Por Maya Gebeily y Timour Azhari
DAMASCO, 11 dic (Reuters) -El principal comandante de los combatientes que derrocaron a Bashar al-Asad dijo el miércoles que se perseguirá a cualquiera que esté implicado en la tortura o el asesinato de detenidos durante el gobierno del derrocado presidente sirio, y que los indultos quedan descartados.
“Los perseguiremos en Siria y pedimos a los países que nos entreguen a los que huyeron para que podamos hacer justicia”, declaró Abu Mohammed al-Golani en un comunicado publicado en el canal de Telegram de la televisión estatal siria.
El mundo está muy atento para ver si los nuevos gobernantes pueden estabilizar Siria y evitar que se desate una venganza violenta tras una guerra civil de 13 años librada a lo largo de líneas sectarias y étnicas que destruyó el país.
Siria dirigió uno de los estados policiales más opresivos de Oriente Medio durante las cinco décadas de gobierno de la familia Asad.
Golani, cuya antigua filial de Al Qaeda, Hayat Tahrir al Sham (HTS), es ahora la fuerza más poderosa del país, debe equilibrar las demandas de justicia con la necesidad de evitar represalias y garantizar la ayuda internacional.
Mohammad al-Bashir, el hombre instalado por los combatientes de Golani al frente de la administración provisional, dijo que su objetivo es traer de vuelta a millones de refugiados, crear unidad y prestar servicios básicos, aunque la reconstrucción será una tarea titánica con los escasos fondos disponibles.
“En las arcas sólo hay libras sirias, que valen poco o nada. Un dólar compra 35.000 de nuestras monedas”, declaró al-Bashir al diario italiano Il Corriere della Sera.
“No tenemos divisas y en cuanto a préstamos y bonos todavía estamos recopilando datos. Así que sí, financieramente estamos muy mal”, dijo Bashir, que anteriormente dirigió una pequeña administración liderada por los rebeldes al noroeste de Siria.
Reconstruir Siria es una tarea colosal tras una guerra civil que dejó miles de muertos, redujo las ciudades a ruinas, despobló el campo y dejó la economía destruida por las sanciones internacionales. Millones de refugiados siguen en campamentos tras uno de los mayores desplazamientos de los tiempos modernos.
COMPROMISO CAUTO
Los funcionarios extranjeros están manteniendo contactos cautos con los antiguos rebeldes, aunque Estados Unidos, Naciones Unidas y la Unión Europea, entre otros, siguen considerando a HTS una organización terrorista.
El nuevo gobierno debe “mantener compromisos claros de respetar plenamente los derechos de las minorías, facilitar el flujo de ayuda humanitaria a todos los necesitados e impedir que Siria sea utilizada como base para el terrorismo o suponga una amenaza para sus vecinos”, dijo el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, afirmó que “es nuestro deber hacer todo lo posible para apoyar a los diferentes líderes sirios con el fin de asegurarnos de que se unen, de que son capaces de garantizar una transición sin problemas”.
Aparte de las prohibiciones antiterroristas vigentes contra los antiguos rebeldes, Siria también sigue sometida a las sanciones financieras estadounidenses, europeas y de otros países impuestas contra Damasco bajo el régimen de Asad.
Un congresista republicano y otro demócrata escribieron una carta pidiendo la suspensión de algunas sanciones a Siria. Las medidas más severas impuestas por Estados Unidos en tiempos de guerra deben renovarse este mes y los antiguos rebeldes dijeron a Reuters que están en contacto con Washington para estudiar la posibilidad de suavizarlas.
Para los refugiados, la perspectiva de volver a casa supone una mezcla de alegría y dolor por las penurias del exilio. Los sirios hacían cola en la frontera turca el miércoles para volver a casa, hablando de sus expectativas de una vida mejor tras lo que para muchos fue una década de penurias en Turquía.
“No tenemos a nadie aquí. Volvemos a Latakia, donde tenemos familia”, dijo Mustafá mientras se preparaba para volver a Siria con su esposa y sus tres hijos por el paso de Cilvegozu, en el sur de Turquía. Decenas de sirios más esperaban para cruzar.
El viceconsejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jon Finer, indicó a Reuters que Washington aún está estudiando cómo se relacionará con los antiguos rebeldes.
“Hemos visto a lo largo de los años a numerosos grupos militantes que han tomado el poder, han prometido que respetarían a las minorías, la libertad religiosa, que gobernarían de forma inclusiva, y luego hemos visto cómo incumplían esas promesas”, declaró por su parte el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller.
(Reporte de Maya Gebeily y Timour Azhari en Damasco; Suleiman al-Khalidi y Firas Makdesi en Amán; Cristina Carlevaro en Roma; Ece Toksabay y Mert Ozkan en Yayladagi (Turquía); David Brunnstrom, Erin Banco y Simon Lewis en Washington y Dmitry Antonov en Moscú; escrito por Lincoln Feast, Michael Georgy y Peter Graff; editado en español por Carlos Serrano)