Por Alexandra Alper, Michael Martina, Jeffrey Dastin y Karen Freifeld
22 oct (Reuters) – El gobierno de Donald Trump está estudiando un plan para limitar una serie de exportaciones a China que contienen software estadounidense, desde computadores portátiles a motores a reacción, en represalia contra las restricciones a la exportación de tierras raras de Pekín, según un funcionario y tres personas informadas por las autoridades.
Aunque el plan no es la única opción que se evalúa, cumpliría la amenaza del presidente Donald Trump a principios de este mes de prohibir las exportaciones de “software crítico” a China, restringiendo los envíos mundiales de artículos que contengan programas estadounidense o que se hayan producido usándolo.
Trump dijo en una publicación en redes sociales del 10 de octubre que impondría aranceles adicionales del 100% a los envíos de China a Estados Unidos, junto con nuevos controles a la exportación de “todo y cualquier software crítico” para el 1 de noviembre, sin entrar en detalles.
Es posible que la medida, de cuyos detalles se informa por primera vez, no salga adelante, dijeron las fuentes.
Sin embargo, el que se estén considerando tales controles muestra que Washington está sopesando una escalada dramática de su enfrentamiento con China, pese a que algunos dentro de la administración favorecen un enfoque más moderado, según dos de las fuentes.
La Casa Blanca no quiso hacer comentarios. El Departamento de Comercio, que supervisa el control de las exportaciones, no respondió a las peticiones de comentarios.
Un portavoz de la embajada china no hizo comentarios sobre las medidas concretas que se están estudiando, pero dijo que China se opone a que Estados Unidos “imponga medidas unilaterales de jurisdicción de largo alcance”, y prometió “tomar medidas decididas para proteger sus derechos e intereses legítimos” si Washington avanza por lo que considera un camino equivocado.
Los funcionarios de la Administración podrían anunciar la medida para presionar a China, pero no llegar a aplicarla, dijo una de las fuentes. También se están debatiendo propuestas políticas más concretas, según dos de las personas consultadas.
“Todo lo imaginable se fabrica con software estadounidense”, dijo una de las fuentes, subrayando el amplio alcance de la medida propuesta. Las fuentes no quisieron dar su nombre porque el asunto no era público.
La medida podría perturbar el comercio mundial con China, especialmente de productos tecnológicos, y podría suponer un costo para la economía estadounidense si se aplica en su totalidad.
(Reporte de Alexandra Alper y Michael Martina en Washington, Jeffrey Dastin en San Francisco y Karen Freifeld en Nueva York. Edición en español de Javier López de Lérida)