Por Rodrigo Campos
NUEVA YORK, 16 oct (Reuters) -Argentina probablemente modifique su política cambiaria para permitir un peso más débil después de las elecciones de mitad de mandato de este mes, dijeron analistas e inversores, que advierten que la actual banda de flotación es insostenible y que el apoyo de Estados Unidos sólo serviría para ganar tiempo.
Estados Unidos ha estado comprando pesos y está trabajando en una línea de crédito para Argentina, supeditada a un buen resultado del partido ‘La Libertad Avanza’ del presidente Javier Milei en las elecciones legislativas del 26 de octubre.
También condicionó el apoyo a la continuación de sus políticas de agresivos recortes del gasto, desregulación y libre mercado.
El apoyo elevó las apuestas para la política de Argentina y el partido tendrá que reforzar su presencia para evitar una anulación legislativa de los vetos de Milei a los proyectos de ley de gasto y a su dependencia de gobernar por decreto.
ALIVIO PARCIAL
El banco central argentino (BCRA) ha mantenido el peso en una banda de flotación controlada desde mitad de abril, mientras que sus intervenciones, junto con las del Tesoro argentino, han repelido los recientes ataques contra el extremo débil de la banda.
Pero la presión a la baja solo disminuyó parcialmente después de que el Tesoro de Estados Unidos dijera que compró pesos en el mercado abierto.
“El banco central podría tener que ampliar la banda de flotación de la divisa para tratar de quitarle las ruedas de entrenamiento”, dijo Brian Jacobsen, economista jefe de Annex Wealth Management, quien añadió que la terapia de choque podría desencadenar volatilidad a corto plazo, pero que era necesaria para el éxito a largo plazo.
“Ampliar la banda de flotación de la divisa hasta que deje de chocar contra los límites llevará un tiempo, pero probablemente sea la dirección que necesitan tomar”, agregó.
El ministro de Economía argentino, Luis Caputo, dijo que esperaba ejecutar muy pronto un marco con los términos de un ‘swap’ de divisas de 20.000 millones de dólares que Estados Unidos acordó recientemente con el banco central.
Caputo ha dicho en repetidas ocasiones que el sistema de bandas no se alterará y que el respaldo estadounidense ayudará a apoyar los esfuerzos del BCRA, mientras que una política que favorezca una moneda débil correría el riesgo de empeorar la inflación.
El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, dijo el miércoles que Estados Unidos volvió a comprar pesos en el mercado abierto, tras anunciar inicialmente una intervención la semana pasada.
MERCADOS ANTICIPAN RUPTURA
Sin embargo, los mercados a plazo ya están valorando una ruptura del límite más débil de la banda, lo que pone de manifiesto la preocupación de los inversores. El peso terminó el miércoles un 1,7% más débil, a 1.378 por dólar.
La banda sustituyó a los controles monetarios más rígidos, como parte de los compromisos de Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI) cuando obtuvo un nuevo programa de préstamo de 20.000 millones de dólares en abril. El peso ha caído un 22% desde entonces.
Seguir con la banda exigirá un rediseño, según Matthew Graves, gestor de carteras del equipo de deuda de mercados emergentes de PPM America.
“En el margen, los inversores probablemente preferirían un régimen cambiario flotante”, dijo. “Es una solución más directa y duradera a lo que es esencialmente un problema externo”, agregó.
No es la primera vez que el gasto público y el abultado déficit comercial y fiscal contribuyen a una crisis monetaria. En 2001, Argentina dejó de pagar su deuda soberana, lo que obligó al peso a salir de su paridad con el dólar. El país ha dejado de pagar su deuda soberana dos veces desde entonces, en 2014 y 2020.
Capital Economics espera una devaluación puntual del peso tras las elecciones de medio término, seguida poco después por una nueva banda más amplia.
“Creemos que mantener el statu quo es poco probable dado el grado de desalineación del tipo de cambio y la presión a la baja sobre el peso”, dijo en una nota.
CONTENER LA INFLACIÓN
El escenario base de Morgan Stanley para el peso es una devaluación controlada y una banda de flotación más amplia, diseñadas para reforzar las reservas y restaurar el equilibrio exterior sin provocar un alza de la inflación.
Mantener el control sobre el peso ha sido una herramienta clave para el principal objetivo del Gobierno de reducir la inflación, que ha caído de más del 200% cuando Milei asumió el cargo a finales de 2023 al 32% en septiembre, sobre una base anualizada.
“Todos los esfuerzos que ha hecho el Gobierno argentino en el último año han sido muy importantes: bajar la inflación, tener superávit. Así que el trabajo más difícil ya se ha hecho”, dijo Íñigo Fernández de Mesa, vicepresidente de CEOE y miembro del equipo de asesoramiento soberano de Rothschild, que ha asesorado a Argentina en el pasado.
“Tienen que fijar el tipo de cambio adecuado, por supuesto, para conseguir el apoyo de las instituciones financieras internacionales para que la estabilidad sea a largo plazo”, agregó.
Si el partido del presidente Milei obtiene malos resultados en las elecciones de mitad de mandato, el menor capital político y el probable retraso de las reformas podrían forzar un ajuste más brusco de la política cambiaria.
(Reporte de Rodrigo Campos en Nueva York; reporte adicional de Karin Strohecker en Washington y Walter Bianchi y Jorge Otaola en Buenos Aires;Traducido y editado en español por Lucila Sigal)