Por Erin Banco, Phil Stewart, Gram Slattery y Mike Stone
NUEVA YORK/WASHINGTON (Reuters) – Alrededor de una semana después de que Donald Trump inició su segundo mandato como presidente, el Ejército de Estados Unidos ordenó a tres aerolíneas de carga que operaban desde la base aérea de Dover, en Delaware, y desde una base estadounidense en Qatar que detuvieran 11 vuelos cargados con proyectiles de artillería y otro armamento con destino a Ucrania.
En cuestión de horas, llegaron a Washington preguntas frenéticas de ucranianos en Kiev y de funcionarios en Polonia, donde se coordinaban los envíos. ¿Quién ordenó al Mando de Transporte de Estados Unidos, conocido como TRANSCOM, detener los vuelos? ¿Se trataba de una pausa permanente de toda la ayuda? ¿O sólo de algunas?
Funcionarios de seguridad nacional de alto rango -de la Casa Blanca, el Pentágono y el Departamento de Estado- no pudieron dar respuestas. En una semana, los vuelos volvieron a estar en el aire.
La orden verbal partió de la oficina de Pete Hegseth, el secretario de Defensa, según los registros de TRANSCOM revisados por Reuters.
Las cancelaciones ocurrieron después una reunión en el Despacho Oval el 30 de enero sobre Ucrania en la que participaron Hegseth y otros funcionarios de seguridad nacional de alto rango, dijeron tres fuentes familiarizadas con la situación.
Durante la reunión, surgió la idea de detener la ayuda a Ucrania, dijeron dos personas con conocimiento del encuentro, pero el presidente Trump no dio ninguna instrucción de detener la ayuda a Ucrania.
El presidente desconocía la orden de Hegseth, al igual que otros funcionarios de seguridad nacional de alto rango presentes en la reunión, según dos fuentes informadas sobre las conversaciones privadas en la Casa Blanca y otra con conocimiento directo del asunto.
Cuando se le pidió que comentara este informe, la Casa Blanca dijo a Reuters que Hegseth había seguido una directiva de Trump de pausar la ayuda a Ucrania, que, sostuvo, era la posición del Gobierno en ese momento. No explicó por qué, según los que hablaron con Reuters, los funcionarios de seguridad nacional en el proceso normal de toma de decisiones no sabían de la orden o por qué se revirtió tan rápidamente.
“Negociar el fin de la guerra entre Rusia y Ucrania ha sido una situación compleja y fluida. No vamos a detallar cada conversación entre altos funcionarios de la administración durante el proceso”, dijo Karoline Leavitt, portavoz de la Casa Blanca. “La conclusión es que la guerra está mucho más cerca de su fin hoy de lo que estaba cuando el presidente Trump asumió el cargo”.
La orden de suspender la ayuda militar autorizada bajo el Gobierno de Joe Biden entró en vigor oficialmente un mes después, el 4 de marzo, con un anuncio de la Casa Blanca.
La historia de cómo se cancelaron los vuelos, detallada por Reuters por primera vez, apunta a un proceso de elaboración de políticas a veces desordenado dentro del Gobierno de Trump y una estructura de mando que no está clara ni siquiera para los miembros de alto rango.
La pausa de varios días de los vuelos, confirmada por cinco personas con conocimiento de ello, también muestra confusión en la forma en que la administración ha creado e implementado la política de seguridad nacional.
En el Pentágono, el desorden es un secreto a voces, y muchos funcionarios y exfuncionarios afirman que el departamento está plagado de desacuerdos internos sobre política exterior, rencores profundamente arraigados y personal inexperto.
Reuters no pudo establecer con exactitud cuándo la oficina de Hegseth ordenó cancelar los vuelos de carga. Dos fuentes dijeron que funcionarios ucranianos y europeos empezaron a preguntar por la pausa el 2 de febrero. Los registros de TRANSCOM indican que hubo una orden verbal del “SECDEF” -el secretario de Defensa- que detuvo los vuelos y que se habían reanudado el 5 de febrero.
“Esto es coherente con la política de la administración de actuar rápido, romper cosas y solucionarlas más tarde. Esa es su filosofía de gestión”, afirmó Mark Cancian, oficial retirado de los Marines y experto en defensa del grupo de expertos Center for Strategic and International Studies.
“Eso es estupendo para Silicon Valley. Pero cuando estás hablando de instituciones que han existido durante cientos de años, vas a encontrarte con problemas”.
La interrupción de los envíos causó consternación en Kiev.
Los ucranianos preguntaron rápidamente al Gobierno a través de múltiples canales, pero tuvieron dificultades para obtener información útil, según un funcionario ucraniano con conocimiento directo de la situación. En conversaciones posteriores con los ucranianos, la administración tachó la pausa de “política interna”, dijo la fuente. Los funcionarios ucranianos no respondieron a las peticiones de comentarios.
El envío de armas estadounidenses a Ucrania requiere el visto bueno de varias agencias y puede tardar semanas o incluso meses en completarse, dependiendo del tamaño del cargamento. La mayor parte de la ayuda militar estadounidense pasa por un centro logístico en Polonia antes de ser recogida por representantes ucranianos y transportada al país.
Este centro puede retener los envíos durante largos periodos de tiempo. No está claro si los 11 vuelos cancelados fueron los únicos programados esa semana de febrero, cuánta ayuda había ya almacenada en Polonia y si siguió llegando a Ucrania a pesar de las órdenes de TRANSCOM.
Las revelaciones llegan en un momento de agitación en el departamento. Varios de los principales asesores de Hegseth fueron escoltados fuera del edificio el 15 de abril tras ser acusados de revelación no autorizada de información clasificada.
El secretario sigue siendo objeto de escrutinio, incluso por parte del Congreso, sobre sus propias comunicaciones. Anteriormente ha atribuido las acusaciones de desórdenes a empleados descontentos.
Los vuelos cancelados contenían armas que habían sido aprobadas por la administración de Joe Biden y autorizadas por los legisladores del Capitolio.
Reuters no pudo determinar si Hegseth o su equipo sabían cómo se desarrollaría la orden a TRANSCOM o que la orden supondría un cambio sustancial en la política estadounidense sobre Ucrania. Tres fuentes familiarizadas con la situación dijeron que Hegseth malinterpretó las conversaciones con el presidente sobre la política respecto de Ucrania y los envíos de ayuda, sin dar más detalles.
Otras cuatro personas informadas de la situación dijeron que un pequeño grupo de funcionarios del Pentágono, muchos de los cuales nunca han ocupado un cargo en el Gobierno y que durante años se han manifestado en contra de la ayuda estadounidense a Ucrania, aconsejaron a Hegseth que considerara la posibilidad de interrumpir la ayuda al país.
Dos personas familiarizadas con el asunto negaron que haya habido un verdadero corte de la ayuda. Una de ellas lo describió como una pausa logística.
“Sólo querían saber qué estaba pasando y la gente lo malinterpretó como: ‘Hay que pararlo todo'”, dijo uno de ellos.
(Reporte de Erin Banco, Phil Stewart, Gram Slattery y Mike Stone. Editado en Español por Ricardo Figueroa)