29 ene (Reuters) – Los rebeldes del M23 de la República Democrática del Congo avanzan hacia Bukavu, capital de la provincia de Kivu del Sur, en lo que parece un intento de ampliar su zona de control en el este del país tras capturar la ciudad de Goma.
Los últimos avances forman parte de una importante escalada de un conflicto de décadas por el poder, la identidad y los recursos, en el que han muerto a cientos de miles de personas y en el que más de un millón han sido desplazadas desde que resurgió.
¿QUÉ ESTÁ OCURRIENDO EN GOMA?
Tras entrar en Goma, los rebeldes se enfrentaron a focos de resistencia, especialmente en torno a zonas estratégicas como el aeropuerto. Después tomaron el control del aeropuerto y cientos de tropas gubernamentales y milicias aliadas depusieron las armas.
El miércoles por la mañana, los rebeldes controlaban la devastada ciudad. Corneille Nangaa, líder de la Alianza del Río Congo (AFC), que incluye a los rebeldes del M23 de la República Democrática del Congo, declaró que planeaban gobernar Goma.
Las fuerzas del M23 avanzaban hacia el sur desde la ciudad de Minova, por la orilla occidental del lago Kivu, en dirección a Bukavu, dijeron cinco fuentes diplomáticas y de seguridad.
¿QUÉ ES EL 23M?
El M23, que hace referencia al acuerdo del 23 de marzo de 2009 que puso fin a una revuelta anterior liderada por tutsis en el este del Congo, es el último grupo de insurgentes de etnia tutsi en alzarse en armas contra las fuerzas congoleñas. Inició la actual rebelión en 2022.
El grupo ha acusado al gobierno del Congo de no cumplir el acuerdo de paz e integrar plenamente a los tutsis congoleños en el ejército y la administración.
También promete defender los intereses de los tutsis, en particular contra las milicias de etnia hutu, como las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), fundadas por hutus que huyeron de Ruanda tras participar en el genocidio de cerca de un millón de tutsis y hutus moderados en 1994.
Desde principios de 2025, los rebeldes se han apoderado de nuevos territorios y han alcanzado Goma, la capital de la provincia de Kivu Norte, lo que ha provocado que cientos de miles de personas más huyan de sus hogares.
Desde hace más de un año, el M23 controla la región minera congoleña de Rubaya, dedicada a la extracción de coltán, que genera unos 800.000 dólares al mes gracias a un impuesto sobre la producción, según la ONU. La expansión del grupo a nuevos territorios en las últimas semanas le da margen para obtener más ingresos de la minería, según analistas.
¿POR QUÉ ESTÁ IMPLICADA RUANDA?
El gobierno del Congo, funcionarios de la ONU y potencias occidentales, incluido Estados Unidos, han acusado a Ruanda, vecina del Congo, de alimentar el conflicto y apoyar al M23. Las acusaciones se basan en un informe de 2022 de un Grupo de Expertos de la ONU que afirmaba tener “pruebas sólidas” de que tropas ruandesas luchaban junto a los rebeldes del M23.
Ruanda, que niega respaldar a los rebeldes, afirma que ha tomado lo que denomina medidas defensivas y acusa al Congo de luchar junto a las FDLR, que han atacado a tutsis en ambos países.
Ruanda tiene un largo historial de intervenciones militares en el Congo. Ruanda y Uganda invadieron el país en 1996 y 1998, alegando que se defendían de las milicias locales y que perseguían a los autores del genocidio ruandés de 1994.
¿QUÉ HACEN LAS FUERZAS DE PAZ DE LA ONU Y OTRAS FUERZAS?
Las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU han apoyado los esfuerzos del ejército congoleño para frenar al M23 como parte del mandato de la Misión de Estabilización de la ONU en la República Democrática del Congo, que lleva años luchando contra los numerosos grupos rebeldes activos en el este del Congo.
La retirada acordada de la misión del Congo ha quedado en suspenso debido al deterioro de la situación de seguridad. En diciembre, había casi 11.000 efectivos de mantenimiento de la paz sobre el terreno, la mayoría en el este.
Desde la caída de Goma, la misión ha evacuado a parte de su personal y sus familias. Su base ha recibido a un gran número de personas en busca de refugio, entre ellas funcionarios del gobierno y del ejército y diversos elementos, como los combatientes de la milicia progubernamental Wazalendo, que han entregado sus armas.
(Redacción de Bate Felix y Alessandra Prentice; edición de Timothy Heritage. Editado en español por Natalia Ramos)
