7 nov (Reuters) -James D. Watson, el brillante pero controvertido biólogo estadounidense cuyo descubrimiento en 1953 de la estructura del ADN, la molécula de la herencia, inauguró la era de la genética y sentó las bases de la revolución biotecnológica de finales del siglo XX, falleció a los 97 años.
Su muerte fue confirmada por el Laboratorio Cold Spring Harbor de Long Island, donde trabajó durante muchos años. El New York Times informó que Watson falleció esta semana en un hospicio de Long Island.
En sus últimos años, la reputación de Watson se vio empañada por comentarios sobre genética y raza que le llevaron al ostracismo del establishment científico.
Ya en su juventud se lo conocía tanto por sus escritos y por su personalidad de “enfant-terrible” -incluida su disposición a utilizar los datos de otro científico para impulsar su propia carrera- como por su capacidad para la ciencia.
Sus memorias de 1968, “The Double Helix”, eran un relato sin concesiones de cómo él y el físico británico Francis Crick fueron los primeros en determinar la forma tridimensional del ADN.
Este logro les valió el Premio Nobel de Medicina de 1962 y, con el tiempo, daría lugar a la ingeniería genética, la terapia génica y otras medicinas y tecnologías basadas en el ADN.
Crick se quejó de que el libro “invadía groseramente mi intimidad” y otro colega, Maurice Wilkins, se opuso a lo que calificó de “imagen distorsionada y desfavorable de los científicos” como personajes ambiciosos dispuestos a engañar a colegas y competidores con tal de hacer un descubrimiento.
Además, Watson y Crick, que realizaron su investigación en la Universidad de Cambridge, fueron muy criticados por utilizar datos brutos recogidos por la cristalógrafa de rayos X Rosalind Franklin para construir su modelo de ADN -como dos escaleras entrelazadas- sin reconocer plenamente su contribución.
En 2007, Watson volvió a provocar ira generalizada cuando dijo al Times de Londres que creía que las pruebas indicaban que la inteligencia de los africanos “no era realmente (…) la misma que la nuestra”.
Acusado de promover teorías racistas desacreditadas desde hacía tiempo, poco después se vio obligado a retirarse de su cargo como rector del Laboratorio Cold Spring Harbor (CSHL) de Nueva York.
Aunque más tarde se disculpó, hizo comentarios similares en un documental de 2019, calificando de “genéticos” los diferentes logros raciales en las pruebas de coeficiente intelectual, atribuidos por la mayoría de los científicos a factores ambientales.
James Dewey Watson nació en Chicago el 6 de abril de 1928 y se licenció en Zoología por la Universidad de Chicago en 1947. Se doctoró en la Universidad de Indiana, donde se especializó en genética.
En 1951 se incorporó al laboratorio Cavendish de Cambridge, donde conoció a Crick y comenzó la búsqueda de la química estructural del ADN.
La doble hélice abrió las puertas a la revolución genética. En la estructura propuesta por Crick y Watson, los peldaños de la escalera de caracol estaban formados por pares de sustancias químicas denominadas nucleótidos o bases.
Como señalaron al final de su artículo de 1953: “No se nos ha escapado que el emparejamiento específico que hemos postulado sugiere inmediatamente un posible mecanismo de copia del material genético”.
Esa frase, a menudo calificada como el mayor eufemismo de la historia de la biología, significaba que la estructura de base de hélice proporcionaba el mecanismo por el cual la información genética podía copiarse con precisión de una generación a la siguiente.
Este conocimiento condujo al descubrimiento de la ingeniería genética y de otras muchas técnicas relacionadas con el ADN.
Watson y Crick tomaron caminos separados tras sus investigaciones sobre el ADN. Watson tenía 25 años y, aunque nunca volvió a hacer un descubrimiento científico que se acercara a la importancia de la doble hélice, siguió siendo una importante figura científica.
En 1990, Watson fue elegido para dirigir el Proyecto Genoma Humano, cuyo objetivo era determinar el orden de los 3.000 millones de unidades químicas que constituyen el ADN completo de los seres humanos.
Cuando los Institutos Nacionales de Salud, que financiaban el proyecto, decidieron solicitar patentes sobre algunas secuencias de ADN, Watson arremetió contra el director de los NIH y dimitió, argumentando que el conocimiento del genoma debía seguir siendo de dominio público.
En 2007 se convirtió en la segunda persona del mundo en tener su genoma completo secuenciado. Hizo pública la secuencia, argumentando que la preocupación por la “privacidad genética” era exagerada, pero hizo una excepción al decir que no quería saber si tenía un gen asociado a un mayor riesgo de padecer alzhéimer.
(Editado en español por Javier Leira)












