Por Chen Aizhu
SINGAPUR (Reuters) – Los operadores han renombrado más de 1.000 millones de dólares de envíos de petróleo venezolano a China como crudo brasileño en el último año, según dos empresas de seguimiento de petroleros, documentos de empresas y cuatro comerciantes, lo que ayuda a los compradores a reducir costos logísticos y eludir las sanciones estadounidenses.
Las refinerías independientes de China son los principales compradores de los envíos marítimos de petróleo procedentes de los países sancionados por Estados Unidos, y Malasia es un centro de transbordo clave para el crudo venezolano e iraní.
Sin embargo, desde julio de 2024, los intermediarios también han reetiquetado el petróleo venezolano como procedente de Brasil. Esto ha permitido a los petroleros navegar directamente de Venezuela a China, saltándose la escala en aguas de Malasia y acortando el viaje unos cuatro días.
Washington ha impuesto sanciones a las exportaciones energéticas venezolanas desde 2019 para reducir los ingresos por exportación de petróleo que financian al Gobierno del presidente Nicolás Maduro, que lleva más de una década en el poder con unas elecciones que, según los observadores, fueron fraudulentas.
Maduro y su gobierno han rechazado las sanciones de Estados Unidos y otros países, diciendo que son medidas ilegítimas que equivalen a una “guerra económica” y están diseñadas para paralizar a Venezuela.
Desde que las sanciones están en vigor, los operadores han transferido crudo de un barco a otro en el mar para ocultar el origen del petróleo venezolano antes de su envío a China, que es el mayor importador de crudo del mundo.
Más recientemente, los transportistas han manipulado la señal de localización de los petroleros para que parezca que parten de puertos brasileños cuando en realidad lo hacen de Venezuela, según datos marítimos, imágenes por satélite y fotos de tierra recopilados y analizados por el servicio de vigilancia TankerTrackers.com. Esta práctica se conoce como “spoofing”.
Según datos de las aduanas chinas, entre julio de 2024 y marzo de 2025 China importó de Brasil unos 2,7 millones de toneladas métricas, o 67.000 barriles diarios (bpd), de bitumen mezclado, por valor de 1.200 millones de dólares.
Las refinerías chinas compran regularmente crudo brasileño, pero Brasil rara vez exporta mezcla de bitumen, según la petrolera estatal Petrobras. Los datos aduaneros brasileños no registran ninguna exportación de mezcla bituminosa a China desde al menos 2023.
El bitumen mixto, o mezcla de bitumen, es un residuo similar al alquitrán. Sin embargo, los grados de crudo típicos de Brasil para la exportación se clasifican como petróleo semidulce procedente de sus prolíficos yacimientos marinos conocidos como presal.
“Lo que exportamos a China es principalmente crudo del presal, no bitumen”, declaró a la prensa Magda Chambriard, presidenta ejecutiva de Petrobras, al margen de una conferencia celebrada en Houston la semana pasada.
Muchos cargamentos de crudo que entran en China marcados como bitumen brasileño contienen en realidad Merey de Venezuela, el crudo pesado insignia que suelen comprar las refinerías independientes chinas a la estatal venezolana PDVSA a través de intermediarios, según las fuentes comerciales, el rastreador de petroleros Vortexa Analytics y documentos internos de PDVSA revisados por Reuters.
Los comerciantes han marcado durante mucho tiempo Merey como mezcla de bitumen, dijeron operadores chinos, porque los refinadores no necesitan cuotas de importación de petróleo crudo del gobierno para traer el petróleo similar al alquitrán.
Para efectuar el cambio, los comerciantes cambian la documentación de los envíos a origen brasileño proporcionando un nuevo certificado de origen para el petróleo, sin enviar buques cerca de Brasil ni pasar por ninguna operación de buque a buque, dijeron tres de los comerciantes.
Este año, varios buques fletados por un intermediario de crudo venezolano, Hangzhou Energy, han “falseado” sus señales, colocándolos artificialmente en Brasil mientras cargaban en Venezuela, según documentos de PDVSA y los datos recopilados por TankerTrackers.com.
Reuters no pudo localizar un contacto de Hangzhou Energy, que según los documentos de PDVSA ha cargado crudo de Venezuela como intermediario desde 2021.
El petrolero Karina, con bandera de Liberia, cargó 1,8 millones de barriles de crudo venezolano Merey 16 para Hangzhou Energy en febrero bajo el nombre de “Katelyn”, según uno de los documentos y TankerTrackers.com. El buque falsificó su señal en Venezuela, haciendo creer que había partido de Brasil. Descargó en el puerto chino de Yangpu a principios de abril, según TankerTrackers.com.
La agencia de aduanas china no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios. PDVSA, el Ministerio de Petróleo de Venezuela y el Gobierno de Brasil no respondieron a las solicitudes de comentarios.
AHORRO DE COSTOS
Además de acortar el viaje y ahorrar los costos de traspaso entre barco y barco, renombrar los cargamentos como brasileños ayuda a garantizar la financiación bancaria, dijo uno de los comerciantes, distribuidor habitual de petróleo venezolano.
“El ahorro en el flete no es mucho, pero ayuda a asegurar la financiación, aliviando la presión financiera de los comerciantes a lo largo de los dos meses de viaje”, dijo la persona.
Los comerciantes declinaron ser nombrados debido a lo delicado del tema.
China, al igual que Venezuela, ha dicho en repetidas ocasiones que se opone a las sanciones unilaterales.
China es el principal destino de las exportaciones de crudo de Venezuela.
Venezuela envió unos 351.000 bpd de petróleo y combustible pesado a China el año pasado. Los volúmenes aumentaron a 463.000 bpd en los primeros cuatro meses de 2025, según documentos de PDVSA y datos de envíos recopilados por Reuters.
La mayor parte de las importaciones chinas de petróleo venezolano aún se declaran como malasias, ya sea como crudo malasio o bitumen mixto, han dicho los comerciantes, y menos del 10% se declaran oficialmente como venezolanas.
(Reporte de Chen Aizhu en Singapur; reporte adicional de Fabio Teixeira en Rio de Janeiro; Editado en Español por Ricardo Figueroa)
