Por Andrew Osborn y Jeff Mason y Timothy Gardner
MOSCÚ, 23 oct (Reuters) -El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sancionó a las dos mayores petroleras rusas, en un brusco cambio de rumbo de la política sobre la guerra de Moscú en Ucrania, lo que provocaba un alza de los precios del petróleo de un 5% el jueves y que India se plantee recortar las importaciones rusas.
Las sanciones que afectan las petroleras Rosneft y Lukoil, que representan más del 5% de la producción mundial de petróleo, marcan un drástico giro de Trump, que la semana pasada había dicho que él y el presidente ruso, Vladimir Putin, celebrarían una cumbre en Budapest para tratar de poner fin a la guerra en Ucrania.
Si bien el alcance del golpe financiero a Rusia puede ser limitado a corto plazo, la medida es una poderosa señal de la intención de Trump de exprimir las finanzas de Rusia y tratar de forzar al Kremlin hacia un acuerdo de paz.
La decisión ya ha llevado a las grandes petroleras estatales chinas a suspender las compras de petróleo ruso a corto plazo, dijeron fuentes comerciales a Reuters. Los refinadores de la India, el mayor comprador de petróleo ruso por vía marítima, van a recortar drásticamente sus importaciones de crudo.
Una caída en la demanda de los dos mayores clientes de Rusia pondrá a prueba los ingresos petroleros de Moscú y obligará a los principales importadores del mundo a buscar suministros alternativos, lo que empujaría al alza los precios globales.
CONVERSACIONES CANCELADAS
Trump había dicho el miércoles que la cumbre prevista se cancelaba porque no creía que fuera a lograr el resultado que quería, y se quejó de que sus muchas “buenas conversaciones” con Putin no habían “llegado a ninguna parte”.
“Cancelamos la reunión con el presidente Putin, simplemente no me parecía adecuada”, dijo Trump a los periodistas en la Casa Blanca. “No me pareció que fuéramos a llegar al lugar al que tenemos que llegar. Así que la cancelé, pero la haremos en el futuro”.
El conflicto se recrudeció mientras los líderes de la Unión Europea y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, se reunían el jueves en Bruselas para debatir la financiación de Ucrania, e impulsar el uso de los activos rusos congelados para conceder un préstamo de 140.000 millones de euros (163.000 millones de dólares) a Kiev.
Moscú dijo que habría una “respuesta dolorosa” si se incautaban los activos.
(Información de Reuters; información adicional de Gleb Bryanski; escrito por Andrew Osborn; edición de Alex Richardson; editado en español por Benjamín Mejías Valencia y Javier López de Lérida)