GOLFO DE SARÓNICA, Grecia, 3 nov (Reuters) -El turismo excesivo y el intenso tráfico marítimo en el Mediterráneo contribuyen a aumentar la contaminación en las aguas azules de Grecia, según científicos griegos que han colocado miles de mejillones en el fondo marino para ayudar a detectar microplásticos.
Los mejillones, organismos filtradores que absorben una serie de contaminantes en sus tejidos, incluidos microplásticos invisibles, se utilizan desde hace décadas en todo el mundo como barómetro de la contaminación marina.
Los investigadores del Centro Helénico de Investigación Marina (HCMR) los han estado utilizando en Grecia, cuyas playas vírgenes y mares transparentes atraen cada año a millones de turistas.
En mayo sumergieron jaulas con mejillones a distintas profundidades y en distintos lugares de Grecia, desde puertos muy frecuentados a islas remotas. Las recuperaron en septiembre para analizar las partículas que habían acumulado los mejillones. Para analizar el agua superficial utilizan un dispositivo de red flotante.
“Te vuela la cabeza que en sólo dos kilómetros puedas recoger todos estos microplásticos diminutos”, afirma la oceanógrafa Argyro Adamopoulou, del laboratorio HCMR, refiriéndose a las muestras recogidas en la red que filtra el agua.
Según los científicos, todo el Mediterráneo, una cuenca semicerrada, se ha convertido en un foco de microplásticos.
Según Nikoletta Digka, bióloga del HCMR, las partículas recogidas en Grecia variaban en forma, desde fragmentos a películas, microfibras o bolitas, y eran en su mayoría azules o transparentes, lo que indica que proceden de plásticos de un solo uso, como bolsas de basura y botellas de agua.
Con el tiempo, las olas, las corrientes y la exposición al sol los descomponen y se hacen más difíciles de detectar.
Las concentraciones aún no son lo bastante elevadas como para resultar perjudiciales para el ser humano, pero los microplásticos se encuentran en todas y cada una de las especies que el equipo ha analizado hasta ahora, explica Digka.
“En promedio, encontramos uno o dos microplásticos por población que analizamos”, afirmó Digka, quien advirtió de que, si no se toman medidas, la continua fragmentación aumentará la cantidad de microplásticos ingeridos por los organismos marinos, lo que elevará el riesgo para los seres humanos.
(Reporte de Stelios Misinas; Escrito por Renee Maltezou; Editado en Español por Ricardo Figueroa)













