevando a cabo ataques mortales en Líbano.
La campaña aérea y terrestre de Israel impidió durante meses el entierro oficial de Nasralá. Desde entonces, sus seguidores, incluido su hijo, han acudido en masa a su tumba para rezar.
Se espera que se reúnan multitudes en los bastiones de Hezbolá en los suburbios del sur de Beirut, en el sur y este de Líbano. El secretario general del grupo, Naim Qassem, que asumió el cargo un mes después de la eliminación de Nasralá, pronunciará un discurso.
Las tensiones en torno a la conmemoración han ido en aumento esta semana, sobre todo después de que Hezbolá proyectó los retratos de Nasralá y Safieddine en las famosas rocas de la costa de Beirut.
La exhibición siguió adelante pese a las órdenes del primer ministro libanés, Nawaf Salam, y del gobernador de Beirut de no hacerlo, lo que enfureció a los opositores libaneses de Hezbolá, que dijeron que los acantilados no debían utilizarse para exhibiciones políticas.
(Escrito por Maya Gebeily; editado en español por Carlos Serrano)