Las “momias” de dinosaurio de Wyoming revelan una sorpresa: pezuñas en los pies

Por Will Dunham

WASHINGTON, 23 oct (Reuters) – Dos “momias” fosilizadas del dinosaurio con pico de pato Edmontosaurus, desenterradas por científicos en las tierras baldías de Wyoming, revelan su anatomía externa con exquisito detalle, incluida la sorprendente presencia de pezuñas en los pies, una primicia para cualquier dinosaurio.

Los dos ejemplares de Edmontosaurus, que datan del final de la era de los dinosaurios, hace 66 millones de años, eran un adulto joven de unos 12,2 metros de largo y un joven de dos años de edad, de aproximadamente la mitad de esa longitud. Los contornos de la superficie carnosa externa de los dos dinosaurios se conservaron sobre el esqueleto gracias a una fina capa de arcilla de una centésima de pulgada (0,025 cm) de grosor que se formó tras su muerte.

Dado que la forma del tejido blando de un animal rara vez se conserva en los fósiles, suele ser difícil reconstruir el aspecto de los dinosaurios y otras criaturas extinguidas. Sin embargo, estos dos dinosaurios presentaban extensas zonas continuas de superficie cutánea externa conservada, lo que proporciona la visión más completa y detallada de un gran dinosaurio hasta la fecha.

“Estamos viendo por primera vez el perfil completo del dinosaurio”, dijo el paleontólogo de la Universidad de Chicago Paul Sereno, que dirigió el estudio publicado en la revista Science. “Estamos seguros de cómo era”.

Los dinosaurios no son momias en el mismo sentido que los cuerpos elaboradamente conservados en el antiguo Egipto para la otra vida. Pero hace más de un siglo se encontraron fósiles similares en el mismo lugar -aunque no excavados con tanto esmero como éstos- que fueron apodados momias, y el término se quedó.

“No se parecen a las momias humanas de estilo egipcio. Y, al menos en nuestras momias, no hay ADN, no hay estructura tisular, no hay nada. Es una máscara de arcilla”, dijo Sereno.

Estos individuos de Edmontosaurus vivieron durante el Cretácico, poco antes de que la colisión de un asteroide pusiera fin bruscamente a la era de los dinosaurios. El Edmontosaurus, que se alimentaba de plantas con su hocico ancho y plano que se asemejaba vagamente a un pico de pato, vagaba por el oeste de Norteamérica junto al Tyrannosaurus, el dinosaurio con cuernos Triceratops y el dinosaurio acorazado Ankylosaurus.

“Es, con diferencia, el dinosaurio más común” en su ecosistema, dijo Sereno sobre el Edmontosaurus. “Formaba manadas gigantes. Es la vaca de su época”.

Su longitud -que alcanzaba unos 42 pies (12,8 metros)- rivalizaba con la del Tiranosaurio. Otros fósiles con marcas de dientes muestran que era la comida favorita del T. rex.

“No hay duda de que está en el menú”, dijo Sereno. “No es un animal que fuera fácil de abatir. Por eso se necesitaba algo del tamaño del Tiranosaurio”.

EVOLUCIÓN CONVERGENTE

Mamíferos como los caballos, las vacas, las cabras y las ovejas evolucionaron las pezuñas, estructuras que protegen los dedos de los pies, soportan el peso del animal, ofrecen tracción y absorben el impacto al caminar y correr.

Pero el Edmontosaurus lo hizo millones de años antes. Es el primer dinosaurio, el primer reptil y el primer vertebrado terrestre del que se sabe que desarrolló pezuñas.

“Es para terrenos duros, para caminar eficazmente -quizá incluso correr- sobre la superficie”, dijo Sereno.

Sus pezuñas son un ejemplo de un fenómeno llamado evolución convergente, en el que organismos dispares desarrollan de forma independiente características similares -como las alas de las aves, los murciélagos y los reptiles voladores extintos llamados pterosaurios- mientras se adaptan a entornos o nichos ecológicos similares.

El Edmontosaurus parece haber caminado a cuatro patas cuando se desplazaba lentamente y a dos cuando corría, explica Sereno.

“El único animal que podemos señalar como paralelo o análogo es el canguro”, dijo Sereno.

Como resultado, las pezuñas de sus extremidades anteriores diferían de las de las posteriores.

(Reportaje de Will Dunham, Edición de Rosalba O’Brien, editado en español por Juana Casas)

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