El nuevo presidente de Bolivia se enfrenta a una falta de reservas y a un Congreso fracturado

Por Lucinda Elliott y Daniel Ramos

LA PAZ, 7 nov (Reuters) – El presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz, tomará posesión de su cargo el sábado, heredando una economía en crisis y enfrentándose a complicadas negociaciones en la legislatura para aprobar las reformas que, según los economistas, son necesarias para estabilizar las finanzas del país.    Paz, un exsenador centrista del Partido Demócrata Cristiano, ganó la segunda vuelta de las elecciones del 19 de octubre. Su victoria supuso un cambio histórico para Bolivia tras casi dos décadas de gobierno de izquierda bajo el Movimiento al Socialismo (MAS).

Aunque el partido de Paz es el más grande de la Asamblea Legislativa, no tiene mayoría en ninguna de las cámaras, por lo que tendrá que forjar alianzas. Sin embargo, la nueva legislatura, que estará en funciones hasta 2030, está dominada por partidos proempresariales y de derecha, lo que podría allanar el camino para políticas favorables al mercado, según los analistas.

El presidente libertario de Argentina, Javier Milei, y el mandatario izquierdista de Chile, Gabriel Boric, estarán entre los asistentes a la toma de posesión del 8 de noviembre en La Paz.

El reto inmediato de Paz es garantizar la financiación externa y aplicar políticas que pueden ser impopulares, como recortar los subsidios energéticos y avanzar hacia un sistema de tipo de cambio más flexible.

“Cuando Paz asuma el cargo, no tendrá reservas líquidas en el Banco Central para importar combustible”, afirmó el economista Juan Sola, de BancTrust & Co. “Pero los prestamistas multilaterales están dispuestos a apoyar a Bolivia en este nuevo proceso”.

Bolivia, un país sin salida al mar que produce gas natural y cereales, está atravesando su peor crisis económica en décadas. La nacionalización de industrias estratégicas ha disuadido la inversión extranjera, lo que ha afectado a la producción.

La inflación anual ha superado el 20%, mientras que la disminución de las reservas de divisas, erosionadas por el estancamiento de la producción y exportación de energía, ha provocado una grave escasez de combustible y dólares estadounidenses.

“En términos médicos, la economía está al borde de la muerte”, afirmó Gabriel Espinoza, asesor económico del nuevo Gobierno.

Paz ha afirmado que una de sus primeras prioridades será reducir los subsidios al diésel para la agricultura y otros sectores empresariales. Los subsidios a la gasolina para el transporte público se eliminarán de forma gradual con el fin de amortiguar el impacto en los ciudadanos de a pie, según ha declarado Paz.

El mes pasado, Paz viajó a Washington para reunirse con acreedores multilaterales.

Tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) han expresado su disposición a apoyar al nuevo Gobierno. Todos los préstamos deben ser aprobados por la Asamblea Legislativa de Bolivia.

Paz, que se ha comprometido a mantener los programas sociales y a promover el crecimiento impulsado por el sector privado, se resistió inicialmente a solicitar el apoyo del FMI. Sin embargo, una fuente cercana al Gobierno afirmó que el equipo económico de Paz ya había presentado su programa a ese organismo con la esperanza de que este pudiera abrir nuevas líneas de crédito.

La capacidad de Paz para conseguir el apoyo público a sus medidas será clave para la estabilidad política, afirmó Sola.

“De esta manera, el Gobierno evita que se le perciba como si simplemente cumpliera con las exigencias del FMI”, afirmó Sola.

ALIANZAS EMERGENTES

Navegar por la fragmentada legislatura boliviana es uno de los retos más acuciantes de Paz.

Para reforzar su posición, Paz ha incorporado a figuras de la Alianza Unidad, favorable a los negocios, que obtuvo aproximadamente el 20 % de los escaños en la cámara baja. Juntas, esta alianza y el Partido Demócrata Cristiano (PDC) de Paz cuentan ahora con una mayoría operativa en ambas cámaras.

El portavoz de la Alianza Unidad, Marco Fuentes, declaró a Reuters que el bloque apoyaría “todos aquellos proyectos e iniciativas que vayan en beneficio del país”, al tiempo que impulsaría sus propias prioridades.

Elena Pachacute, senadora de la conservadora Alianza Libre, afirmó en una entrevista que Paz había adoptado un plan de rescate económico similar al de su coalición.

Sin embargo, siguen existiendo dudas sobre la lealtad de algunos legisladores afiliados a Paz, en particular aquellos que han tenido vínculos en el pasado con el MAS y su fundador, el expresidente Evo Morales.

“Paz tiene vínculos con el MAS”, afirmó Sola. “(Pero) no sabemos si ellos (los legisladores afiliados al MAS) terminarán apoyándolo”.

(Por Lucinda Elliott en Montevideo y Daniel Ramos en La Paz; Editado en español por Nicolás Misculin)

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