DUBÁI, 9 abr (Reuters) – Cansados de largos años de sanciones mordaces y preocupados por las amenazas estadounidenses de una acción militar, los iraníes han respondido a la perspectiva de conversaciones este fin de semana con expresiones de esperanza que han impulsado su mercado de valores y su deprimida moneda.
Las conversaciones entre Estados Unidos e Irán en Omán deben abordar la larga disputa entre Irán y Occidente sobre su programa nuclear, aunque los funcionarios iraníes son escépticos sobre el progreso y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha amenazado repetidamente con bombardeos si no se llega a un acuerdo.
Muchas personas en Irán con las que Reuters habló por teléfono seguían siendo pesimistas sobre el futuro. Pero incluso la escasa posibilidad de un acuerdo con un impredecible presidente estadounidense que a menudo ha presumido de sus habilidades negociadoras ha dado a algunas personas un poco de optimismo.
Trump anunció las conversaciones el lunes. El miércoles, la moneda iraní, el rial, que se había hundido hasta un mínimo histórico de 1.050.000 por dólar y cuyo valor suele seguir los giros geopolíticos de Irán, se había fortalecido ligeramente hasta los 999.000 por dólar.
La bolsa de Teherán subió un 2,16% el martes, su mejor resultado desde enero, ya que los inversores pasaron de los valores refugio en oro y divisas a las acciones nacionales. El mercado había subido otro 1,1% en las primeras operaciones del miércoles.
Irán ha mantenido relaciones tensas con las potencias occidentales y otros países importantes durante gran parte de las décadas transcurridas desde su Revolución Islámica de 1979, en particular desde 2003, cuando la disputa sobre su programa de enriquecimiento de uranio pasó a tener el papel protagonista.
“Durante años hemos sufrido por esta disputa. Ha llegado el momento de poner fin a este punto muerto. Queremos llevar una vida normal, sin hostilidades y, sobre todo, sin presiones económicas”, dijo Amir Hamidian, dirigente jubilado de Teherán.
“No quiero que bombardeen mi país. (…) La vida ya es demasiado cara. Mi poder adquisitivo disminuye cada día”, dijo este padre de tres hijos, cuyo salario mensual equivale a unos 120 dólares.
A pesar de su dura retórica, el estamento clerical de la República Islámica se siente obligado a aceptar las conversaciones por temor a que el enfado por el deterioro de la economía desencadene protestas, según declararon cuatro representantes iraníes a Reuters en marzo.
Los economistas creen que el alivio de las sanciones podría reducir los costes de importación e impulsar los precios de exportación para las empresas iraníes, pero los inversores cautelosos se aferran a las apuestas a corto plazo ante las dudas sobre el resultado de las conversaciones previstas para el sábado.
(Redacción de Parisa Hafezi; edición de Angus McDowall y Mark Heinrich; edición en español de María Bayarri Cárdenas)