Golpeados por clima adverso, baja de impuestos es insuficiente para agricultores de Argentina

Por Nicolás Misculin

VEINTICINCO DE feb (Reuters) – De pie entre plantas de maíz enhiestas y secas, el agricultor Darío Sabini muestra las mazorcas más pequeñas que lo usual antes de tomar las hojas de los cultivos -que deberían verse verdes- para hacerlas crujir entre sus dedos.

“Estamos viendo acá un maíz que ya ha perdido la vida. La planta ya está amarilla, esto no vuelve más”, señaló el agricultor de la localidad de Veinticinco de Mayo, poco más de 200 kilómetros al oeste de Buenos Aires. “La ecuación no cierra”, añadió sobre los resultados esperados de cosecha.

Sabini, que produce soja, maíz y carne en más de 3.000 héctareas, es uno de los miles de productores rurales de Argentina -una potencia agrícola mundial- afectados por el clima seco y cálido de enero, en medio del fenómeno climático conocido como La Niña.

Luego de un comienzo prometedor de la temporada 2024/25, las condiciones adversas llevaron a los expertos a recortar repetidamente sus pronósticos de cosecha a 49,6 millones de toneladas para la soja y a 49 millones para el maíz, de acuerdo con la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, que algunos analistas consideran que podrían ser incluso inferiores.

“Tiene que llover. Ojalá que llueva pronto y logremos mejorar a rindes de 2.000 kilos (por hectárea), con menos de eso es muy complicado. Se ve mucha flor abortada y se ve que se frenó en su desarrollo”, explicó el agricultor Juan Gardey junto a plantas de soja que parecían derretirse por el calor y la falta de agua en Veinticinco de Mayo.

La caída en la cosecha podría convertirse en un problema mayúsculo para Argentina, el mayor exportador global de aceite y harina de soja y el tercero de maíz, ya que la estabilidad de su tipo de cambio depende en gran medida de los ingresos de divisas generados por los agricultores.

De acuerdo con un reciente informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, el 70% del núcleo agrícola del país recibió en enero solo entre 30 y 40% de la media mensual, lo que derivó en que en la mitad de la región los cultivos de soja tengan una calidad entre regular y mala.

“Si ahora empezara a llover podrías tener 45 millones de cada cultivo (por soja y maíz). Cada semana que pase de febrero sin llover perdés 5 millones de toneladas de cada cultivo”, consideró el agroclimatólogo Eduardo Sierra, quien asesora a la Bolsa de Buenos Aires.

Para Sierra, la producción final de soja y maíz de Argentina estará cerca de los 40 millones de toneladas, frente a los 50,2 millones de la oleaginosa y los 49,5 millones del cereal cosechados en el ciclo 2023/24, según datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

Si bien la mayoría de los expertos augura lluvias para las próximas semanas -el pico de la recolección comienza en abril-, su cantidad y su área de cobertura son una incógnita.

Tras las altas temperaturas del último fin de semana, la Bolsa de Buenos Aires prevé precipitaciones dispares que podrían mejorar la situación de los cultivos en gran parte de la región agrícola de Argentina, aunque “dejarán algunas zonas sin alivio”.

Con altos costos de insumos y arrendamiento, que se suman a precios internacionales inferiores a los de otros años, la situación se ha vuelto crítica para algunos agricultores.

“El panorama es bastante incierto, los rindes (rendimientos) van a ser flacos tanto en maíz como en soja. Básicamente está todo complicado”, dijo a Reuters el productor José Cozzi, de la región de Lobos, en la provincia de Buenos Aires.

MENOS IMPUESTOS, ¿MÁS VENTAS?

Preocupado por la situación del sector, primordial para la macroeconomía argentina, el presidente ultraliberal Javier Milei decidió reducir desde la semana pasada hasta junio impuestos a las exportaciones agrícolas con el fin de acelerar las ventas de granos que generen las divisas que el país necesita.

Sin embargo, el alza de precios que debería implicar la reducción de impuestos del 33% al 26% para la soja, del 31% al 24,5% en el caso de los derivados de la oleaginosa y del 12% al 9,5% para el maíz y el trigo no se ha reflejado por completo en los valores locales de los granos, según algunos productores.

“El precio de la soja no se ha modificado mucho, tuvo un aumento que no es realmente significativo y me imagino que, como nosotros, la mayoría de los productores el ‘stock’ que tiene hoy para vender es mínimo”, afirmó Gardey.

El productor Sabini, que es también el presidente de la sede de la Sociedad Rural Argentina de Veinticinco de Mayo, dijo que algunos puntos de difícil cumplimiento vuelven complicada la aplicación del recorte en los impuestos conocidos localmente como “retenciones”.

Según la Bolsa de Comercio de Rosario, la principal plaza de granos del país, el precio de la soja subió de 295.500 pesos (281 dólares) el jueves 23 de enero (antes del anuncio de la baja de impuestos) a 315.000 pesos el viernes pasado, aunque con un volumen acotado de negocios.

“Con cosechas deficitarias en kilos como ésta, creo que las bajas de las retenciones no van a tener el efecto esperado”, aseguró el productor Javier Domínguez, quien cultiva tierras en las localidades de Suipacha y Mercedes, en la provincia de Buenos Aires.

(1 dólar = 1.051,5 pesos)

(Reporte de Nicolás Misculin, editado por Lucila Sigal)

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