Por Susana Vera y Emma Pinedo
VEGAS DE MATUTE, España, 20 nov (Reuters) -José Luis Cubo observó cómo los forenses desenterraban el cadáver de un hombre al que su abuelo había ayudado a enterrar al comienzo de la Guerra Civil española, en 1936, tras ser ejecutado por las fuerzas fascistas.
Los restos extraídos de una fosa de barro en las tierras de cultivo de Vegas de Matute, a 75 kilómetros al norte de Madrid, son o bien los de Luis García Hernández, profesor y sindicalista de 42 años, o bien los de Julio Maroto Ortega, de 60 años, trabajador de carreteras, según creen los activistas de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, una organización sin ánimo de lucro.
La exhumación forma parte de una iniciativa iniciada por las asociaciones de víctimas en el 2000 y retomada por el Gobierno liderado por los socialistas en 2018 para revisar y resolver los crímenes del pasado bajo el dictador fascista Francisco Franco.
En Vegas de Matute, Cubo, de 83 años, dijo que su abuelo Lorenzo Cubo había visto un camión de la milicia fascista Falange Española llegar a la zona, luego escuchó disparos, y los lugareños encontraron los cuerpos y los enterraron cuando cayó la noche.
“Esta zona era conocida como la tierra de los muertos. Aquí se seguía cultivando. Y donde creíamos que estaban enterrados, pues salían unos trigos que crecían mucho más que alrededor”, dijo Cubo.
La sociedad española sigue polarizada por el legado de Franco, cuya muerte, hace 50 años un día jueves, dio paso a la democracia en España y su eventual ingreso en la Unión Europea y la OTAN.
El Gobierno, que ha estado rindiendo homenaje a las víctimas, calcula que se encuentra aproximadamente a mitad de camino en el ambicioso proyecto de desenterrar y dignificar los cuerpos de las personas enterradas en fosas comunes durante la guerra civil de 1936-39 y las cuatro décadas de dictadura de Franco.
No existe un recuento oficial de los desaparecidos durante aquella época, pero en 2008 el exmagistrado de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón cifró en unas 114.000 el número probable de víctimas.
El Gobierno cree que sólo se pueden recuperar 20.000 debido al paso del tiempo, la construcción de carreteras y otros factores.
Se han encontrado unos 9.000 cadáveres y el resto debería desenterrarse en los próximos cuatro años, dijo a Reuters el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez López.
Aunque sólo se han identificado 700, el Gobierno afirma que la recuperación de cada cuerpo es valiosa y que los que permanecen sin identificar se colocan en lugares conmemorativos más formales.
“Cada fosa que abrimos, es una herida que cerramos”, dijo Martínez.
(Escrito por Emma Pinedo; edición de Aislinn Laing, Andrei Khalip y Mark Heinrich; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)


















