Por Edmund Blair
9 oct (Reuters) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que el acuerdo alcanzado entre Israel y Hamás marca los primeros pasos hacia una “paz fuerte, duradera y para siempre” que ponga fin a la guerra de Gaza, que dura ya dos años.
Sin embargo, el acuerdo firmado tras las conversaciones indirectas en el balneario egipcio de Sharm el Sheij, es solo una fase inicial que incluye un alto el fuego, la entrega de rehenes retenidos en Gaza a cambio de prisioneros palestinos dentro de Israel y una retirada parcial de Israel del enclave.
Quedan muchos escollos por resolver después de que los negociadores dejaron para más adelante discusiones sobre algunas de las cuestiones más espinosas en las que han naufragado iniciativas anteriores, como el alcance total de una retirada de Israel, el desarme de Hamás, cómo garantizar que no se reanudará la guerra tras esta fase y quién podría ofrecer tal garantía.
¿SE HAN SILENCIADO LAS ARMAS?
Aún no. Trump exigió a Israel que detuviera sus bombardeos cuando Hamás indicó por primera vez la aceptación parcial de su plan de 20 puntos el viernes. No ha sido así. Decenas de palestinos han muerto desde entonces en ataques aéreos y bombardeos, sobre todo en la ciudad de Gaza y sus alrededores, foco de una reciente ofensiva israelí.
Sin embargo, los bombardeos han sido más esporádicos desde que Trump dijo el miércoles que se había alcanzado un acuerdo, lo que ha provocado celebraciones en Israel, donde las familias de los rehenes estaban exultantes en la llamada plaza de los rehenes de Tel Aviv, y en Gaza, donde la gente se reunía entre las ruinas mientras se oían las explosiones.
¿EN QUÉ SE DIFERENCIA DE TREGUAS ANTERIORES?
Aunque se trata de un acuerdo parcial, una diferencia notable respecto de anteriores acuerdos de alto el fuego es que no se fija un plazo para alcanzar un compromiso completo. No establece un plazo de unas semanas, tras el cual podrían reanudarse las hostilidades si las conversaciones fracasan.
Aún no se sabe si esto hace que el acuerdo sea más duradero. Algunos miembros de la coalición nacionalista religiosa del primer ministro Benjamin Netanyahu ya hablan de más guerra. El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, firme opositor a cualquier concesión a los palestinos, ha pedido que se destruya a Hamás después de que se devuelvan los rehenes.
Pero en esta ocasión, Trump se ha mostrado mucho más firme en su determinación de mantener calmadas a ambas partes, dejando menos margen a Israel para relanzar su ofensiva o a Hamás para retrasarla, aunque la experiencia pasada aconseje cautela frente a demasiado optimismo.
Al imponer su autoridad, Trump puede haber respondido en cierta medida a la pregunta clave de quién garantizará que este acuerdo no se derrumbe en el siguiente obstáculo.
¿QUÉ OCURRIRÁ DESPUÉS?
El calendario se va perfilando, pero aún es incierto.
La oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo que el alto el fuego entrará en vigor una vez que el acuerdo sea ratificado por su Gobierno, que se reúne el jueves.
Una portavoz del Gobierno israelí dijo que el alto el fuego entraría en vigor 24 horas después de la reunión del gabinete. Tras ese periodo, los rehenes retenidos en Gaza serán liberados en un plazo de 72 horas, añadió.
Una fuente informada de los detalles del acuerdo había dicho antes que las tropas israelíes comenzarían a retirarse en las 24 horas siguientes a la firma del acuerdo.
La ayuda humanitaria a los palestinos debería comenzar entonces a fluir. Al pedir pleno acceso para los trabajadores humanitarios en Gaza, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo que las Naciones Unidas estaban listas para ayudar y “preparadas para moverse (…) ahora”.
El plan de Trump también considera la creación de una fuerza internacional de estabilización, que podría empezar a tomar forma tras una reunión de ministros europeos y altos cargos de los Estados árabes celebrada el jueves en París. También tenían previsto debatir cuestiones como la futura gobernanza de Gaza, la ayuda, la reconstrucción y la desmilitarización.
La oficina del presidente israelí, Isaac Herzog, dijo que se esperaba que Trump esté en Jerusalén el domingo.
¿CUÁLES SON LOS CÁLCULOS POLÍTICOS DE HAMÁS E ISRAEL?
Tanto Israel como Hamás se han mostrado dispuestos a responder positivamente a la presión de Trump y otros, pero cada parte se enfrenta a sus propios cálculos políticos.
Para Netanyahu, aceptar el plan parece basarse en el cálculo de que puede mantenerse en el lado correcto de Estados Unidos, un aliado vital para Israel, y ganarse a un público local desesperado por ver el fin de la guerra, al tiempo que concede lo menos posible para evitar alienar a sus socios de coalición nacionalistas religiosos.
El plan de 20 puntos, por ejemplo, ofrece una posible vía, aunque muy condicionada, hacia un Estado palestino, pero Netanyahu ha dicho que eso nunca sucederá.
Hamás ha abandonado su oposición a cualquier acuerdo que fuera sólo parcial debido al riesgo de que se reanudara la guerra una vez entregados los rehenes. También ha suscrito una desmilitarización, que había rechazado en repetidas ocasiones.
Bajo la presión de los Estados árabes y Turquía, junto con Trump, Hamás puede no haber tenido más remedio que aceptar.
Pero puede estar calculando que la determinación de Trump es la mejor garantía de que la guerra no se reanudará por ahora, mientras que las conversaciones en Sharm el Sheij han puesto al grupo militante en la mesa de negociaciones para dar forma al futuro de los palestinos, a pesar de que el acuerdo pretende marginarlo.
(Reporte de Reuters; Edición en español de Javier López de Lérida)