MOSCÚ, 28 oct (Reuters) -El segundo mayor productor de crudo de Rusia, Lukoil , dijo el lunes que vendería sus activos internacionales tras las sanciones sobre Ucrania anunciadas la semana pasada por Estados Unidos.
La venta prevista de los activos es la medida más trascendental hasta ahora de una empresa rusa a causa de las sanciones occidentales por la guerra de Rusia en Ucrania, que comenzó en febrero de 2022.
“La venta de los activos se lleva a cabo bajo licencia de liquidación de la OFAC. Si es necesario, la compañía planea solicitar la extensión de la licencia para garantizar las operaciones ininterrumpidas de sus activos internacionales”, dijo Lukoil en su comunicado, y añadió que la consideración de las ofertas de los compradores potenciales había comenzado.
El 22 de octubre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, impuso sanciones relacionadas con Ucrania a las mayores petroleras rusas, Lukoil y Rosneft .
El 15 de octubre, Reino Unido también había aplicado sanciones a Lukoil y Rosneft, así como a 44 de los llamados petroleros de la flota en la sombra, que consisten principalmente en petroleros antiguos de propiedad opaca, en lo que describió como un nuevo intento de endurecer las sanciones energéticas y ahogar los ingresos del Kremlin.
La actividad de Lukoil, con sede en Moscú, representa alrededor del 2% de la producción mundial. Su nombre deriva de tres ciudades petroleras de la región de exploración tradicional de Lukoil en Siberia occidental: Langepas, Urai y Kogalym.
La empresa no identificó los activos concretos que se venderán.
Su mayor activo en el extranjero es el yacimiento petrolífero iraquí West Qurna 2, uno de los mayores del mundo, en el que posee una participación del 75%.
La producción de este yacimiento superó los 480.000 barriles diarios (bpd) en abril, según informó la agencia rusa Interfax.
La empresa es propietaria de la refinería Lukoil Neftohim Burgas, de 190.000 bpd, en Bulgaria, la mayor de los Balcanes, así como de la refinería Petrotel, en Rumanía.
Lukoil suministra crudo a Hungría y Eslovaquia, así como a la refinería STAR de Turquía, propiedad de la azerbaiyana SOCAR, que depende en gran medida del petróleo ruso.
La empresa también participa en terminales petrolíferas y cadenas de distribución de combustible en Europa, y tiene varios proyectos tanto de exploración y producción como de refino y distribución en Asia Central, incluido Kazajistán, y en África y América Latina.
(Información de Reuters; redacción de Ksenia Orlova y Vladimir Soldatkin; edición de Matthew Lewis; edición en español de Jorge Ollero Castela)











